Si tú te atreves I

Apr 22, 2009 10:27


Si tú te atreves I (Parte B)

***

Febrero 2001

Muchas veces los días resultaban más difíciles de lo normal. Además de los problemas habituales de la filmación, tenían que añadir el miedo a ser sorprendidos. Las medidas de seguridad los tranquilizaban, pero no por eso podían ser descuidados, no importaba cuán grande fuera el deseo de estar juntos; aunque el saber que podían tocarse y besarse sólo por un momento era demasiado tentador para dejarlo pasar, sobre todo sabiendo que luego debían actuar como si nada pasara.

En sus momentos libres iban a algún lugar tranquilo, lo más alejado de la gente como les fuera posible, si es que era posible. Algunas veces entraban al remolque de alguno de los dos, mientras que en otras ocasiones solo se quedaban leyendo el guión en algún sitio apacible, donde los juegos, las risas, algún roce de su mano o caricia por debajo de la mesa eran inevitables y luego no se podían controlar...


Un día David llegó algo más serio de lo normal hasta el lugar donde Gillian hablaba con uno de los camarógrafos.

- ¿Qué sucede? - Le preguntó Gillian a David cuando se les acercó.

- Necesito hablar contigo - Respondió él mirándola, y luego volteó a ver a la persona con la que conversaba Gillian, quien les indicó que no había problema con un movimiento de cabeza. David  tomó del brazo a Gillian y empezaron a caminar.

- David… -  se quejó ella al sentir que la jalaba. Se dio cuenta que él no respondería, asi que no intentó preguntar por segunda vez. Voltearon por una esquina, y de improviso, David la besó. Ella correspondió el beso, pero al recordar donde estaban rompió el contacto. - David ¿Qué sucede contigo? - le preguntó mirando hacia ambos lados para comprobar que nadie los hubiera visto.

- Me voy - Le dijo David  mirándola a los ojos.

- Irte ¿De qué estás hablando? - Le preguntó ella confundida.

- Del programa. Acabo de renunciar-

- ¿Qué tú hiciste qué? - Exclamó Gillian sorprendida, soltándose bruscamente.

- Acabo de hablar con Chris y los de la cadena, no quieren escuchar ¿Te acuerdas de lo que te comenté, sobre pedir una mayor participación por la ventas de la serie, y donde tú no quisiste participar? -

- David, sabes muy bien que esas cosas no me interesan - Gillian lo cortó.

- No te estoy criticando - Le aclaró él. Ella asintió - No quieren hacerlo, así que puse mi papel a disposición. Es la última temporada de Mulder -

- ¿Ellos te dejaron renunciar? - Contestó ella sorprendida.

- Dicen que Mulder ya desapareció una vez y que pueden hacerlo de nuevo -  David levantó los hombros.

- No puedo creerlo…- dijo Gillian con la cabeza baja. Él no respondió, sólo permaneció mirándola. No decía nada, pero ella sabía que le dolía. Aunque lo negara la mayor parte del tiempo, a él le gustaba ser Mulder, y a ella le gustaba que lo fuera. - ¿No hay nada que hacer? Tal vez si hablas con ellos, si yo hablo con ellos…-

- No Gillian. Sabes que aunque consigas convencerlos no lo haré - Ella afirmó con la cabeza - Mas tarde vendrá Chris a hablar con el resto, pero quise decírtelo en persona - Gillian se puso de puntillas y lo abrazó. No le importó si alguien los veía, después de todo, una vez que la noticia fuera de conocimiento público, su comportamiento sería comprensible. Aún le costaba creer que él no estaría. Siguieron abrazados hasta que el celular de ella empezó a sonar.

- ¿No vas a contestar? - le preguntó él. Ella buscó el aparato en su bolsillo y lo sacó.

- Debo tomarla. Es Piper - Dijo y ambos sonrieron.

- No te preocupes. Mándale mis saludos - David comenzó a alejarse, pero de pronto se volteó.  Gillian tenía el aparato en su oreja.

- Te veo luego - le dijo David y  ella tan sólo movió la cabeza afirmando, sabiendo a lo que se refería.

