May 16, 2004 01:22
Os contaré la historia del señor Chofff...
El señor Chofff era un tipo sensato, agradable con moderación, amigo de sus amigos y algo predecible, aún que a veces, cuando la luna estaba llena, se convertía en un ser un tanto extraño, y acudían a su cabeza ideas extrañas, tan extrañas como puede permitirse un personaje semejante.
El señor Chofff tenía una esposa, a la que llamaremos señora Chofff. Nuestro amigo Chofff, estaba enamorado totalmente de ella, es mas, estaba totalmente perdido en los sueños que había soñado para ambos...estaba tan perdido en esos sueños, que construyó un mundo de ángeles hermosos, princesas, dragones, caballeros y magia, y llevó a la señora Chofff a vivir allí, con la esperanza de no envejecer nunca, y así hacer durar eternamente el amor que sentían el uno por el otro. Tan maravilloso era ese mundo, que el tiempo pasaba casi sin que se dieran cuenta, pero pasaba, y el señor Chofff y su esposa, envejecían, maduraban y cambiaban.
En aquel mundo, el señor Chofff ya no trabajaba en su oficina, y podía ser un caballero andante, o un mago poderoso, tejedor de sueños maravillosos con los que adornar la frente de su esposa, que ya no era una simple dependienta en una tienda de comestibles, si no que se convertía en un ángel de luz infinita, hermoso en sus movimientos, grácil en sus vuelos bajo cielos de color violeta; tal era el poder de aquel sentimiento, que les daba la clave para guardarse a si mismos del azote de los años.
Un día de abril, el señor Chofff y su esposa decidieron tomar sus pocas pertenencias y su mundo de sueños, y cruzar el mar para intentar vivir una nueva vida en otra tierra. El futuro era prometedor, y un gran destino les esperaba.
Pero el destino es un traidor cruel y un bastardo huido del infierno, y cuando creían haber comenzado su nueva vida, el señor Chofff fue despedido de su empleo en el mundo real, y huyó al mundo de sueños que tan hermoso le parecía. Cuando atravesó las puertas del reino mágico, se encontró en una tierra fría y oscura, donde los dragones eran perros apestados, y los ángeles eran espectros sin forma, que vagaban sin rumbo...tras uno de estos espectros, el señor Chofff reconoció el rostro de su esposa, envejecida, madurada y cambiada, ella sostenía un espejo, en el cual nuestro amigo se vio reflejado...envejecido, madurado y cambiado...y tras su propio reflejo, vio también asomar al fantasma del hambre y la pobreza con sus ojos hundidos y su sudario pardo y sucio.
El señor Chofff se sumió en un estado de profunda pena, y parecía que el peso de los años que no había notado pasar, se cernía sobre su cabeza...EL SUEÑO HABIA TERMINADO PARA SIEMPRE, y nunca jamás podría recuperar aquella sensación de intemporalidad.
La realidad inundó la vida del señor Chofff. Pero era una realidad irreal, no como aquel mundo que construyó una vez con amor y magia, que siendo ficticio era mas tangible que la propia realidad, los días, todos iguales, pasaban lentos y pesados, hasta que la señora Chofff, harta de ver a su esposo consumirse, decidió poner fin a su matrimonio, huyendo con un trompetista de una banda de jazz.
El señor Chofff, tomo el barco de vuelta a su tierra natal, y durante la travesía, fue tirando al mar todo lo que quedaba de su corazón, de su mundo de sueños, y en definitiva, de si mismo.
Una carcasa vacía bajo a tierra, abrazó a sus hermanos que le esperaban en el puerto, y subió al coche con ganas de haberse quedado en medio del mar, flotando eternamente, mecido por olas de agua fría y a merced de los vientos.
La irrealidad de la realidad siguió penetrando en la carcasa vacía del señor Chofff, pero era un dolor insoportable, y nuestro protagonista intentó adormecerlo con grandes dosis de alcohol, y con compañías poco recomendables hasta que tres años después, despertó en un cuchitril de mala muerte al que llamaba su casa, rodeado de botellas vacías y suciedad, y fue a mirarse al espejo. El señor Chofff vio un hombre lastimoso, con barba y los dientes rotos, con los ojos vidriosos y el pelo sucio; ante esta imagen, el señor Chofff montó en cólera, y recordando al muchacho guapo y valiente que había sido tiempo atrás, echó a patadas de su casa a la gentuza que había recogido durante la noche, afeitó su barba, y salió a la calle sin ninguna razón, miró de frente al sol del mediodía.
En ese mismo momento, el señor Chofff cayó fulminado, y en su lugar se alzó un tipejo llamado Juan Carlos, con fuerzas renovadas, y con muchas cosas que hacer.
Juan Carlos volvió a ver a viejos amigos, conoció algunos nuevos, y se libró de algunos lastres, retomó la fuerza que le había faltado en tres años, y gritó un desafío al mundo...allí estaba el, dispuesto a encontrar el amor nuevamente, pues es un tipo un tanto ñoño, que necesita de alguien a quien cuidar.
Bien, esta es la historia del señor Chofff(que en paz descanse) y de su otro yo, al que veo de vez en cuando. Suele estar de cachondeo con su gente, a veces se pone melancólico, como esta noche, pero va haciendo...
Si le veis, invitadle a un whisky de mi parte ;)
P.D: Creer en la música, en el arte y en el amor, es una buena religión, benditos seáis en el nombre de Rozz y sus apóstoles.
JCAC
16 de mayo de 2004 a las 02:52 am