La verdad es que había buscado vídeos porque la picazón de las palabras de Mr Hummel no se iban. Sabía que la canción había quedado bien y sus voces sonaban fantástico y, vamos, que si el Mr Hummel tenía un problema personal no debía cargarla con ellos. Así que, claro, buscó a ver si ellos eran tan buenos como presumían ser.
Y los encontró. Vídeos, muchos. Algunos en buena calidad, otros no tanta. Pero con excelentes voces y wow, sí que eran bastantes más antes y que cantaban genial.
Cuando ya se había visto unos, bastantes, vídeos; se decidió por ir a observar a sus contrincantes, comenzando por los Warblers, sólo para toparse con un vídeo de las regionales donde encontró al actual líder de los Warblers, Mr Anderson o algo así, y... a Mr Hummel. Un poco confundida continúo observando, que las voces eran preciosas y vaya que hacían un buen dúo cuando algo tomó su respiración, porque las miradas que se daban esos rostros más adolescentes de lo que ella estaba acostumbrada a ver le pusieron las mejillas rojas y el corazón acelerado, porque esas miradas decían mucho.
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La verdad es que había buscado vídeos porque la picazón de las palabras de Mr Hummel no se iban. Sabía que la canción había quedado bien y sus voces sonaban fantástico y, vamos, que si el Mr Hummel tenía un problema personal no debía cargarla con ellos. Así que, claro, buscó a ver si ellos eran tan buenos como presumían ser.
Y los encontró. Vídeos, muchos. Algunos en buena calidad, otros no tanta. Pero con excelentes voces y wow, sí que eran bastantes más antes y que cantaban genial.
Cuando ya se había visto unos, bastantes, vídeos; se decidió por ir a observar a sus contrincantes, comenzando por los Warblers, sólo para toparse con un vídeo de las regionales donde encontró al actual líder de los Warblers, Mr Anderson o algo así, y... a Mr Hummel. Un poco confundida continúo observando, que las voces eran preciosas y vaya que hacían un buen dúo cuando algo tomó su respiración, porque las miradas que se daban esos rostros más adolescentes de lo que ella estaba acostumbrada a ver le pusieron las mejillas rojas y el corazón acelerado, porque esas miradas decían mucho.
Y ahora estaba intrigada, muy intrigada.
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