TÍTULO: A broken promise
FANDOM: Fútbol RPF
PERSONAJES: Zlatan Ibrahimovic, Maxwell. Mención de M.Raiola.
PAIRING: Zlatan/Maxwell (Ibraxwell)
RATING: PG
ADVERTENCIAS: um... ¿angst?
RECUENTO DE PALABRAS: 448
NOTAS: Forma parte del conjunto de viñetas
Soulmates never die, sexto capítulo. Ha sido el capítulo que más me ha costado de escribir, no sé si se nota por mi tardanza. Es más o menos como un 'capítulo de transición', poca emoción y mucho drama. Zlatan se ha ido a Turín y Maxwell se siente solo, incapaz de olvidar aquella promesa...
Se prometieron la eternidad. Sellaron ese trato en el aeropuerto de Schiphol en Ámsterdam, con aquel beso en la comisura de los labios, sutil y discreto, antes de que Zlatan marchase hacia Turín. El sueco partió con una media sonrisa, con la que intentó indicarle que “todo va a ir bien, nada nos puede separar”. Maxwell hizo esfuerzos para no romper a llorar en medio de la gente al ver a Zlatan desvaneciéndose entre la multitud.
Un año más tarde, a penas volvió a saber de él. Por ley, no se perdía ningún partido de la Juventus e intentaba, sin éxito, llamarlo después de cada encuentro. Llegó su cumpleaños, las Navidades, Año Nuevo, el primer scudetto, pero Zlatan nunca respondía a sus llamadas. Si la dichosa promesa no se había roto definitivamente, estaba seguro de que, por lo menos, estaba empezando a despedazarse.
Y él intentaba hacer vida nueva, con la que parecía ser la mujer de su vida y futura madre de sus hijas, y aún así, no pasaba un día sin que no pudiese pensar en Zlatan. Hasta que llegó aquella oportunidad.
“¿Quieres venirte a Italia conmigo?” le soltó un día Mino, su mánager. Así, por sorpresa, le confesó que el Inter de Milán llevaba meses interesado en él. “Sabía que no podía ocultártelo por mucho más tiempo, porque estaba seguro de que harías cualquier estupidez para ver a Zlatan de nuevo”.
A veces se preguntaba cómo podía Mino conocerlo tan bien. Porque, sí, más de una vez había estado a punto de coger un avión hacia Turín, sin ni siquiera saber cuál era el nuevo paradero de Zlatan, dispuesto a perderse por los grises y estrechos callejones de la ciudad si hacía falta.
Así que aceptó. Aceptó a pesar de los seis meses de lesión que aún llevaba en sus espaldas (o, por lo menos, en su pierna). Aceptó a pesar de sus dudas, a pesar de aquella vocecita en su interior que le insinuaba cada dos por tres: “¿y si Zlatan no quiere verte más?”. A pesar de todo, aceptó.
Si algo le había enseñado Zlatan, era que debía tirarse a la piscina y arriesgarse, utilizar todos los medios que estuviesen a su alcance, que la duda no estaba permitida cuando se quería algo de verdad.
No tardó en decir el “sí”, ni en viajar por primera vez a Milán y firmar ese contrato, ni en salir en las páginas de los periódicos deportivos, ni en despedirse por un tiempo de su chica y mudarse a aquella nueva ciudad. Sabía, de alguna forma u otra, que Zlatan iba siguiendo sus movimientos desde Turín.
Y también intuía que, aunque fuese sólo un poco, Zlatan también seguía pensando en aquella promesa rota que, sin embargo, parecía que podría salvarse algún día.
N/A: El título de la viñeta viene, cómo no, de una canción de Placebo. Esta vez, Broken promise junto a Michael Stipe. :)