Para que nuestros políticos tercermundistas aprendan como se dialoga en el país más grande del mundo. ¡Una eficaz manera de terminar las diferencias!
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Hablando más en serio, en todas partes se cuecen habas. Nunca he simpatizado con esa perspectiva que dan tan frecuentemente las señales alemanas de mostrar a Rusia como un país de salvajes y en el que solo destaca el caos. Acá mismo también se encuentran varios episodios sabrosos, pero eso sí, que después ellos tampoco nos vengan a dar clases de protocolo... :o)