And so I run to the things they said could restore me- Blaine!centric
Título: And so I run to the things they said could restore me
Fandom: Glee
Personajes: Blaine Anderson. Menciones de Kurt Hummel, Cooper Anderson, los padres de Blaine, Wes & David Warbler.
Extensión: 1049 palabras
Advertencias: Pensamientos suicidas. Homofobia. Angst.
Notas: Okey, yo volvía feliz y contenta de trabajar el miércoles o el jueves y escuchando Cough Syrup, y teniendo feelings sobre eso, porque cómo se supone que uno escuche Cough Syrup sin tener feelings es algo que escapa a mi comprensión, y entonces me decidí a escribir ese fic de suicidal!Blaine que creo que anda pendiendo sobre la cabeza de todo el mundo desde el 3x14. Y luego llegué a casa y me encontré con este photoset- que no es mio- y jhhfdgdkuloolijhgdfd. Pero la rl es una bitch, así que no fue hasta hoy que me pude sentar a hacerlo. So. There you go.
Es la primera vez en muchos años que Blaine Anderson se siente libre, verdaderamente libre.
No es que no tenga dudas, o miedos, o inseguridades, o culpas. No es que su cabeza haya dejado de ser, de un momento para otro, un completo desastre, como siempre lo ha sido, en realidad.
Es sólo que por primera vez en mucho tiempo- por primera vez en su vida, quizás-Blaine piensa, cree, siente, que ha tomado una decisión por sí mismo y para sí mismo; su vida es suya, y esa es su decisión para tomar, y por primera vez en su vida es una decisión en la que no puede joderla, y es una decisión que lo hace sentir adulto.
Y libre. Así que Blaine baja por las escaleras de Dalton concentrado en la presentación y en Teenage Dream y en los Warblers, y no piensa en la botella de píldoras para dormir que tiene escondida debajo de la almohada, porque entonces tendría que volver corriendo a su cuarto a tomarse media botella de un solo trago, antes de que llene su mente la imagen de la cara de su padre fruncida en un gesto de disgusto y También para esto tenías que ser una nenita, Blaine, ni siquiera para morir podías ser verdaderamente un hombre.
Blaine se siente libre, y es dueño de su propia vida, y nadie podrá decirle lo contrario, y baja las escaleras concentrado, pero como flotando, y pensando única y exclusivamente en Teenage Dream, porque no hay forma más hermosa de irse que cantando, no puede imaginar algo mejor que irse que con la música como su último recuerdo, la música siendo lo último- lo único- que realmente importa.
(Y no, no piensa en el dolor en los ojos de Cooper, en la tristeza insuperable de su madre, en la culpa de su padre. No puede pensar. Teenage Dream, Blaine. Teenage dream).
Before you met me I was alright, but things were kinda heavy. You brought me to life.
- Excuse me? Mmhm, can I ask you a question?
Blaine Anderson llega a su casa esa noche y tutum-tutum-tutu-tutum. El sonido de su corazón es ensordecedor y terrible, y es absolutamente lo único que escucha Blaine cuando entra en su habitación. No escucha el sonido de sus recién estrenadas alas, no escucha la voz susurrante y seductora de las pastillas para dormir hablándole desde su cama, no escucha la voz de la culpa que suena sospechosamente parecida a su padre y que no parece callarse nunca dentro de su cabeza.
Escucha sólo el sonido de su alborotado corazón latiéndole en las orejas mientras la imagen de las lágrimas de Kurt Hummel sigue grabada a fuego en sus retinas.
Todavía tiene el papel donde Kurt ha garabateado su número de celular apretujado en un puño, Blaine no lo ha soltado en todo el día y recién ahora se le viene a ocurrir que corría el riesgo de borronear los númetos. Pero ha tenido suerte y los números siguen ahí, claros y afilados con la caligrafía precisa de Kurt, y Blaine no sabe nada nada de grafología, pero está muy seguro de que así es como escribe alguien con caracter.
Recorre con los dedos los sobres de las cartas que dejó prolijamente preparadas sobre su escritorio- una para su madre, una para Cooper, una para Wes y David- y definitivamente su caligrafía redonda y amplia no es de alguien con caracter, y ni siquiera eso es algo que Blaine puede hacer bien en la vida...
Porque hay una única decisión que Blaine realmente puede tomar sobre su vida. Y está esperándolo justo debajo de su almohada.
Pero ahora además del sonido lacerante de su corazón, Blaine siente rabia, rabia y dolor, porque él no lo ha pedido, porque él no ha querido nacer así, pero no se arrepiente, no se arrepiente de nada, ¿y por qué el mundo- su padre- no puede simplemente ver eso?
Y en medio del torbellino- y es un torbellino, porque hacia meses que Blaine no sentía otra cosa que culpa, y un cansancio que mutaba lentamente en tristeza, o al revés, Blaine no está seguro-, la rabia es un sentimiento pulsante y terrible, pero es real, es algo que lo hace respirar agitado y erguir derecho la espalda, es un sentimiento que le hace desear golpear cosas.
Es un sentimiento que lo hace sentirse vivo, porque Blaine quizás se sintiera libre, pero no vivo.
Son las cinco de la mañana, y Blaine se revuelca en su cama, incapaz de dormir, no puede dormir, no quiere dormir, quizás porque ha estado tan cerca de dormir demasiado, y aún se siente demasiado cerca, pendiendo sobre un hilo, el frasco de pastillas aún debajo de su almohada, y no es que no lo ha hecho porque no quiere hacerlo, no lo ha hecho porque no ha tenido el coraje, ni siquiera de eso ha sido capaz, y ha estado llorando lo que no ha llorado en los últimos seis meses, ha estado desquitándose contra su almohada todo lo que debería haberse estado desquitando contra su bolsa de boxeo, y en uno de sus arrebatos el frasco de pastillas se ha caido al suelo y ha salido rodando bajo su escritorio, pero Blaine no se ha levantado a recogerlo, porque la sóla idea de tocarlo le parece aterrorizante, y ¿cómo demonios creyó que iba a ser capáz de tomarse medio frasco de un solo trago?
¿Cómo?
Blaine se levanta a la mañana siguiente con una sojeras espantosas, y no toca el frasco de pastillas- no será capáz de tocarlo hasta dentro de una semana, en realidad-, pero guarda las cartas en lo más profundo de su cajón de apuntes, no diciéndose que quizás las vaya a necesitar más adelante, sino porque se dice que esas cartas dicen cosas importantes, que tarde o temprano tienen que ser dichas, y no quiere olvidarlas, y despierta a Kurt Hummel con un mensaje de texto que reza Courage, y Blaine no sabe si él se lo está diciendo a Kurt, o se lo está diciendo a si mismo.
O si Kurt se lo está diciendo a él.
Porque vivir también es una decisión que Blaine Anderson toma por y para sí mismo, y que nadie, nadie más podría tomar por él.