Título: Sentimiento inexplicable
Pareja: San Lorenzo/yo XD.
Rating: PG
Betas:
kata_cxaico Mil gracias a ambas =D. Si les llegó lo que escribí, valió la pena. *abrazo*
Esto salió por la necesidad de canalizar tanta angustia que acumulaba partido tras partido. Que una puede ver como machacan al club de sus amores y sentir la impotencia de no poder bajar al campo de juego y ayudar. Solo ser parte de esa afición que daría todo por este club. Todo.
Aclaración: Lo que está entré "negrita" son partes de canciones de la Gloriosa hinchada de SL.
“Yo soy cuervo desde que estaba en la cuna, a San Lorenzo cada vez lo quiero más”
No recuerdo la primera vez que dije que era hincha tuyo, San Lorenzo. Pero lo soy. Desde la cuna, prácticamente. Mi papá fue el responsable. Y a su vez, fue mi abuelo el que lo hizo hincha a él. Cuando digo que soy hincha de San Lorenzo, lo digo con orgullo, con pasión, con amor y con desafío. Porque se, que después de eso, se viene un aluvión de cargadas, palabras dichas para hacer doler. Intentando que me avergüence de vos. Pero me pueden decir lo que quieran. ¿Qué nunca habíamos ganado una copa internacional? Conquistamos la Mercosur del 2001 y la Sudamericana del 2002. ¿Qué no tenemos Libertadores? Es verdad, no la tenemos, pero la vamos a conseguir. ¿Qué no tenemos barrio, que no tenemos a Boedo? Esa duele, San Lorenzo. Mucho. ¿Pero sabes qué? Que vamos a volver. Tenemos a miles de Guardianes custodiando esta causa. Sé que lo sabes, nos viste el último 8 de Marzo en Plaza de Mayo. ¡¡110 mil!! Cantando, cantando y cantando. Por vos, por la vuelta, por Boedo. Por este amor que crece día a día. Por este amor a los colores que desafía resultados. Con el correr de los años aprendí a cerrar los puños, apretar los dientes y levantar la frente. Siempre nos van a golpear, pero yo, nosotros, tu fiel hinchada, nunca te va a abondar. Siempre vamos a estar para vos, partido tras partido, y nunca te vamos a abandonar.
“El Nuevo Gasómetro ya está, vamo’ a ganar”
La primera vez que pisé el Nuevo Gasómetro fue indescriptible. A esa altura sabía absolutamente todo. Que después de casi treinta años volvíamos a tener un hogar. Gracias a tu gente, amado San Lorenzo. Gracias a esos hinchas, que por amor a vos, puso peso tras peso para construir la cancha de cemento. No más alquileres. No más canchas ni tribunas ajenas. No más de no saber en que lugar se iba a jugar de local. El Bajo Flores no es Boedo, pero volvíamos a tener casa. Lo que yo quiero a la cancha de cemento no se puede explicar. No lo puedo explicar. Fue mi papá el que me llevo por primera vez. El que me siguió llevando, durante años. Fue él el que me hizo socia y me pagaba las cuotas del club, y cuando mis padres se divorciaron, el único día que salía con él era los domingos. Día de partido. Día de ir a estar con vos, San Lorenzo. Cuando él murió me sentí destrozada. Lloré muchísimo. Me sentía perdida, desconsolada. Cuando pisé tus escalones, ahí en el NG, me sentí reconfortada. Un lugar lleno de partidos, de triunfos y derrotas. De llantos. De abrazos, de miles de emociones. Un lugar con recuerdos. Un lugar especial.
Con ocho años te vi ganar el Clausura del 97, en aquel empate con Rosario Central en el Gigante de Arroyito. Lo recuerdo, latente, con la ilusión de que podías ganar ese campeonato. Veía por la tele, con envidia, a todas esas personas con tus colores que habían viajado hasta ahí para apoyarte, para alentarte, para no dejarte solo. Y frente a la tele juré, que un día yo también iba a estar ahí. Que no me iba a importar en qué cancha, en qué mes ni en qué día del año. Lloviera o no, se derrumbara el mundo o no, a pesar de todo y de todos, yo te iba -te voy- a acompañar. Siempre.
Y al día de hoy te puedo decir que lejos queda la niña de 8 años. Que ya tengo 24 encima, y muchos partidos siguiéndote.
