Autor: Amigo Invisible
Para:
roxmina Título: ¿Quién diablos es Burt Hummel?
Personaje/pareja(s): Noah Puckerman, Burt Hummel, Santana López, Finn Hudson, Brittany S. Pears, Jacob Israel. Brittany/Santana. Menciones de otras parejas.
Rating: PG-13.
Resumen: Muchas preguntas sobre Burt Hummel, respuesta de Noah Puckerman. Aparición estelar de Santana López.
Disclaimer: Glee es propiedad de Fox y escribo esto sin ningún ánimo de lucro.
Advertencias: Palabras malsonantes.
Notas:: Espero que hayas pasado unas Navidades excelentes y tu año te triaga un montón de cosas buenas.
¿Quién diablos es Burt Hummel?
Desde el blog de Jacob Israel.
¿Quién diablos es Burt Hummel? Esa es la pregunta que me hago. Aquí, sentado frente al ordenador me pregunto a mí mismo y a ustedes, lectores. ¿Quién es este hombre? ¿Es verdad que tiene corazón de babuino? Es el padre de Kurt Hummel, integrante de New Directions, quienes recientemente perdieron las Nacionales. Este hombre es una de las personas que más apoyan el coro, pero, ¿Para qué? y ¿Qué le da derecho a él a meterse en algo de esta escuela?
¿Quién es Burt Hummel? ¿Qué planes se ocultan tras la ayuda que le brinda a New Directos? ¿Es verdad se casó con la madre de Finn Hudson para heredar una mansión cerca de México?
Noah Puckerman.
Es el nuevo papá de Finn y el papá de Kurt. El único de los papás de mis chicos que me deja beber cerveza en su casa, con responsabilidad, dice. Parece un buen hombre, definitivamente mejor que el tipo con el que mi madre me engendró, ese si es un hijo de puta hecho y derecho. Nos abandonó cuando yo era un niño y mi hermana todavía no podía sentarse sola. No me importa, ¿sabes?, mi hermana es una chica dura, como su hermano mayor, por supuesto; un día un chico de la primaria le jaló las coletas y ella le aplastó su propio almuerzo contra la cara, puede defenderse sola y si no, yo estoy aquí.
Ya me desvié, ¿de qué hablábamos? Ah sí, el padre de Kurt. Como nunca tuve uno no sabría decir si Burt es un buen padre o no, sólo sé que si un tren le pasará encima al mío me importaría tanto como lo que me enseñan en clase de Geografía avanzada. Sí, adivinaste: nada. En cambio a Kurt le afectó mucho cuando a Burt le dio un infarto. Eso significa algo, ¿no?, debe ser un buen padre.
Como ha apoyado tanto a Kurt en eso de que le guste meterle mano a chicos en vez de a chicas decidí que era la persona correcta para hablar con Santana.
Lo que pasa es que Santana prefiere meter mano debajo de las faldas. Una en especial, la de Brittany. De hecho Santana ama a Brittany, ella piensa que nadie lo sabe solamente por enredarse con Karofsky y esas tonterías. Por favor, está más claro que el agua. Lo empecé a sospechar desde esa vez que se besaron frente a mí a cambio de una cena, un espectáculo digno de ver, caliente es poco, te lo digo, poco. Pero ese no es el punto. No soy tonto, ¿sabes?, la gente piensa que soy estúpido pero no lo soy, Artie me lo dijo, a parte, yo me doy cuenta de cómo la mira y de cómo su índice de maldad disminuye cuando está con ella. Estoy seguro de que no sólo disfruta besándola y metiéndole mano, es más que eso, porque se le iluminan los ojos cuando la mira riéndose y todas esas cursilerías que salen en las películas para chicas (a veces mi madre me hace mirarlas, no preguntes).
Recientemente tuvieron problemas, el día que hicimos “Born This Way” Brittany me dijo que estaba triste porque a Santana no le había gustado la blusa que hizo para ella.
-Creo que ya no me ama- me dijo, con carita de perrito triste- Dijo que me amaba, pero luego dijo que no.
Brittany siempre dice cosas muy tontas, pero esa fue la más tonta que le he escuchado decir nunca. Le explique que Santana la adoraba, era lógico que eso no hubiera cambiado.
-No me ama porque estoy con Artie.