****

A las cuatro de la tarde, David decidió ir a casa. Chris hablaría con parte del equipo de producción, y no deseaba estar presente. Luego soportaría las preguntas y reproches.  Por ahora sólo sentía unos enormes deseos de abrazar a su pequeña.

Estacionó la camioneta en la cochera, y entró a la casa. Estaba vacía, y pensó que era mejor de esa manera, ya que quería estar a solas un minuto. Se sentó en el sofá con las manos detrás de la cabeza, y después empezó a masajear sus sienes. Recién estaba asimilando lo que acababa de suceder: Había renunciado a la serie, y lo más sorprendente era que los de la cadena lo habían aceptado. Él creyó que poniendo su papel a disposición se asustarían y aceptarían sus condiciones, o que por lo menos llegarían a algún acuerdo como la vez anterior. Pero esta vez no había sido así, las cosas resultaron muy distintas a como las había imaginado. Muy distintas.

En ese momento la puerta principal de su casa se abrió, y vio entrar a su pequeña, quien al verlo, corrió gritando hacia donde estaba, para luego lanzarse a sus brazos. Eran instantes como este los que hacían que todo valiera la pena. Detrás de su hija venía Jean, la nana.

- ¿Cómo está mi  princesa? - Le preguntó David a su pequeña dándole un beso en la mejilla - ¿Cómo te ha ido hoy? - Volvió a preguntarle mientras la ayudaba a quitarse la mochila de la espalda.

- Bien papi - le contestó West con una sonrisa.

David vio a Jean a punto de entrar a la cocina y la llamó.

- Jean -

- Dígame Señor Duchovny - Le respondió la joven educadamente.

- ¿Sabes a dónde fue la señora? -

- No, señor. No dejó dicho a donde iba -

- Está bien. Gracias -Jean dio media vuelta y entró a la cocina.

- ¿A dónde fuiste hoy? - Le preguntó David a su hija, a quien aún llevaba cargada.

- Parque - le respondió la niña.

- ¡Oh! ¿Y te divertiste? - Ella afirmó con la cabeza y una gran sonrisa en los labios. - ¿Más que esto? - Le preguntó David y empezó a hacerle cosquillas. Uno de los sonidos más hermosos del mundo era escuchar reír a su hija. Su risa le trasmitía mucha alegría, tranquilidad y esperanza. Cuando la escuchaba reír no existía algo que pudiera salir mal.

- ¿Qué haces aquí tan temprano? - Escuchó la voz de Tea, quien estaba entrando a la sala.

- Mami - La niña la llamó y Tea sonriendo, se puso de cuclillas y extendió sus brazos para abrazarla.

- ¿Cómo ha estado mi niña? -

- Bien - Le respondió la pequeña.

- Me alegro - Le dio un beso en la mejilla y la cargó. Con la pequeña en brazos caminó hacia David -  quien se había parado luego de dejar libre a West - y lo besó. - No te esperaba tan temprano - le comentó.

- Si, tuve una reunión con Chris y después me fui - Explicó con algo de seriedad.

- ¿Hay algún problema? - Le preguntó Tea al ver su rostro.

- Hablaremos luego - Le contestó parcamente quitándole a su hija de los brazos y haciéndola volar. Ella sonrió. David era un buen padre, el mejor que pudo elegir para su hija. Pero algo estaba pasando, lo podía ver en su rostro.

- ¿Qué tal si vamos a dar una vuelta a la playa? - Propuso David a ambas mujeres.

- ¡Genial! ¿Qué dices West, quieres ir a la playa con mami y papi? - Le preguntó Tea sabiendo cual iba a ser su respuesta.

- ¡¡¡Siiii!!! - Gritó la pequeña, saltando de la alegría.

- Está bien, vamos a cambiarnos entonces - le dijo Tea, y asiéndola de la mano la llevó hasta su dormitorio.

