Autora: Goniland.
Tipo: Yaoi.
Pareja: KaiSoo {Kai x KyungSoo}
Género: School!AU; intento de fluff
N° de palabras: 389
Nota:Esto fue escrito para la cuarta gala de Dioses Olímpicos
dodekatheon12 No recuerda cuánto tiempo lleva observando el papel que se encuentra entre sus manos, sólo sabe que los niños que jugaban cerca del columpio en donde se encuentra ya se fueron, pero él sigue ahí, con el papel doblado entre sus dedos, tiembla y tiene miedo, sabe que debe de abrirlo y leer lo que dice, es consciente que tiene que hacerlo, pero no puede, reconoce la caligrafía con la que está escrito su nombre, sabe a quién le pertenece, y sabe de dónde ha sido arrancada esa página, de su diario.
Siempre observó que era una de las cosas que guardaba en su mochila antes de salir al receso o cuando las clases habían culminado, cuando viajaban en el bus camino a casa siempre lo tenía abierto reposando en sus piernas, por eso conocía su interior, sabía que diseños tenían las páginas, pero no tenía ni la menor idea de que era lo que escribía, nunca fueron tan cercanos como para preguntarle eso. Hasta ese día.
“Dicen que a KyungSoo le gusta Jongin, y que hoy le entregará una carta confesando sus sentimientos”, no pudo evitar dejar de escuchar eso cuando se encontraba en uno de los cubículos del baño; ¿KyungSoo sentía algo por él?, cómo había desarrollado esos sentimientos si jamás habían cruzado palabra alguna, sólo unas cuantas miradas y uno que otro movimiento de cabeza pero nada más.
Ahora se encontraba solo en medio de un parque, columpiándose lentamente por causa de los nervios, y con una página - que conocía muy bien - entre sus dedos, con su nombre escrito en esta, debatiéndose en abrirla y leerla, no estaba preparado para una confesión, pero tenía que ser valiente y afrontar la situación, así que la desdobló lentamente y comenzó a leer, el mensaje era corto y algo confuso, leyó un par de veces más y sonrío, no era nada malo al fin de cuentas, al contrario, el contenido le hizo sonreír, entonces se levantó guardando el papel en su mochila y se dirigió a casa, estaba feliz.
“Todo toma su tiempo. Prefiero las caminatas antes que correr. Las lloviznas son más especiales que los diluvios. Pero un helado nunca espera porque si no se derrite, ¿te apetece uno el sábado a las 3? (No necesito poner mi nombre, sé que sabes a quién le pertenece esta página)”