Entonces lo entendí todo. Claro, Santana estaba enamorada de Brittany, era obvio, ¿no?, su dinámica es la de la gente enamorada. Yo soy Noah Puckerman, lo sé todo sobre amor, no entiendo como no me di cuenta antes.
Traté de animar a Brittany comprándole chocolate para su gato y luego pasé mucho tiempo pensando en formas de hacer que esas dos volvieran a la normalidad.
Artie es mi chico, sí, somos amigos y sé que quiere a Brittany, pero no del modo en que Santana lo hace, he visto a muy pocas personas mirar a alguien de la manera en que Santana ve a Brittany. De todas formas no quería intervenir en que Artie y Brittany terminaran, sólo en ayudar a Santana. Santana es mi chica, claro que yo soy un tiburón sexual y por eso se me dificulta tener a chicas sólo como amigas, pero como a Santana sólo le interesa Britt podemos hacer una excepción.
Como todos saben, parte de mi trabajo en la vida es proteger a mis chicos, así que no puedo dejar que Santana se siga destruyendo. ¿Salir con Karofsky? Simplemente nauseabundo, sobre todo cuando podía estar de la mano de la persona que realmente quiere. No me explico cómo alguien realmente se lo cree.
Creo que por eso está tan loca, estuvo a punto de matar a Berry cuando perdimos las Nacionales, debe ser porque está molesta con la vida por no tener a Brittany y vivir escondiéndose, tiene mucho que aprender de Kurt.
En el avión todos estaban en silencio, algunos (entre ellos la propia Santana) planeando formas de asesinar a Finn y a Rachel por haberse besado en el escenario, mientras tanto yo sopesaba mis opciones para llevar a Santana hasta Burt Hummel, ¿A quién más podía recurrir? Si yo le hablaba probablemente me golpearía, ¿La señorita Pillsbury? ¿El profesor Schuester? Santana nos iba a mandar al infierno, eso era seguro. Pero supuse que Burt tenía práctica con la gente difícil, o sea, crió a Kurt.
En cuanto pusimos los pies en la tierra me acerque a ella, que estaba de pie junto a Brittany, pero no tan cerca como casualmente.
-Santana- la llamé, ella congeló la mirada- ¿Qué es un motor?
- ¿Qué? - respondió ella, cambiando su expresión a la de “Por qué te estás dirigiendo a mí, maldito imbécil”.
- ¿Qué es un motor?- insistí.
-Piérdete, Puckerman, no estoy de humor- me espetó, mientras Mike nos hacía señas para que nos acercáramos a él y a Tina, pero únicamente Brittany le hizo caso, dando saltitos hacia ellos, Santana la siguió con los ojos. Era todo tan obvio.
-Sólo contéstame, es una pregunta sencilla.
- ¿Qué parte de pi-er-de-te es la que no entiendes exactamente? Creo que el cloro de las piscinas que limpias ya afectó tus últimas neuronas.
Como siempre, atacando. Y últimamente más de lo normal. Ya no me ofendía.
-Lo sabía- dije simplemente, me di media vuelta como si me fuera a marchar y entonces escuché su voz.
- ¿Saber qué?- cuestionó, manteniendo su tono de desdén, Tina y Mike habían desaparecido con Brittany.
-Lo que Finn y yo estábamos hablando, que las chicas no saben nada de autos- me expliqué, sin siquiera darme la vuelta.
- ¿Disculpa?- chilló, se puso frente mí, dispuesta a empezar una pelea.
-Pues sí. Le preguntamos a Berry y no supo que decirnos, tú tampoco, es obvio que las chicas no saben nada de automóviles, debí suponerlo.
-Primero: - empezó, señalándome con su dedo acusador- No me compares con la enana de Rachel. Y segunda, ¿sabes de donde soy? SOY DE LIMA HEIGHTS. ¿Sabes cómo es Lima Heights, Noah? Ahí las chicas aprendemos a defendernos, conducir y reparar cosas antes de aprender a leer. ¿Me entiendes? Lo que significa que puedo dejarte gravemente herido o arreglar un motor mucho mejor que tú. Así que por qué no vas en busca de tu novia en vez de estar aquí haciéndome preguntas estúpidas.
Se dio la vuelta, sonriendo con autosuficiencia.
-Pruébalo- la reté.