David las vio alejarse, sintiéndose la peor persona del mundo. Tenía a esta hermosa mujer, y una maravillosa hija, pero lo único que quería hacer era salir corriendo detrás de la pelirroja con la que había pasado la mayor parte del tiempo en estos últimos años. Amaba a su esposa, pero no como a Gillian; lo que sentía por Tea era más cariño mezclado con un sentimiento de gratitud,  que otra cosa. La única razón por la que seguían juntos era por West. Ella no tenía la culpa de los errores de sus padres, no merecía sufrir. Más adelante, cuando fuera mayor, y pudiera entender, recién entonces Gillian y él podrían ser libres para estar juntos. Por ahora su vida no les pertenecía a ellos, sino a sus hijas. Y lo sabían y aceptaban. El bienestar de ellas era en esa etapa de sus vidas lo más importante.

David, Tea y su pequeña hija pasaron el resto de la tarde en la playa, riendo y corriendo en la arena. David se olvidó de todo por un momento, pero al caer la tarde, la realidad lo golpeó nuevamente.

West se había quedado dormida en sus brazos de regreso a casa. Al llegar, Tea la llevó a su habitación para cambiarla y hacerla dormir, mientras que David entró a su cuarto. Tomó una ducha muy larga. Cuando terminó de bañarse,  Tea lo estaba esperando afuera.

- ¿Qué sucede? Y no me digas que nada - le inquirió ella con las manos en las caderas.

- No pensaba hacerlo - Respondió él sentándose sobre la cama. Permaneció un momento en silencio y finalmente confesó lo que había estado callando - Dejé el programa -

- ¿De qué estás hablando? -.

- Esta es mi última temporada en el show -

- ¿Qué sucedió?-

- Hace un tiempo les pedí una mayor participación de las regalías de la serie, no quisieron aceptar, puse mi papel en disposición y eso si lo aceptaron-

-  ¿Hace tiempo?... ¿Y cuando pensabas decírmelo? - le increpó Tea empezando a enojarse.

- Disculpa, se me debió pasar -

- Se te debió pasar… Soy tu esposa David, tú esposa, esta clase de cosas no se te deben pasar - le recriminó.

- Ya dije que lo siento - repitió David, sin saber que otra cosa decir.

- Eso no es suficiente -

- ¿Qué es lo que quieres entonces? - le preguntó David exasperado, levantándose.

- ¡Quiero que me des mi lugar como TU esposa! - Tea le gritó, y él supo que ya no estaban hablando de su salida del programa.

- Otra vez con lo mismo - comentó fastidiado, caminando hacia el closet.

- ¿A dónde vas? - le inquirió ella, al ver que se estaba cambiando.

- No quiero volver a discutir por lo mismo de siempre. No puedo hacerlo ahora. Así que mejor salgo un rato y dejo que te calmes. Cuando estés más tranquila, hablaremos -  Dicho esto, David salió de la habitación. Segundos después, Tea escuchó la puerta principal de la casa cerrarse y supo que él había salido, asi como también supo con quien iba a encontrarse.

Tea sabía que si se apuraba aún podía alcanzarlo antes de que se subiera al carro, pero no quería  volver a armar una escena. Últimamente lo único que hacían era discutir, y esta rutina ya la estaba cansando, asi que para calmarse se dirigió a la habitación de su hija. Ella ya dormía en una cama normal, por lo que pudo echarse a su costado. La abrazó, y de esa manera se fue tranquilizando. Dejó que la rabia escapara de su cuerpo en forma de lágrimas.  No quería echar a perder este matrimonio también, pero todo parecía indicar que eso pasaría. David no cooperaba para que su relación se reconciliara. Parecía que el único momento donde estaban calmados era cuando su hija estaba alrededor, pero eso pronto ya no sería excusa para que él no corriera todas las noches hacia los brazos de la otra mujer.

***

Cuando David arribó al apartamento vio que Gillian todavía no había llegado, pero seguramente no tardaría en hacerlo. Su hora de encuentro era siempre a las nueve de la noche y aún faltaban treinta minutos para que fuera esa hora. Encendió las luces, se quitó la chaqueta y fue directamente al bar para prepararse un trago. El enfado por la última discusión que había tenido con Tea aún no se le iba. No comprendía por qué le molestaba tanto que Tea lo acusara de engañarla, si esa era la verdad. Tal vez se trataba de su propia consciencia fastidiándolo por herir a su mujer. Pero ya sabía cómo solucionaría esta situación.  Se tomó de un sólo sorbo el whisky en las rocas y se echó en la cama a esperar la llegada de Gillian.

