De: Amigo Invisible
Para:
nowhere1girl Título: Casa para tres
Fanwork: Fanfiction
Personaje/pareja(s): Blaine, Tina y Mike. Tike por un lado y Klaine platónico.
Rating: PG
Resumen: Blaine se muda con su hermano a Los Ángeles y establece una amistad muy especial con dos de sus antiguos compañeros de la prepa.
Disclaimer: Nada es mío, sólo la historia.
Advertencias: N/A
Cuando Blaine llega a Los Ángeles, se siente un poco decepcionado. No es que desdeñe de la oportunidad que le ofrece su hermano de poder tener un trabajo decente, por fin. Es que todo al respecto de la ciudad lo deprime. Pero más que nada, el hecho concreto de que no es Nueva York.
A los pocos días de su llegada, Tina Cohen-Chang, nada más y nada menos, lo cita en un café de la Séptima. Entre comiendo un pastel de queso y tomando un par de lattes, ambos se reencuentran y se reconocen a través de sonrisas, miradas y muchas palabras. El nombre de Kurt sale de la boca de Tina casi accidentalmente, pero es rápidamente sepultado entre un sin fin de preguntas sobre presentes y futuros. Blaine agradece la falta de insistencia.
Broadway estaba supuesto a revivir para él, o eso solía decir Cooper. La realidad era algo más complicado. Después de su tercera vez como suplente, a Blaine le gustaría tener un trabajo en el que no desee que alguien más tenga que accidentarse o enfermarse para poder tener una oportunidad real. Así se lo cuenta a Tina y ella sonríe con empatía, porque también sabe lo difícil que es el ámbito que han elegido.
Llegada la hora de despedirse, Blaine insiste en pagar la cuenta y al decir que está contento de haberla visto, en su boca no hay ni una sola mentira.
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Una de esas extrañas mañanas en que Cooper está despierto y en casa, Blaine invita a Tina a almorzar. Pone su mejor esfuerzo en preparar unos sandwiches de pollo y una ensalada mientras su hermano mira atento la televisión, en espera de una repetición de su nuevo comercial. El timbre suena y Cooper tiene la amabilidad de levantarse a abrir.
Como es de esperarse, Cooper intenta ligarse a Tina, y no es para menos. La muchacha ha adquirido una madurez y una gracia que son amplificadas por el vibrante vestido otoñal que lleva puesto. Blaine pone la mesa y la invita a sentarse. Ella expresa su sincera sorpresa al respecto de la casa. Sí, es muy grande, a veces demasiado.
La carrera de Tina va en ascenso. En unos meses grabará con una de las estrellas del pop del momento, cuyo nombre Blaine nunca puede recordar (demasiadas consonantes), y aunque sólo sea como corista, es mucho más de lo que él ha hecho hasta el momento.
Cooper no duda en hacer alarde de sus éxitos y dar consejos no pedidos a Tina, que los acepta con interés. En algún momento, por curiosidad, Blaine pregunta por Mike, pero Tina prefiere hablar de las audiciones de su hermano.
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Mike comenzó a trabajar como bailarín enseguida de terminar la escuela. Una o dos veces al año consegue un buen contrato para una gira nacional con algún artista pop de bajo perfil, así que estaba acostumbrado a no quedarse en un solo lugar. Con excepción de Los Ángeles. En esos períodos en que no trabaja, se queda a vivir una vida de relajación en una pequeña habitación a 20 minutos del centro.
Además del descanso, a Mike le gustan sus estancias en Los Ángeles por otra razón: Tina Cohen-Chang. Uno o dos días a la semana, Mike duerme en casa de Tina. Es un pequeño acuerdo que han tenido desde ya bastante tiempo, desde que se dieron cuenta que todavía había entre ellos una gran atracción. Nunca hablan de ello con nadie, ni se ven fuera de esas ocasiones. Al menos, hasta que llega Blaine. Entonces las cosas empiezan a cambiar. Tener un amigo en común en la ciudad los hace frecuentarse fuera de la cama y darse cuenta de lo difícil que es negar que todavía sienten algo.
Tina no quiere tener el corazón roto, una vez más. Por eso cuando Mike le pregunta sobre si deberían decirle a Blaine, ella le recuerda que tienen un acuerdo. El acuerdo, desde el principio, fue que no se comprometerían a cosas que no pudieran cumplir. Y ya que el trabajo de Mike no les daba espacio más que para un fantasioso noviazgo a larga distancia, la decisión adulta era, por supuesto, no hacer compromisos a largo plazo.
