La 'Patafísica de Ratatouille
De la marejada de películas sobre ratas que han pululado en la historia de Hollywood, una de las más cercanas y más infantiles es Ratatouille (2007), una visión afrancesada que se enfoca sobre el enfrentamiento entre la efemeridad de la existencia y la necesidad humana de perdurar eternamente en la memoria de los otros. Desde una perspectiva completamente gastronómica, que no excluye los pimientos como moneda de cambio, Ratatouille es profundamente alucinógena. La vida de Remy Ratatouille es un retrato surrealista de las contraculturas que se arrastran desde las mitologías hippies: con guitarras, mota, hongos y minivans.
Pero eso es lo de menos. Los niños se arrojan las pelotas unos a otros y pierden el hilo de lo que aprendieron en clase, haciendo perder la paciencia a los adultos que los acompañan. Semejantes por entero a los documentales del Animal Planet, los primeros minutos transcurren en la campiña francesa poblada por ratas y una mujer con una escopeta que busca afanosamente a las ratas para deshacerse de ellas, pero no las encuentra así que tiene que aguantarse. Quizá para nada al igual que en las películas policiacas del siglo XX, Remy Ratatouille se desliza a través de las alcantarillas para llegar a París, no sin antes haber consumido un hongo obviamente alucinógeno que lo hace ver a un pequeño fantasma rechoncho una vez que los efectos comienzan a actuar en pleno. Imagino que Walt Disney inventó a Mickey Mouse y ahora alguien más se beneficia económicamente de ello.
La industria de la animación, repentinamente, inicia una campaña de aceptación alucinógena de los espacios de las cloacas. La voz de Remy Ratatouille se confunde con la del fantasmita que alucina y a quien otorga una identidad ontológica y a quien reviste de autoridad sobre él mismo. Voz pastosa, eco de la futura resaca que nos alcanza a todos en su momento. El drama del adicto magnificado en una pequeña ratita que tomó una gran dosis en una era en que las drogas sin prescripción son mal vistas. Tin Tan: la nuez. Y nuezquenotequiera, es que todos los días cantando en el baño me acuerdo de ti.
Estructurado alrededor de una bizarra historia sobre drogas que atrapan seres peludos, Ratatouille es un proyecto de animación que apuesta a poner en el mainstream que las drogas son buenas y deseables, dado que la alucinación provocada será una guía para lograr el éxito en la vida, justo como Requiem For A Dream owait. En esos instantes de frames congelados que abren la historia, aparece una rata robándose, ya bajo las influencia del hongo alucinógeno, un libro, todo un escenario macabro para el bibliófilo promedio, que ha tenido que soportar bibliotecas incendiadas y fotagas públicas varias a lo largo de la historia de la escritura en medios inflamables.
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ETA: Contexto.
Pero eso es lo de menos. Los niños se arrojan las pelotas unos a otros y pierden el hilo de lo que aprendieron en clase, haciendo perder la paciencia a los adultos que los acompañan. Semejantes por entero a los documentales del Animal Planet, los primeros minutos transcurren en la campiña francesa poblada por ratas y una mujer con una escopeta que busca afanosamente a las ratas para deshacerse de ellas, pero no las encuentra así que tiene que aguantarse. Quizá para nada al igual que en las películas policiacas del siglo XX, Remy Ratatouille se desliza a través de las alcantarillas para llegar a París, no sin antes haber consumido un hongo obviamente alucinógeno que lo hace ver a un pequeño fantasma rechoncho una vez que los efectos comienzan a actuar en pleno. Imagino que Walt Disney inventó a Mickey Mouse y ahora alguien más se beneficia económicamente de ello.
La industria de la animación, repentinamente, inicia una campaña de aceptación alucinógena de los espacios de las cloacas. La voz de Remy Ratatouille se confunde con la del fantasmita que alucina y a quien otorga una identidad ontológica y a quien reviste de autoridad sobre él mismo. Voz pastosa, eco de la futura resaca que nos alcanza a todos en su momento. El drama del adicto magnificado en una pequeña ratita que tomó una gran dosis en una era en que las drogas sin prescripción son mal vistas. Tin Tan: la nuez. Y nuezquenotequiera, es que todos los días cantando en el baño me acuerdo de ti.
Estructurado alrededor de una bizarra historia sobre drogas que atrapan seres peludos, Ratatouille es un proyecto de animación que apuesta a poner en el mainstream que las drogas son buenas y deseables, dado que la alucinación provocada será una guía para lograr el éxito en la vida, justo como Requiem For A Dream owait. En esos instantes de frames congelados que abren la historia, aparece una rata robándose, ya bajo las influencia del hongo alucinógeno, un libro, todo un escenario macabro para el bibliófilo promedio, que ha tenido que soportar bibliotecas incendiadas y fotagas públicas varias a lo largo de la historia de la escritura en medios inflamables.
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ETA: Contexto.