A la nueve en punto Gillian cruzó la puerta con su ya acostumbrado sobretodo negro y lentes que le cubrían medio rostro. Colgó su saco en el perchero, dejó sus lentes de lunas rojas sobre la mesa de la cocina y se acercó a David, quien estaba con los ojos cerrados, tirado de espaldas sobre la cama.

- David - Lo llamó y él abrió los ojos al instante.

- Hola, debí quedarme dormido, no te oí llegar - contestó él sin levantarse.

- Acabo de llegar ¿Qué es lo que ocurre? - Sabía que algún problema tenía porque no la había besado aún, y eso siempre era lo primero que hacía cada vez que se veían. David se sentó sobre la cama al lado de Gillian.

- Es Tea - Dijo su nombre con algo de desgano y Gillian lo fulminó con la mirada.

- No, no es nada malo - se apresuró a explicarle cogiéndole una mano - Al menos no para ti - aclaró.

- ¿Entonces? - preguntó ella algo cortante.

- Casi tuvimos otra discusión, y decidí irme de la casa antes de que realmente empezara - Gillian permaneció callada sin saber que decir. Nada de lo que dijera en ese momento serviría para calmar a David, asi que prefirió sólo escucharlo. En ese instante él se paró y empezó a caminar por la habitación, hasta que finalmente regresó donde estaba Gillian - Pero ya sé cómo arreglar esto - le dijo entusiasmado con una breve sonrisa.

- ¿Qué piensas hacer? - le preguntó ella preocupada.

- Dejaré a Tea - Contestó David sin más, y Gillian lo miró sorprendida.

- ¿Ahora? -

- Bueno, no ahora exactamente… pero no pasará mucho tiempo antes de que se lo diga -

-  Si, igual que las otras veces,  dónde dijiste lo mismo, y al final no hiciste nada - respondió ella con sarcasmo, levantándose y dándole la espalda a David.  No es que estuviera molesta con él, al menos no como lo estaba con ella misma, porque en el fondo, a pesar de saber que no lo haría, quería creerle.

- ¿Por qué dices eso? Esta vez es de verdad, luego de lo de hoy estoy completamente decidido - le dijo colocando sus manos suavemente sobre sus hombros. Ella se volteó para darle la cara.

- ¿Y West? No puedes simplemente dejarla, ella también necesita a su padre -

- Aunque terminemos, Tea no podrá separarla de mí, yo no lo permitiré - Gillian siguió mirándolo con dudas - Oye, ¿qué pasa? Pensé que esta noticia te alegraría -

- ¿Igual a como me alegré las otras veces? - remarcó Gillian con ironía.

- Lo haré ¿de acuerdo? Lo prometo - le afirmó David - Ahora ven - Abrió sus brazos y la sostuvo por unos segundos.  Cuando se soltaron, David fue directamente sobre sus labios para besarlos. Ella los aceptó y correspondió, y  siguiendo con un orden lógico se tiraron sobre la cama que tantas veces había sido testigo de su amor secreto.

***

David llegó a su casa a las tres de la madrugada. Caminando despacio y casi sin hacer ruido entró a la habitación que compartía con Tea, pero al no encontrarla durmiendo sobre la cama, se imaginó donde podría estar, asi que se dirigió allí.

En la habitación de West encontró a Tea durmiendo abrazada a su pequeña hija, y volvió a sentir que les había fallado. Sabía que nunca podría serle fiel a su mujer, porque jamás dejaría  Gillian,  pero no quería hacerla sufrir más,  y por eso había tomado la decisión de  separarse de ella. Estaba seguro que a Tea le dolería al principio, pero luego se daría cuenta que era lo mejor para todos.

Luego de unos minutos contemplando de lejos a su mujer y a su niña, abandonó la habitación y se dirigió a su cuarto.

***

Continuará…

david duchovny, gillian anderson, snogger

Previous post Next post
Up