- ¿Qué?
-Dices todas esas cosas de Lima Heights pero ni siquiera me respondiste qué es un motor. ¿Sabes? No creo que Lima sea tan duro como lo haces parecer.
-No te atrevas a cuestionar lo que digo sobre Lima, Puckerman- siseó, dándose la vuelta.
-Claro, como sea, te creo. Voy a decirle a Finn.
Se interpuso en mi camino.
-Cuando quieras arregló lo que sea más rápido que tú y ese aborto de gigante de Hudson.
-Veremos.
Sonreí por dentro, el plan había funcionado y yo soy un genio.
Hice que Finn nos condujera a su casa sin explicarle nada y no parecía feliz de tener que llevar a Santana, sobre todo porque ella se puso en el asiento del copiloto, echándome atrás.
-Sé un caballero- fue su pretexto- Y tú conduce, trol mal hecho.
Me encanta la cara de confusión de Finn y para ser sinceros los insultos de Santana son muy creativos, así que resultó un viaje entretenido.
Nos detuvimos frente al taller y Santana se adelantó, caminando con ese pasó de tormenta, Finn me jaló hacia él.
- ¿Qué se supone que hace ella aquí?- Me preguntó- Pensé que íbamos a jugar Guitar Hero.
-Sí, bueno, cambio de planes- le dije. ¿Ya les comenté que me encanta su cara de confusión?
-Haz lo que quieras- expresó- Yo voy a jugar Guitar Hero hasta que todos se olviden del maldito beso.
- ¡Suerte con eso!- Le grité mientras caminaba hacia su auto- A lo mejor vas a tener que quedarte hasta el 2030 jugando.
Pobre Finn, no es su culpa, Berry besa muy bien y seguramente no pudo evitarlo.
Santana ya estaba instalada sobre el mostrador del taller, piernas cruzadas y sonrisa de esas que la hicieron mi novia en el primer año. La muy afortunada. Había un inusual silencio por su presencia, los hombres que estaban trabajando se detuvieron a mirarla, a algunos casi se les caía la baba. Santana lo disfrutaba, ahí no parecía tan frágil.
- ¿Por qué aquí, Puckerman?- Me preguntó- ¿Por qué no podíamos descomponer el auto de Finn en el aeropuerto y ya?
-Porque no lo ibas a arreglar con tal de verlo sufrir.
-Buen punto- sonrió, el zumbido de algo funcionando sobresalía junto con el olor a aceite y gasolina, fuerte pero no insoportable por lo amplió del lugar- Vamos, déjame probarte como lo hacemos en Lima Heights.
Empecé a sospechar que tal vez si sabía algo de mecánica. La provoqué con eso porque era lo único que nos podía llevar hasta Burt, suponiendo que aunque no supiera nada iba a tratar de probarlo, con el carácter que tiene. Yo soy el hombre de mi casa y por supuesto que sé de todo eso, pero ahora que todos nos veían pensé como seria si ella me ganaba.
-Deja de alardear, Santana, y haz algo.
-Dame algo que hacer, Puckerman.
-Señorita, bájate del mostrador por favor.
Si esto fuera una película, esta sería la entrada triunfal del héroe. Excepto que Burt Hummel no luce ni un poco como uno, es más bien el típico señor americano al que le gusta la cerveza y el fútbol, gordito y con gorra. Pero yo creo que si le preguntarás a Kurt opinaría distinto.
Para mi sorpresa Santana no contestó, se limitó a bajarse con un saltó. El taller se puso en marcha otra vez en presencia del jefe. A lo mejor algún día tendré un negocio de limpia piscinas propio y mis empleados se van a intimidar conmigo. Como un buen jefe.
-Finn está en la casa supongo y hoy es un día muy ocupado, Puckerman, así que si no puedo ayudarles en algo mejor lo van a buscar- nos espetó, asomándose un segundo al cofre de una camioneta azul.
-Pero no venimos a buscar a Finn y de hecho si nos puede ayudar, señor Hummel- explique, Santana parecía repentinamente incomoda aunque lo ocultaba bastante bien, Burt nos prestó atención entonces.
-Díganme, muchachos, pero sean lo más breves posible.