Después de un largo recordatorio de dicho acuerdo, Mike le da la razón. La besa, y con una enorme sonrisa en la cara le dice que después de tanto tiempo, debería ser obvio para ella que ambos pueden comprometerse a muchas cosas más de las que creen.
La próxima vez que Blaine los invita a salir, llegan juntos y tomados de la mano.
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En agosto, Tina tiene un nuevo contrato como corista. Blaine y Mike le preparan una celebración con cervezas compradas en la tienda de conveniencia y una pizza ordenada por teléfono. Antes de que Tina llegue a casa de Blaine, organizan una mezcla de sus canciones favoritas y hacen un karaoke casero con un par de lámparas y el equipo de sonido de Cooper. Cantan en duetos, tríos y solos hasta la medianoche, y cuando creen que sería injusto para los vecinos seguir haciendo escándalo, deciden acomodarse en la sala a ver la tele.
Tina se queda dormida sobre las piernas de Mike. Blaine le ofrece a Mike la habitación de huéspedes pero al final, caen rendidos en la misma sala, con todo y la tele prendida. Cuando Cooper llega, se lamenta de que no lo hayan invitado a la fiesta.
El sol de la mañana siguiente es doloroso. Blaine se levanta primero y decide que necesita una aspirina. Cooper también está despierto, y Blaine lo encuentra en la cocina tarareando mientras prepara unos huevos revueltos con tocino. Su felicidad es contagiosa y a Blaine se le olvida la resaca.
La razón por la que Cooper está tan feliz es desvelada una vez que todos están despiertos y ya han desayunado. Lo han contratado como personaje secundario en una película. El rodaje inicia en dos meses. La película se filmará en Escocia.
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Blaine baraja la idea de mudarse. La casa era demasiado grande para él y Cooper, y ahora que Cooper no va a estar, le parece que se sentirá muy solo en ella. Tina cree que es coherente. Además, si se quedara, tendría que enfrentarse solo a la renta, y eso sería horrible sin una estabilidad económica. Tina ha estado pensando mucho en mudarse a un lugar en el que pueda compartir la renta con un compañero, porque le cuesta trabajo cerrar las cuentas, pero eso de los compañeros es tan difícil. Está segura que nunca dejará de sospechar de posibles asesinos en serie o potenciales alcohólicos ruidosos.
En realidad, Blaine no tiene problemas con la renta. Le hacen un buen descuento gracias a uno de sus tíos influyentes, y Cooper cubre la mayoría del costo, por el momento. Lo que no le gusta a Blaine es la soledad de una casa tan grande.
La idea es tan obvia que casi lo golpea en la frente. ¿Por qué no vienes a vivir conmigo, Tina?, pregunta con gran emoción. Cooper va a estar fuera por casi medio año, y si cuando regresa no le parece, podemos buscar otro lugar entre los dos.
Tina quiere decir que sí inmediatamente, pero un detalle le hace cosquillas en la mente. Es posible que Tina esté viviendo con Mike de momento. Es decir, no viviendo, sino... Pues resulta que Mike ha dejado de rentar en Los Ángeles. Es mucho más conveniente, dado el poco tiempo que se queda, compartir la habitación con Tina durante su estancia en la ciudad.
Y así se cierra el trato. Blaine, Tina y Mike vivirán bajo el mismo techo.
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Para Navidad, Cooper ya no está y Blaine no tiene trabajo. Tina piensa que tal vez sólo estén ellos dos en casa durante las fiestas, pero Mike logra llegar un día antes. Preparan un festín de comida de supermercado y se consienten con una buena botella de vino. Pasan el resto de la noche alrededor de un pequeño árbol de plástico turnándose para cantar los villancicos que ponen en la radio.
Cuando empieza a sonar Baby, It's Cold Outside, Blaine decide dejarlos a que la canten a dueto y sube a su habitación. "Feliz Navidad, te amo", escribe en un mensaje de texto y lo envía a Kurt. Se le ha hecho costumbre hacer eso en Navidad. Es un pequeño recordatorio de que está para apoyarlo en cualquier situación. La respuesta de Kurt nunca tarda más de diez minutos. "Yo también. Feliz Navidad".
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Cooper regresa de Escocia con una sorpresa que seguramente se guardó en la manga para el efecto dramático. Resulta que conoció al amor de su vida entre las maquillistas de la producción, y con el dinero ganado había comprado una casita en Miami (no en la costa, pero era algo). Con otras dos películas en puerta, puede costearlo. Blaine ni siquiera intenta persuadirlo de que es demasiado pronto para ponerle fecha a una boda.
