Hipotecados

Jun 15, 2009 13:11




No existe más
que lo que el viento ya no arrastra.

Hasta los sueños cobraron el rumbo
de las viejas cigarras
y, tras ellos,
tú también te esfumaste en la noche como el humo
y respiraste tu sombra.

Otros quedamos.
Con el frío en las espaldas,
colonizados los huesos,
nos apoyamos sin mutación en el absurdo.

Y el horizonte
siguió hilvanando su tristeza sobre nuestras islas,
eternamente aisladas.

Yo quise escurrirme donde no llegan las pinzas de las horas
ni el telar de la angustia,
pero fue inútil.

Estábamos condenados
a arrastrar con los límites,
a tragarnos las lágrimas,
y a continuar la guerra contra el polvo.
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