Entendí que tuviera prisa, cuando sus empleados lograron quitarle los ojos de encima a Santana y reanudaron lo que habían estado haciendo el movimiento fue impresionante: hombres yendo y viniendo cargando cosas, el sonido de muchos instrumentos distintos y de voces, más carros llegando, otros yéndose. Yo he estado otras veces en el taller desde que la señora Carole se casó con el señor Hummel, pero jamás lo vi tan atestado.
- ¿Por qué el exceso de trabajo?- pregunté.
-Mañana es el último día antes de las vacaciones, la gente trae sus autos a revisar para viajar en carretera, pero no vinieron a preguntarme eso así que hablen.
-Vinimos a ayudar- mentí, Burt puso cara de incredulidad.
- ¿También Santana?
-Ella sobre todo.
Santana, quien había estado mirándose las uñas, apreció genuinamente sorprendida de que el hombre supiera su nombre, luego su expresión se tornó ofendida.
-Sé hacerlo- aseguró, con su actitud retadora, pero Burt no se inmutó, le dijo no sé qué a uno de los trabajadores y después le respondió tranquilamente.
-No lo dudo- una señora interrumpió preguntando sobre un Matiz rojo, Burt llamó a uno de sus empleados para que la atendiera y continuó- Pero hoy es un día más agitado de lo normal y necesito profesionales. ¿Alguno de ustedes lo es?
-Casi- respondí- Vamos, señor Hummel, denos un par de motores, lo haremos gratis.
Eso le pareció increíble.
- ¿Alguien los mando?- nos interrogó.
Me reí y finalmente lo convencí, sólo faltaba lograr que Santana confesara que amaba a Brittany, él la convenciera de que todo estaba bien y todos fuéramos felices.
No pasó exactamente así.
Hicimos una competencia, apostamos treinta dólares que yo no tenía a que cada uno tenía que reparar 5 autos en total, pero los míos estaban más graves porque Santana terminó cuando yo apenas iba por el tercero, que no se dejaba. La verdad estaba muy sexy toda manchada de grasa, era como Navidad para los hombres del taller.
No fue de esperarse que me lo restregara en la cara. No quiso entender que mis autos estaban más descompuestos que los suyos.
-Es una auto estándar, Puckerman, los que dan problemas son los automáticos, por si no lo sabes. Creo que me debes 30 dólares. Págame.
No tenía más que diez dólares en el bolsillo, supuse que iba a ganar, y tampoco veía a Burt cerca para que iniciara la conversación por la que había hecho todo eso.
Traté de distraerla mientras buscaba a Burt con la mirada. No funcionó.
-Noah Puckerman, págame o atente a las consecuencias.
No pude evitar contestarle, era una costumbre.
-Claro, ¿y qué me vas a hacer? ¿Arañarme con tu lima de uñas?
Santana entrecerró los ojos, daba un poco de miedo.
-Págame o me voy a poner al estilo de Lima Heights y te voy a arrancar esa rata muerta que tienes en la cabeza. Le prometí a Britt ir a Breadstix.
Lo último lo dijo como para ella y a mí se me salió lo bruto que soy a veces.
- ¡Exacto, Britt!- exclamé, sintiendo que por fin llegábamos al punto.
- ¿Qué con ella?- explotó Santana en seguida, tan fácil como encender pólvora.
- ¿Vas a llevar a Brittany a Breadstix, como, ya sabes… en una cita?
Su rostro palideció, una expresión fugaz que jamás había visto en ella, pero en seguida cambió a la de “Cállate o te mato de maneras dolorosas”.
- ¿Qué estás diciendo, enloqueciste?- susurró, a pesar de que estábamos en un esquina del taller, ligeramente alejados de los demás.
- ¿Por qué lo niegas Santana? ¿No te cansas?- le dije. Fue estúpido, lo sé, pero debieron haber visto su cara, vi su batalla interna y es mi chica, no deseaba que siguiera así.
-Me largó, Puckerman. Hazte un favor y no me vuelvas dirigir la palabra.
Se dio la vuelta, yo sólo quería hablar con ella y jalé su brazo, no quise hacerle daño, pero ella volteó y me soltó un manotazo en el hombro, gritándome que le sacara las manos de encima.
El lugar quedó en silencio otra vez, la respiración agitada de Santana se sobreponía.
- ¿Qué pasa aquí? - dijo Burt, metiéndose entre nosotros, ordenándoles a los demás que siguieran trabajando.
