Robado de Nina.
Your challenge is to write crossover fanfiction combining Cardcaptor Sakura and Serial Experiments Lain.
The story should use trying out for a sports team as a plot device!
Generated by the
Terrible Crossover Fanfiction Idea Generator AKDJFADJFAKDJKAJSF. Justo terminé de (re)ver Lain el lunes. XD Aprovechando: *pokeo sutil a Liz y a Nori |D*
Your challenge is to write crossover fanfiction combining Harvey Birdman and Twilight.
The story should use the apocalypse as a plot device!
Generated by the
Terrible Crossover Fanfiction Idea Generator No creo poder escribir eso, pero definitivamente lo leería. ♥
Y tenía este ficlet de Seirei no Moribito. Balsa/Tanda. No tiene spoilers. o/
You are an ocean wave, my love
Crashing at the bow
I am a galley slave, my love
If only I could find out the way
To sail you...
Maybe I'll just stow away...
~
Martha's Harbour Movimiento gracil, diestro, potente.
Eso era Balsa y lo había sido siempre, desde que Tanda la conoció. Sus prácticas eran una danza hermosa ejecutada al compás de los silbidos de su lanza al cortar el aire. Balsa jamás perdía el ritmo, jamás trastabillaba, sólo improvisaba y encontraba nuevas formas, cada una más efectiva que la anterior.
Tanda, en algún momento, llegó a preguntarse si acaso le había pasado a Balsa por la mente convertirse en una bailarina, pero la idea pronto huía de la mente del herbolario; aquella concentración total en el rostro de la mujer, esos ojos fieros que brillaban cada vez que sus manos y pies ejecutaban arcos y giros, habrían puesto en guardia a la más dócil de las audiencias. No, Balsa había elegido correctamente dónde colocar su talento, aún cuando hubiese sido fruto de la necesidad.
Tanda no dejaba de maravillarse ni dejaba de admirar las prácticas de Balsa mientras recogía las hojas, frutos y raíces que eran su materia prima. Más tarde, quizá no mucho más, durante las ausencias de la guerrera --siempre largas independientemente de su duración--, Tanda podía recrear aquellos movimientos fluidos y poderosos con sólo cerrar los ojos, y llegaban a él tanto los recuerdos del canto de la lanza y el reflejo del sol en su filo, al igual que la imagen y el sonido de la respiración entrecortada de Balsa al terminar los ejercicios.
Pero no era ahí donde terminaba el trabajo de Balsa, su oficio. Lo que Tanda solía ver no era sino lo que en otros campos podría ser considerado como la teoría; el arte de Balsa tenía una aplicación práctica que podía llegar a ser muy cruel. Y, sin embargo, en esa crueldad Tanda se descubría, por una vez, útil a ella. El herbolario trataba, no obstante, de no pensar en ello, prefería decirse a sí mismo que no se trataba más que de la realidad a la que se hacía necesario aceptar sin ningún tipo de juicios.
No siempre tenía éxito.
Una parte suya, muy dentro, a la que reconocía muy egoísta, se sentía feliz por poder velar de la infatigable mujer, de cuidar su sueño, y de ver su rostro dormido y raramente tan sereno.