Fue en el principio del 2001 que sufrimos tanto. Un equipo a la deriva. Sin técnico, sin buenos resultados. Me leía todo diario que llegaba a mis manos. Y llegó el Ingeniero. Apretaba los dientes cuando escuchaba que otros se burlaban porque decían que venía a construir la cancha. Internamente deseaba que les cerráramos la boca a todos. A todos. Porque me dolía profundamente que se metieran con vos. Porque no era justo que nos atacaran tanto. Porque soy capaz de plantarme y defenderte de todos. Porque lo que siento por vos es enorme. Es eterno.
Llegamos a la 8va fecha con 4 victorias, dos empates y dos derrotas. Y con River Plate que se iba alejando. Quedaban 33 puntos en juego. Y contra todo pronóstico, contra todo el mundo y solo con nuestro apoyo, los lograste ganar a todos. Nos hiciste campeones. Y nos hiciste hinchar de orgullo. Nos hiciste creer más que nunca en vos. Siempre con vos.
Como sufrí en mi primera final internacional, aquél fatídico 19 de diciembre del 2001. Un día que muchos argentinos recuerdan, por la renuncia del Presidente. Del helicóptero. Del Estado de Sitio. Y yo cerca del NG, llorando porque había que volver a casa sin jugar esa final. De días que se hablaba mucho, que se juega en Brasil, que en Argentina no, que si, que no. Que algún día. Sufriendo hasta el 26 de Enero, por unos penales que no quería ver, ganamos. Fuimos campeones. Al fin.
En el 2002 logramos la primera edición de la Copa Sudamericana. Y para mi eras mi héroe. Orgullosa te seguía defendiendo contra los ataques. No era una Libertadores, es verdad, pero era una copa. Era nuestra. Nos hiciste felices, mucho.
Y he seguido viéndote, siempre fiel a este sentimiento. Siempre fiel a estos colores. Siempre con vos. Siempre.
He estado en ese torneo del 2007, que ganamos prácticamente de punta a punta. Que fue en ese campeonato que dejé atrás la platea Sur y me hice fiel seguidora desde la popular. Que formo parte de esa hinchada que se deja el alma y el corazón, la garganta en cada partido. Que he resignado salidas, almuerzos en familia, días de descanso. Que por vos a donde sea. A Rosario -aunque nos corran con piedras-. A La Plata, hasta Mendoza si es necesario. A partidos complicados, a clásicos en La Bombonera o en el Monumental. A territorios comanches como son Parque Patricios o Villa Luro. Que presencié partidos emocionantes, al borde del escalón, saltando, gritando. Llorando. Que me abracé a mi hermano, al que estaba al lado, al de atrás. Todos borrachos de felicidad, en aquel partido que ganamos 4-2 en el NG a Arsenal. En este partido en el cuál nos transformamos en el nuevo campeón.
“Por eso te sigo en las buenas y en las malas. Ganes o pierdas a mi no me importa nada. Porque a pesar de todo lo que hemos pasado, San Lorenzo querido, siempre estaré a tu lado”
Lo que te quiero decir, San Lorenzo, es que desde que nací estoy con vos. Pero no soy ni la primera, ni la única y mucho menos seré la última.
Que te fundaron un grupo de barrio, que amaba el fútbol, junto con el padre Lorenzo. Que con esfuerzo, y trabajo fuiste grande.
Desde tus comienzos tuviste detrás a una hinchada fantástica que nunca te abandonó. Que siempre estuvo. Que siempre va a estar. Que hizo un grito de guerra: “te juro que en los malos momentos, siempre te voy a acompañar”
Que por más que luchó no pudo evitar que se vendieran los terrenos de Avenida La Plata. Que con impotencia vieron como se cerraban las puertas de aquel mítico estadio. Del Gasómetro. Me parte el alma pensar todo lo que habrán sufrido. Siempre fieles, a tu lado. Nunca te dejaron solo.
Esa hinchada que sufrió un descenso. Esa hinchada que reventó tribunas, estadios, copó en todos lados. ¡Hasta el Monumental quedó chico! Que nos traigan el Maracaná, reclamaban. Gritaban ya por ese entonces. Esa hinchada azulgrana que se hizo Gloriosa.
Siempre estuvimos en las buenas, ¿Pero en las malas? En las malas estamos mucho más.
Somos esa hinchada que nunca se olvida de ponerse la camiseta después de una derrota. Que siempre da la cara. Que sufre, si, pero se cura las heridas y se levanta, para defenderte.
Es esta hinchada, la que evitó que te convirtieras en una Sociedad Anónima. Porque vos sos de tu gente. Sos nuestro. Ni de los dirigentes, ni técnico, ni jugadores. Nuestro. Y nadie nos va a apartar de vos. Porque vamos a defenderte del mundo, si es necesario.