-Nada- contestó Santana, retrocediendo- Yo ya me iba.
- ¿Está todo bien?- le preguntó Burt, debió ser el instinto ese que los padres tiene- Finn te llevará.
-No, me voy caminando.
-Nada de eso, es peligroso.
-Mire, señor Hummel- empezó Santana- Yo puedo cuidarme sola, ¿me entiende? No necesito la ayuda de nadie.
Cuando habló, me miró y Burt lo notó.
- ¿Qué sucede?
-Nada, como dije, me largo.
-Santana, no te vayas- le pedí- Soy tu amigo.
- ¿Quién te dijo eso, Puckerman? No eres mi amigo- aseguró, casi me sentí mal.
Sin darnos cuento habíamos empezado a susurrar y el escándalo del lugar evitaba que los demás nos escucharan.
- ¿No? Bueno, entonces no, pero soy amigo de Brittany y está triste, por ti.
Yo hablo y después pienso, no aprendo que se hace al revés, no quería hacer sentir peor a Santana.
-No sabes nada de nosotras.
-Sí, lo sé. Sé que se quieren y que tú te estás destruyendo.
-Cállate, no eres mi amigo y no tienes derecho a meterte en mis asuntos.
- ¡Por Dios, Santana! ¿Por qué no te das una oportunidad a ti misma? Te lo pido, sólo habla con el señor Hummel.
El aludido nos miraba en silencio y Santana pareció espantarse por recordar su presencia. ¿Cómo podía? Estamos hablando del papá de Kurt.
-¿Terminaron?- preguntó, ninguno dijo nada- Antes que todo, Puck, yo sé que no haces esto con malas intenciones pero no tienes derecho a forzar a Santana a hacer nada que no quiera, ¿me entiendes?, incluso cuando lo hagas por su bien, no puedes. No es tu derecho. ¿Entendido?
Yo asentí. No entiendo por qué, pues no suelo aceptar regaños de nadie, me enfurece que me digan que hacer. Sin embargo con Burt no sentí que lo hiciera por fastidiarme la vida. Santana tenía los ojos vidriosos.
-Santana, no tienes que hablar conmigo de nada si no quieres, pero no voy a dejar que te vayas sola a casa, ¿de acuerdo?
Casi le escuché un suspiro, ella también asintió.
-Los dos, vayan a la casa con Finn sin matarse, cuando deje las cosas en orden aquí iré para allá y te llevaré a donde pidas, ¿bien?
Santana me lanzó una mirada asesina, pero no discutió.
La casa de la familia Hummel-Hudson está muy cerca del taller y fuimos caminando en silencio. Creo que Santana sentía que obedecer la salvaba de todo lo demás y por eso no se escapó corriendo en cuanto puso un pie en la calle.
Soy experto en eso de arruinar las cosas, pregúntenle a Quinn. En ese momento pensé que quizás si era un poco estúpido, porque arruino las cosas con mucha facilidad. Las cosas no se suponía que salieran así. No era el plan.
Pero claro, los planes nunca salen como deben, sobre todo a mí.
Nos sentamos en la sala con Finn, el ex box encendido y un juego detenido en la televisión. Fue la definición de incomodo, ni siquiera la cara de confusión de Finn me hizo sentir mejor.
El silencio era pesado, no sé cuánto tiempo pasó hasta que Finn reanudó su juego matando zombis, sin nada mejor que hacer. Al perder por tercera vez, Santana le arrebató el control.
-Oye- se quejó Finn.
-Mi turno, gigante egoísta y perdedor. Voy a enseñarte como sea hace.
Yo sabía que Santana tiene algo de loca, o probablemente sólo estaba furiosa, porque se ensañó con cada zombi del juego, sin fallar a uno. Era un espectáculo, creo que en ellos veía mi cara, y la de Finn y la de Artie y la de quién sabe cuántas personas más. Fue sorprendente, para qué negarlo e hizo un nuevo record. Justo al aparecer la puntuación en la pantalla Burt entró.
- ¿Qué haces por aquí a esta hora, Burt?- preguntó Finn.
-Voy a llevar a Santana a casa- anuncia Burt- Tú tienes las llaves del auto, ¿no? ¿Puedes sacar el auto de la cochera? Por favor, Finn.
