Hero's Duty
La primera petición del meme de besos, para
yaoi_pop °-° rapidote porque estoy sin nada mejor qué hacer <3
La tensión nunca había sido meramente política y ambos bloques eran plenamente conscientes de ello. Y no sólo por el hecho de que Rusia lo hubiera anhelado todo siempre, si bien lo tenía claro desde antes, pero aquél "vuélvete uno conmigo" había tomado una connotación distinta cuando Alfred lo escuchó susurrándolo en su oído por primera vez.
Le embriagaba no sólo la ambición por la tierra o por el poder. No sólo los ojos amables de Ivan o su mirada descompuesta por el hambre, o la voz aterciopelada o el aliento con aroma a vodka acariciándole el rostro. Sabía que en otras circunstancias se habría limitado a construir un robot enorme con el que pisotear a los comunistas de manera equitativa, pero seguía ahí, dándole largas y tratando de hacerse el desentendido mientras que su mitad del mundo giraba en torno a sí como satélites dependiendo del sol.
Sin embargo, dentro de sí, lo comprendía bien: quería volverse uno con él. Mejor aún: quería que Rusia se volviera uno consigo. Sólo él. El resto de naciones le daban irresponsablemente lo mismo.
Ivan sonrió cuando América lo expresó en voz alta aquella tarde. -No me esperaba que pudieras tomarte las cosas en serio de vez en cuando.- comentó, casi riendo, y Alfred compuso un puchero con el labio inferior que en su momento había funcionado muy bien con Inglaterra.
-No me obligues a tomar acciones desesperadas.- respondió a su vez. Le indignaba cómo Rusia no parecía dispuesto a perder el control de sí mismo como Arthur lo habría hecho de haber estado en su lugar. -Por si no lo sabías, podría aplastarte en el momento que lo deseara, ¿sabes? -tal vez estaba mal, pero mantener sus planes como secreto de Estado era algo para lo que América no había sido bien entrenado, y el pequeño misil que Alemania le había obsequiado deambuló por sus pensamientos persuasivamente.
-¿De verdad serías capaz de lastimarme?
La voz melosa le lamió los oídos, haciéndolo estremecerse, pero se mantuvo firme por primera vez en su vida.
-Rescatar al mundo forma parte de los deberes de un héroe.
Ivan rió entonces, finalmente, y apoyó una de sus manos en la pared, a un costado de la cabeza rubia y desordenada de Alfred, quien frunció el cejo en respuesta.
-Entonces ven y hazlo, Sr. Héroe.- le escuchó decir, momentos antes de inclinarse lo suficiente para que el borde de su prominente nariz acariciara el contorno de la suya. -Quiero ver que me obligues a formar parte de ti.- de algún modo consiguió completar la frase incluso con los labios presionándose contra su propia boca durante algunos segundos. Después se retiró, y tras un movimiento de cabeza que América no consiguió responder, se alejó caminando hasta que sus ojos no fueron capaces de verlo más.
"Un héroe tiene que hacer lo que un héroe tiene que hacer" fue lo que se dijo semanas después, aún con la sonrisa tonta impregnada en los labios, y supo que en realidad no se había sentido ni un poco culpable cuando dio la orden de atacar a Japón. Porque era perfectamente consciente de que no importaba cuán bajo tuviera que caer para lograr su objetivo: Rusia iba a volverse uno consigo, y eso era todo lo que el mundo tenía que saber..
Siéntase ud libre de dejar sus request en el post indicado °o°/
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La tensión nunca había sido meramente política y ambos bloques eran plenamente conscientes de ello. Y no sólo por el hecho de que Rusia lo hubiera anhelado todo siempre, si bien lo tenía claro desde antes, pero aquél "vuélvete uno conmigo" había tomado una connotación distinta cuando Alfred lo escuchó susurrándolo en su oído por primera vez.
Le embriagaba no sólo la ambición por la tierra o por el poder. No sólo los ojos amables de Ivan o su mirada descompuesta por el hambre, o la voz aterciopelada o el aliento con aroma a vodka acariciándole el rostro. Sabía que en otras circunstancias se habría limitado a construir un robot enorme con el que pisotear a los comunistas de manera equitativa, pero seguía ahí, dándole largas y tratando de hacerse el desentendido mientras que su mitad del mundo giraba en torno a sí como satélites dependiendo del sol.
Sin embargo, dentro de sí, lo comprendía bien: quería volverse uno con él. Mejor aún: quería que Rusia se volviera uno consigo. Sólo él. El resto de naciones le daban irresponsablemente lo mismo.
Ivan sonrió cuando América lo expresó en voz alta aquella tarde. -No me esperaba que pudieras tomarte las cosas en serio de vez en cuando.- comentó, casi riendo, y Alfred compuso un puchero con el labio inferior que en su momento había funcionado muy bien con Inglaterra.
-No me obligues a tomar acciones desesperadas.- respondió a su vez. Le indignaba cómo Rusia no parecía dispuesto a perder el control de sí mismo como Arthur lo habría hecho de haber estado en su lugar. -Por si no lo sabías, podría aplastarte en el momento que lo deseara, ¿sabes? -tal vez estaba mal, pero mantener sus planes como secreto de Estado era algo para lo que América no había sido bien entrenado, y el pequeño misil que Alemania le había obsequiado deambuló por sus pensamientos persuasivamente.
-¿De verdad serías capaz de lastimarme?
La voz melosa le lamió los oídos, haciéndolo estremecerse, pero se mantuvo firme por primera vez en su vida.
-Rescatar al mundo forma parte de los deberes de un héroe.
Ivan rió entonces, finalmente, y apoyó una de sus manos en la pared, a un costado de la cabeza rubia y desordenada de Alfred, quien frunció el cejo en respuesta.
-Entonces ven y hazlo, Sr. Héroe.- le escuchó decir, momentos antes de inclinarse lo suficiente para que el borde de su prominente nariz acariciara el contorno de la suya. -Quiero ver que me obligues a formar parte de ti.- de algún modo consiguió completar la frase incluso con los labios presionándose contra su propia boca durante algunos segundos. Después se retiró, y tras un movimiento de cabeza que América no consiguió responder, se alejó caminando hasta que sus ojos no fueron capaces de verlo más.
"Un héroe tiene que hacer lo que un héroe tiene que hacer" fue lo que se dijo semanas después, aún con la sonrisa tonta impregnada en los labios, y supo que en realidad no se había sentido ni un poco culpable cuando dio la orden de atacar a Japón. Porque era perfectamente consciente de que no importaba cuán bajo tuviera que caer para lograr su objetivo: Rusia iba a volverse uno consigo, y eso era todo lo que el mundo tenía que saber..
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