Es esta hinchada la que se auto-nombró tu guardián. Los santos de Boedo. Los que luchan por volver. Por la Tierra Santa. Por la historia. ¡Tenemos una capilla en la Ciudad Deportiva, en honor al padre Lorenzo! Porque él hacía ir a los jugadores a la iglesia antes de un partido. Nosotros pasamos ahora por ella antes de entrar al NG.
Estamos en un momento delicado. Delicadísimo.
Comenzamos el año perdiendo 4-1 con Lanús. Cuatro goles que dolieron como cuatro puñaladas en el corazón. Cuatro goles capaces de destrozar los sueños, la esperanza de salvación. De resurrección. Un cuervo herido. Al que no dejaban levantarse.
Impotencia, rabia. Sentí muchas cosas ese día. Veía a jugadores que no están a tu altura. Necesitamos Camboyanos, Matadores. Citaría esa canción que todos conocemos y pocas veces se canta. Porque está diseñada desde la decepción, la frustración. Que está diseñada para lastimar. De ver jugadores que no se dejan el alma y la piel por vos. Que no entienden lo que significás. Que nunca nos regalaron nada. Nunca. Que punto por punto se tiene que ganar con sudor y sangre. Transpirando la camiseta.
Y a pesar de esos 4 goles, no te abandonamos. Siempre alentando, el grito de guerra traspasaba la pantalla. Canciones que se transformaron en escudos. En nuestra armadura contra todos. Palabras salidas del corazón. Por vos. Para vos.
“Vengo del barrio de Boedo, barrio de murga y carnaval, te juro que en los malos momentos, siempre te voy a acompañar”.
A esta altura no puedo evitar estar sufriendo. Como muchos. Verte en descenso directo duele. Verte al borde de abandonar nuevamente la primera división lastima. Porque no te merecés lo que te hicieron durante años. Podemos buscar culpables en todos lados. Técnico, jugadores, dirigentes. Todos te destrozaron, te usaron. Te lastimaron. Te dejaron en coma, herido. Teniéndonos a nosotros, a miles, intentando escudarte de todo y de todos. Pero solo podemos confiar en jugadores que se ponen tu camiseta sin poder soportar el peso. Solo podemos estar detrás del alambrado, coreando tu nombre, llevando orgullosamente tus colores. Desafiando calor, frío, sol, nubes, lluvia. Partidos en contra. Resultados que no se dan. Jugadores que no reaccionan.
El último partido que jugamos en el NG fue épico. Un ambiente lleno de gente. Caras conocidos, compañeros de batallas. Preparados para todo. Estuve más de media hora saltando y cantando en la previa. Subí los escalones de la Popular prácticamente sin voz. Y con muchos nervios.
Los primeros dos goles de Newell’s fueron terribles. Vi a gente grande derrumbarse. Llorar. A gente seguir alentando con lágrimas en los ojos, como yo. No pudiendo creer lo mal que estábamos. Miles de personas, viendo como seguían lastimándote. Hiriéndote. Dejándote al borde del abismo.
Pero orgullosamente puedo decir que no nos rendimos. Las gastadas de los rosarinos nos dieron fuerzas. Nos lamimos las heridas y seguimos en pie. Nadie nos viene a ningunear en nuestra cara. En nuestra casa.
“Somos Los Matadores, todos juntos podemos, nosotros alentamos, ustedes pongan huevo. Ustedes pongan huevo”
Huevo, corazón y garra, eso que les venimos pidiendo hace mucho. Bastante tarde para nuestro gusto. Pero era una esperanza. Era algo. Resurgiendo de las cenizas. Dando vuelta un partido imposible. Y tres puntos más.
La derrota con Tigre y el empate con Independiente fueron terribles. Horribles. Dolorosísimos. Por eso llegamos a esta última fecha donde estamos.
Y este domingo se nos viene encima el partido contra San Martín de San Juan, sabiendo que podemos ganar y aún así poder descender. Que recién es martes pero ya tengo la mente puesta en el domingo. Que ya tengo preparada la mochila. Bufanda, camiseta, campera. La garganta y el corazón.
Que todos nos dan por muertos. Que ya se están haciendo un festín con nuestra situación. Que ya nos ven en segunda división.
Todo esto es para decirte, San Lorenzo, que yo todavía creo. Todavía siento que hay una esperanza, por más mínima que parezca. Que queda una posibilidad. Que voy a estar con vos, como prometí años atrás, en esa tarde que nos coronamos campeones. Que hoy no estamos luchando un campeonato, sino la permanencia. Que no estamos en Boedo y no tenemos Libertadores, pero eso no significa que no voy a estar ahí cuando más me necesites. Yo te sigo hasta donde sea. Yo te sigo, en primera, en segunda o en el Argentino B. Yo te juré que siempre te voy a acompañar.
