El mundo ya no sueña
Se ha vuelto loco.
Ahora gira al revés. De los árboles cuelgan pelotitas rojas en vez de frutas y ya no hay coches en las carreteras.
El sol sale por la noche y por el día todo es gris y tardío.
Cuando se tiene hambre no se come comida y los hombres tienen voz de mujer.
Las paranoías son constantes y los campos ya no son verdes tampoco, un loco les robó el color.
Porque está loco y es cleptómano, pero nadie lo quiere. O eso cree él; que siente la necesidad de hacerse ver y por eso lleva capa y no antifaz.
Lo único que le interesan son los colores, y no para guardarlos en una estantería de su armario gris; lo hace por ver las caras sorprendidas de las personas que creen recordar que todo antes tenía color pero al final sus rostros se vuelven impasibles, dando por perdida una ilusión que mañana será olvidada.
Menos las pelotitas rojas.
Esas las explota, el muy cabrón.
Me gustaría averiguar donde deja escondidos los colores que roba... quizá en algún rincón perdido de mi memoria, pero tampoco quiero indagar mucho.
Total, qué más da.
Mañana, que es lunes, no me acordaré, igual que siempre.
Y como todos los lunes, el alma pesará ahí mismo... donde siempre.
Ahora gira al revés. De los árboles cuelgan pelotitas rojas en vez de frutas y ya no hay coches en las carreteras.
El sol sale por la noche y por el día todo es gris y tardío.
Cuando se tiene hambre no se come comida y los hombres tienen voz de mujer.
Las paranoías son constantes y los campos ya no son verdes tampoco, un loco les robó el color.
Porque está loco y es cleptómano, pero nadie lo quiere. O eso cree él; que siente la necesidad de hacerse ver y por eso lleva capa y no antifaz.
Lo único que le interesan son los colores, y no para guardarlos en una estantería de su armario gris; lo hace por ver las caras sorprendidas de las personas que creen recordar que todo antes tenía color pero al final sus rostros se vuelven impasibles, dando por perdida una ilusión que mañana será olvidada.
Menos las pelotitas rojas.
Esas las explota, el muy cabrón.
Me gustaría averiguar donde deja escondidos los colores que roba... quizá en algún rincón perdido de mi memoria, pero tampoco quiero indagar mucho.
Total, qué más da.
Mañana, que es lunes, no me acordaré, igual que siempre.
Y como todos los lunes, el alma pesará ahí mismo... donde siempre.