Chicoca....

Nov 23, 2006 23:42

Si bien esta entrada no la debería hacer pública por algunas razones (o más bien porque hay detalles que cercanos no conocen y acaso deberían) cometo en esta ocasión cierta desinhibición y aclaro algo de la relación de la chicoca, a quien he aludido parcialmente en una entrada anterior






Como algunos saben, tras haber recogido a Arnoldo, estuvimos en un ocupación constante por los cuidados especiales que el necesitaba. Creo que fue cuando se empezó a descubrir lo de su megaesofago cuando al pasaje entró una joven de unas casas más hacia la costa. Traía entre sus manos -no podría decir entre sus brazos- un animalito minúsculo. Dijo que lo había encontrado en la pasarela de Vespucio (el mismo lugar donde encontramos a Arnoldo) y que naturalmente no lo podría dejar allí para exponerlo a que lo atropellaran. Aquel dia Arnoldo estaba fuera de la casa y tuvo -como cosa novedosa- una reacción amable hacia ese cachorrito. Nos compadeció mucho esa escena y le dimos la comida que inicialmente se había comprado para Arnoldo, pero que por ser un poco más "corriente" no la usamos, al necesitar Arnoldo tantos cuidados.

Pasó el tiempo y nos hicimos amigos de la perrita (gracias a la veterinaria lo supimos, porque al ser tan chiquitita no estabamos completamente seguros) Frecuentemente al llegar a casa me recibía corriendo al verme. Poco después nos enteramos que el padre de la joven la quería "botar" (lo mencioné alguna vez) y eso acerco nuestra relación. (Afortunadamente eso nunca pasó) Si bien no la podíamos tener nosotros en casa, le empezamops a dar mayor atención y , inocentemente si se quiere, ya la habíamos bautizado como la "polola" de Arnoldo, pues siempre venía a verlo cuando Arnoldo estaba en el antejardín. Tras morir Arnoldo, le hemos dado casi diariamente la comida de el y apenas ewscucha la reja de mi casa sonar, ella viene corriendo a saludar.

Tras esto, no es sorprendente que al ver que tenía garrapatas hayamos comprado un remedio para eso. No nos alcanzaba el presupuesto para el Frontline, así que compramos un remedio alternativo español. Antes de ello, nos aseguramos que no hubiera nadie más en casa ni en el pasaje y clandestinamente le dimos un necesario baño:




Lo malo es que el remedio no parece haberle dado ningún efecto, pues a los pocos dias después apareció con , facilmente medio centenar de garrapatas en su cuerpo. No recuerdo jamás haberle visto tantas a un solo animal y, naturalmente, ocupé mi tarde en sacarlas todas (la última ante la mirada atónita de mi vecina y su -supongo- joven galán)

Curioso es que aparentemente en el pasaje se ha convertido en un personaje. Un dia, por razones que prefiero no detallar, desapareció un par de dias y distinta gente en el pasaje la estaba buscando. Como se supondrá, volvió a su hogar.


perros, chicoca, arnoldo, maipú

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