Título: Ni una sola lágrima
Personajes: Rachel Berry. Santana López. Menciones a Kurt Hummel, Blaine Anderson y Quinn Fabray.
Parejas: Pezberry.
Amistades: HummelBerry, Faberry, Blainchel.
Extensión: 577 palabras
Notas: Escrito para la propuesta 2 del primer reto de
spanishfemslash. Es una especie de secuela de
Demasiado drama.
Rachel no ha llorado una sola lágrima desde que se enteró que Santana la había dejado una noche de noviembre cuando encontró sus cajones vacíos y una nota con no más de tres frases sobre su almohada.
(Rachel no sabe que Santana tuvo que escribir cinco versiones distintas de la nota, hasta que consiguió una que no estuviese manchada por las lágrimas y que no dejaba entrever que lo único que deseaba era que Rachel fuese a por ella.)
Rachel no ha llorado una sola lágrima y Kurt y Quinn ya están planeando una intervención entre susurros, porque eso no puede ser sano, y mucho menos puede ser una buena señal, pero Blaine se calla, porque él se imagina un poco de dónde está viniendo esa reacción de Rachel.
(Rachel no sabe que Santana ha llorado lágrimas suficientes por ella y por Rachel. Blaine sí, pero se lo calla, también.)
Rachel no ha llorado una sola lágrima, porque es invierno y los bancos de madera del Central Park están cubiertos de nieve, y casi casi puede sentir la mano de Santana deslizándose lenta y suavemente dentro de la suya.
(Rachel no sabe que Santana se despierta a veces llorando a la noche, porque en el sueño siente el calor acogedor de la espalda de Rachel contra su pecho, y la transición a la realidad es como volver a vivir el dolor de nuevo.)
Rachel no ha llorado una sola lágrima porque no las necesita, porque es testaruda como una piedra, y se ha negado a admitir del todo la verdad dentro de su cabeza, porque para ella, lo que tenía con Santana era demasiado bueno como para no merecer una segunda oportunidad.
(Rachel no sabe que Santana opina que era demasiado bueno como para durar y oh, la ironía.)
Rachel no ha llorado una sola lágrima, porque no ha cambiado un solo detalle de lo que era su rutina cuando estaba con Santana, y es cuando nota ese detalle que Kurt comienza a preocuparse verdaderamente.
(Rachel no sabe que a Santana se le ha puesto el mundo patas para arriba, y que su vida es todo menos a lo que estaba acostumbrada que fuera, pero al menos eso se lo imagina, un poquito.)
Rachel no ha llorado una sola lágrima, porque no se lleva bien con la nostalgia, y las marcas de la tristeza no sientan bien arriba del escenario.
(Rachel sabe, con la misma certeza con que sabe que ha nacido para brillar, que la tristeza no le sienta bien al corazón de ninguna, pero que es algo que no se puede evitar.)
Rachel no ha llorado una sola lágrima, porque tiene la teoría- y sabe que tiene que aferrarse a cosas así como teorías, porque en realidad es lo único que tiene- de que mientras ella proyecte la sensación de que la sigue deseando, de que la sigue necesitando, de que la sigue amando, de que la sigue sintiendo a su lado, tarde o temprano Santana sentirá el llamado y regresará al lugar que le corresponde y le pertenece.
(Rachel no sabe que Santana siente el llamado con cada célula de su cuerpo incluso desde antes de irse, pero que aprieta los dientes y se resiste con todo lo que tiene, porque no soporta la idea de ser un mártir, pero tampoco soporta la idea de ser un ancla, y mucho menos para Rachel Berry, que no ha nacido para hacer otra cosa que volar.)