Por marzo, después de múltiples apariciones como cadáver en programas policíacos y un par de actuaciones como extra con diálogos en películas de televisión, Blaine consigue un trabajo mucho más estable. No solamente es un personaje secundario, sino que también es un interés amoroso de la protagonista. Después de unos meses al aire, su carisma eleva su popularidad entre la audiencia, y sus horas de trabajo aumentan, al igual que su paga.
Mike sigue tomando giras, pero menos frecuentemente, y ha comenzado a adentrarse un poco en el ámbito televisivo. Eso le da mucho más tiempo en casa, junto a Tina. Tanto se han acostumbrado a la vida en compañía, que comienzan a bromear al respecto: que si deberían comprar una cama más bonita, que si deberían juntar a sus familias en Día de Gracias, que si deberían tener una mascota, que si se les ocurren buenos nombres para niños... Mike tendría que dejar las giras indefinidamente, y Tina debería conseguir un trabajo más estable (por ejemplo, aceptar un puesto ejecutivo en la sucursal de Los Ángeles de la casa de diseño de Kurt). Y ya que estarían dispuestos a eso, tal vez casarse primero sería una buena idea, y los haría mejores candidatos ante las autoridades.
De un momento a otro se dan cuenta de que ya lo tienen todo planeado y que podrían hacerlo en cualquier momento. Una noche, se plantean sinceramente la idea. Tina siempre ha querido adoptar. Ella fue adoptada y puede recordar la sensación de pertenencia que sus padres le brindaron. Mike la entiende.
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Mike y Tina quieren que Blaine sea el padrino del niño y así se lo hacen saber inmediatamente. Blaine está encantado con la idea, y enseguida empieza a proponer ideas para la ceremonia. En algún momento, se da cuenta de que significa que Tina y Mike probablemente querrán su propia casa. Es una idea obvia, pero Blaine está tan acostumbrado a ellos, que no sabe como serán las cosas cuando vuelva a quedarse solo en la casa grande. Supone que deberá volver a su plan de mudarse, y entonces es cuando se le ocurre.
Con ayuda de su tío, consigue un buen trato y un plan de pago generoso, para comprar la casa y se encarga del enganche. Un día en que los tres están juntos para cenar, les pone el papeleo en la mesa antes de servir la comida.
Al principio, no entienden de qué se trata, pero cuando lo logran, no lo pueden creer. Blaine asegura que pueden negarse si quieren, que pueden buscarse un lugar ellos mismos, pero ellos lo callan con un abrazo. Los pagos mensuales se ajustan perfectamente a lo que ellos están buscando. Sin olvidar todas las memorias que han hecho ahí. Por supuesto que quieren la casa.
La boda es pequeña, familiar, hogareña. Ni la novia ni el novio dejan de sonreír durante la ceremonia, y la fiesta es más una reunión que un acontecimiento. Cuando los invitados empiezan a dispersarse entre bailes y saludos, Kurt se sienta al lado de Blaine. Aparte de los novios, ellos son los únicos miembros presentes del coro de McKinley.
Blaine es el primero en hablar. Le dice a Kurt que fue un maravilloso detalle diseñarle a Tina un vestido a la medida. Kurt responde diciendo que Blaine les regaló una casa y no hay manera de ganarle a eso. Ambos se ríen por pura dicha de hacerlo.
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Para diciembre, Blaine por fin tiene vacaciones. Se toma su tiempo en seleccionar regalos, y se da la libertad de actualizar un poco su guardarropa. Su nuevo departamento es pequeño, pero le sobra espacio para ropa (detalle que Blaine consideró importante en el proceso de selección).
Cooper está en Hawaii, y sus padres en un crucero, así que será otra Navidad con los Cohen-Chang para él. Todavía es extraño entrar a su antigua casa y saber que no vive allí. Inmediatamente puede oler una deliciosa cena casera y escuchar las risas de la pequeña Kimberly.
Después de la cena, Blaine se queda un rato más. Kimberly lo mira con curiosidad. Ya conoce al "tío Blaine" y ha oído hablar mucho de él, pero lo ha visto en muy pocas ocasiones. Blaine le sonríe, extendiéndole una caja envuelta en papel brillante. Los ojos de la niña se abren con sorpresa y agradece de corazón.
Cuando Blaine regresa a casa, son más de las once. Mientras lee un poco antes de dormir, le llega un mensaje de Kurt. "Feliz Navidad, te amo." Es la primera vez que Kurt manda el mensaje antes que él. Piensa en contestarle, pero, en lugar de eso, oprime el botón de llamada.