Hace muchos años te entregué mi corazón, y no lo quiero de vuelta.
Te pueden robar, estafar, intentar vender, robarte los terrenos, usarte, lastimarte. Te pueden dejar peleando contra el mundo. Todos en contra.
Pero siempre, siempre, nos vas a tener a nosotros. A tu hinchada. A la Gloriosa.
Porque lo que sentimos por vos es inexplicable. 104 años de amor. 104 años de Gloria. De lucha. De estar ahí y nunca abandonar.
Porque sos ese legado familiar, ese sentimiento eterno. Único.
El 17 de Junio del 2012 va a quedar grabado en la memoria y en el corazón. Por los nervios. Por esa angustia arrastrada durante toda la temporada.
Atrás quedan los partidos anteriores, las derrotas, los empates, y algunas victorias conseguidas.
Atrás queda el último partido del campeonato en descenso directo. Jugando en casa contra San Martín. El de atrás gritando los goles de Colón. ¡Banfield perdía! Solo necesitábamos ganar. Un gol, San Lorenzo, un gol. Cuan San Martín hizo ese gol que dolió muchísimo, no pude evitar llorar. Se me quebró la voz y la chica que estada a mi lado me abrazó y me dijo que no dejara de creer. Que todavía podíamos ganar. Que esto es San Lorenzo y nunca nos rendimos. Cuando Bueno hizo el gol grité, lloré y agradecí. A Dios, al padre Lorenzo, a mi papá. No todo estaba perdido y todavía estabas vivo, todavía estabas dispuesto a luchar.
El segundo gol fue una locura y el tercero ni hablar. Adiós descenso directo, hola Promoción. Teníamos todavía dos partidos más por delante. Todavía estábamos con vida.
Listos para luchar.
El partido contra Instituto en su casa fue agónico para mí. Internet en el trabajo andaba de pena y en la radio no lo podía poner. Regla general. Estaba que me moría de la angustia.
Cuando al fin pude ver que habíamos ganado dos a cero respiré. Al fin respiraba un poco.
Y faltaba el partido de vuelta.
Ese domingo 17, se respiraba algo especial. No era día de ganar un campeonato. Era lo que sintió el 8 de marzo. Día de familia. Día de decir “yo soy hincha de San Lorenzo. ¿Algún problema?”
“Jugadores, jugadores, los vinimos a alentar. San Lorenzo es de Primera, de Primera no se va”
El corazón ya no resiste esto de arrancar los partidos perdiendo. Pero teníamos dos goles a favor y ventaja deportiva. Teníamos que ganar. O empatar. O algo. Menos perder, todo lo demás valía.
Cuando al fin terminó el partido volvió el alma al cuerpo. Pude llorar de alegría, sí. Al fin dejaba atrás esa agonía de todo el campeonato. De saber que de primera no nos vamos.
Al fin de cuentas es difícil explicar por qué te quiero tanto. Por qué te sigo a todos lados. Pero es que es así. Un amor que no entiende de categorías. Un amor que nunca va a dejar de existir. Sino que sigue creciendo.
Todo esto es para decirte, que hemos pasado muchas cosas juntos. Que el acompañamiento es mutuo. Cuando estoy nerviosa toco el colgante que llevo en el cuello con tu escudo. Que te llevo en la piel. En el corazón siempre. Siempre estás presente cuando recuerdo con cariño a mi padre y sos la unión que tengo con mi hermano.
"San Lorenzo es sentimiento de verdad, que nunca nadie comprenderá.”
La temporada que viene va a ser jodida. Se irán actuales jugadores y vendrán nuevos. Pero lo único que no va a cambiar es esta hinchada que tenés. Que juró acompañarte. Que siempre va a estar.
Y que nunca te va a abandonar.
Fin.
¡¡Muchas gracias si llegaron hasta acá =D!!
Nuevamente gracias a Lu, que beteo esto rapídismo y me ayudó en mi propio argentinismo. Una genial total.
Y aprovecho la entrada para comentar que el Museo del Hincha de Bialet Massé va a premiar a la hinchada de SL (¡¡a todos nosotros!!) por el apoyo brindado al club en la última temporada =D. Según el director del Museo, fuimos nosotros los que dejamos a SL en primera =D!.
Admis: me falta tag de autora =D