-Claro.
Cuando Finn se fue Burt nos miró como si quisiera leernos.
- ¿Todo arreglado?- preguntó.
-No- dijo Santana, mirándome- Es en serio, Puck, te arrancare los órganos y luego los venderé en el mercado negro si vuelves a decir una palabra de eso.
-Yo sólo quiero que dejes de ser tan infeliz, Santana. ¡Estuviste a punto de matar a Berry sólo porque estas enojada con el mundo!
- ¡No te importa, Puckerman!
-Si me importa. Me importas, eres mi chica. Y sólo eres feliz junto a Brittany, ¿por qué la alejas?
- ¡Cállate de una vez!
-Cálmense, los dos. Como te dije, Puck, no es tu derecho decir nada de esto. Pero Santana, ¿puedo sentarme junto a ti?- estaba seguro de que ella iba a decir que no, pero se mantuvo en silencio y Burt ocupó un lugar cerca de ella en el sofá- No importa lo que sea, eres grandiosa.
Santana y yo pusimos más o menos la misma expresión. ¿En serio? ¿Todo el show para que Burt le dijera lo grandiosa que era? ¿EN SERIO?
- ¿En serio? ¿Eso es todo lo que vas a decir?
A veces pienso en voz alta.
-Sí, aunque no creo necesario recordarte que eres fuerte, inteligente, muy talentosa, mejor mecánica que Puck y al parecer le pateaste el trasero a Finn en los videojuegos.
Santana se rió ante el comentario, casi orgullosa.
-Un solo aspecto de ti no define quien eres- continuó- Y lo más importante de todo es ser feliz, como sea, sin herir a nadie. A veces es difícil, pero a eso venimos, a ser felices.
Con mi vasta experiencia en mujeres sé que una sonrisa puede decir todo o nada y que cada una tiene muchas distintas. Las de Santana yo las clasifico en: la de siempre, la malévola, la triste y la de verdad, la última sólo se la saca Brittany, tiene talento para eso. La que sacó ante las palabras del padre de Kurt fue una entre la triste y la de verdad. No aceptó su amor por nadie ni me agradeció nombrándome el padrino de su primer hijo, como yo esperaba, pero casi sonrió de verdad y casi, casi bajo sus defensas.
Finn entró entonces, no enterado de nada (¿o sí?).
-Ya está el coche afuera- anunció.
-Tiempo de irnos, muchachos.
Burt prendió el estéreo y conducimos todo el camino en silencio, extrañamente no incomodo. Antes de bajarse Santana me hizo prometerle no hablar de eso con nadie y le dije que sí, se lo debía.
-Gracias… por traerme, señor Hummel.
-No es nada. Cuando quieras, sabes dónde encontrarme.
Burt me regañó, no exactamente, pero algo muy parecido a un regaño. Me repitió lo mismo: que lo que hice estuvo mal y que no está bien presionar a nadie.
Pero todo valió la pena, pues al siguiente día, el ya por si mismo glorioso último día de clases vi a Santana y a Brittany abrazarse, como no hacían hace tiempo.
Nos cruzamos.
- ¿Qué hay, chicas?- saludé.
-Santana ya no quiere hacerle vudú a Rachel, ya la perdonó por lo de las Nacionales, ¿verdad, San?
-Digamos que sí- dijo la morena.
- ¿Ya no estás triste, Britt?
-Claro que no- fue su respuesta, acompañada de un abrazo alrededor de la cintura de Santana.
Dos de mis chicas estaban felices, yo diría que fue misión cumplida.
-Te lo dije- Te dije que Santana no iba a dejar de quererte, le guiñé un ojo a la rubia. La cara de confusión de Santana también es divertida.
- ¿Decir qué?
-Nada
Las invité a jugar videojuegos a casa de Finn, también fueron Kurt y Blaine.
Santana nos ganó cada maldita partida de Guitar Hero y vimos un vídeo de Kurt bailando “Old Time Rock and Roll” cuando era pequeño. Divertidísimo, sobre todo la vergüenza de él.
A veces me distraigo, ¿de qué iba todo esto? El señor Hummel.
Es el tipo al que no le grita Santana y nos enseña vídeos graciosos de su Kurt de pequeño.
Un gran tipo, yo diría.