Título: Britin
Autora: guiomar_992
Fandom: QAF
Reto de marzo: Ya es primavera en el Fandom
Rating: TP
Género: Ausente
Advertencia: Post 513. Es la continuación del reto de febrero
FranelaNotas: Referencias a una bola mágica protagonista de una trilogía: 1.
Una bola de nieve de cristal 2.
Muñequitos 3.
El último baileDisclaimer: Los Cowlip dicen que Brian y Justin son suyos. Bah. No estoy de humor para buscar una respuesta ingeniosa.
BRITIN
Brian no había vuelto a Britin desde la noche en que se peleó con Justin por las sábanas de franela.
Había mandado a Ted a recoger algo de ropa y otros efectos personales, con el consentimiento de Justin, pero ahora que el rubio le había avisado que ya no vivía en la casa, no podía retrasarlo más. Tenía que volver a Britin para empaquetar sus cosas.
Era el primer día de primavera y los árboles que rodeaban la casa, con los brotes de flores blancas y rosas, le daban un aspecto hermoso y alegre que se desvaneció al cruzar el umbral. Britin estaba inusualmente silenciosa.
Aparentemente todo parecía como siempre. La gobernanta y el jardinero, un matrimonio que trabajaba a horas convenidas en Britin, cuidaban de la casa como si sus dueños todavía la habitaran.
El sol entraba por los amplios ventanales del salón y Brian se puso enmedio de los tibios rayos primaverales con la espezanza que le quitaran el frío que llevaba dentro desde el día que habló por última vez en persona con Justin en Kinnetik. Luego su contacto se redujo a breves mails o esporádicos whatsapps.
No había pensado en ellos antes, pero ahora se preguntaba donde estarían Brandon, Winston y el gato que no recordaba cómo se llamaba... joder, Gato, se llamaba Gato.
Un perrro, un ratón y un gato no eran los mejores compañeros con los que compartir piso en Manhattan, así que supuso que Justin se había encargado de recolocarlos. No es que le importara dónde estuvieran o con quién, pero confiaba en que Justin les hubiera buscado un buen hogar. Sería duro para Gus no volver a compartir juegos con ellos.
Nada más pensarlo, se dio una bofetada mental. Seguro que Gus, que todavía no sabía nada, echaría de menos a los animales, pero lo verdaderamente grave para el niño sería afrontar otra separación y la pérdida de un hogar donde los tres habían sido tan felices.
¿Felices? ¿Él también lo había sido? Joder, claro que sí. Feliz con mayúscula. Y todo se había ido al traste por su culpa, para variar. Pero eso era lo que pretendía, ¿no? Recuperar su vida de fiesta y sexo, recuperar su libertad -que nunca había perdido porque la libertad está en la mente y no en el espacio-, recuperar su soledad... Sábanas de seda frías y noches eternas.
¿Para qué coño iba a volver a una vida de autoengaños que había urdido para sobrevivir y compensar la carencia de lo que ahora justamente tenía con Justin? Un hogar. Lo que desde niño había querido por mucho que se negara a sí mismo la veracidad del deseo.
Echó un vistazo al salón y se dio cuenta que Justin apenas se había llevado nada, exceptuando sus útiles de pintura, últimamente más repartidos en el territorio común que en el estudio porque Justin decía que se inspiraba mejor si le tenía cerca. Quizás faltaban un par de libros o algunos CDs, pero nada más.
Subió al dormitorio y abrió el armario de Justin. Esperaba encontrarlo vacío, tal vez con un calcetín olvidado, pero casi toda la ropa colgaba de las perchas o estaba doblada en los estantes. Justin había marchado con lo imprescindible y supuso que que quería empezar de cero en New York, sin tener que cargar con nada que le atara al pasado.
Volvió a bajar y entró de nuevo en el salón para fumar un cigarrillo. Entonces vio que la bola de nieve de cristal no estaba en la repisa de la chimenea y supuso que Justin se la habría llevado. Era lógico porque le pertenecía, aunque le extrañó que no quisiera desprenderse también de ella por todo lo que significaba.
- ¿Señor Kinney?
- Hola, Martha, ahora iba a la cocina a hablar con usted.
- Espero que lo haya encontrado todo en orden. Quería preguntarle si... supongo que tiene pensado vender la casa... si usted nos avisará con tiempo para buscar un nuevo trabajo o si ya debemos empezar ahora.
- No se preocupe, Martha, yo mismo me encargaré de encontrarles otra casa. Su trabajo en Britin ha sido excelente.
- Gracias, señor Kinney, siento mucho que... bueno, que el señor Taylor y usted...
- Todo tiene su tiempo, Martha.
- Sí, señor, ah, por cierto, he guardado esto, no sabía si... Lo encontré en el suelo, delante de la chimenea, la mañana siguiente de la partida del señor Taylor. Quizás un golpe de viento... Sé que a Gus le gustaba mucho y no me he atrevido a tirarlo sin su consentimiento.
La gobernanta le entregó una caja de cartón y musitó una excusa sobre el pastel que tenía en el horno para poder encerrarse en la cocina a llorar. ¿Para quién diantres iba a hacer un pastel, si no había nadie para comérselo?
Brian abrió la caja y allí estaba la bola de nieve de cristal hecha pedazos. Justín no se la llevó, decidió desprenderse de ella y se aseguró que no volvería a funcionar. La magia se había roto. Para siempre.
Cerró la caja y la dejó con cuidado encima de la repisa de la chimenea. En aquel momento Brian Kinney tenía ganas de llorar. No lo hizo, pero sí tomó una decisión y entró en la cocina.
- ¡Martha!
- Sí, señor Kinney.
- No voy a vender la casa.
- Ooohhhhhh, señor Kinney, qué alegría. Va... va... ¿Tiene algún plan?
- ¿Un plan?
- Bueno, ya me entiende... o no, claro... Quiero decir si... si el señor Taylor y usted...
- No sé lo que ocurrirá, Martha, pero Central Park en primavera bien vale una visita.
- ¡Sí, señor Kinney! Voy enseguida a hacer un pastel.
- ¿No estaba haciendo uno?
- Ehhh... Otro.
Y el frío desapareció de los huesos de Brian para dejar paso a una sensación de calidez y bienestar como hacía semanas que no sentía, que no sentía desde que Justin no estaba a su lado.
En el exterior, a través de los cristales, la primavera se abría paso llenando de color un paisaje que había sido gris demasiado tiempo, como la mano de un pintor jugando con los pinceles.
Justin
Seguramente no sería facil, pero no se rendiría. Iba a recuperar a Justin.
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