Historia de la de verdad
Hoy que me siento con fuerzas voy a hablaros sobre una batalla de la Segunda Guerra Mundial que no viene en los libros de historia pero que yo me se porque el Espíritu Santo ha venido a mi con ella y me ha producido un éxtasis como el de Santa Teresa.
Se trata de la épica batalla de East Sussex.
Resulta que un día Hitler se levantó con ganas de comerse un scone y así se lo hizo saber a Goebbles, que le informó que eso de buscar scones por Inglaterra no era su tarea. Vista la mala leche que se gasta (y que queda reflejada en la película El Hundimiento) al final tuvo que ceder ante la persistencia del Fuhrer que decidió hacer algo al respecto.
Lo que podría haber sido una compra normal y corriente se convirtió en una de las mejores batallas de esta guerra. Bormann sugirió que usaran a soldaos infiltrados en el país pero Hitler decidió que eso era demasiado arriesgado, que lo mejor era movilizar a las compañías séptima, octava y novena Strudden y hacer con ellas un desembarco en East Sussex porque el nombre le gustaba y era lo poco que entendía en inglés.
Intentando averiguar cuales eran las compañías Strudden (que ni el nombre les sonaba alemán), decidieron mandar Rommel con el Afrika Korps. Rommel tardó mucho tiempo en llegar a Francia para poder montar toda la operación "Sconessex", como muy bien la bautizó Ernst Röhm que estaba en el cuarto de Hitler a altas horas de la noche (nadie sabía que hacía ahí el hombre, posiblemente dándole palique al dictador).
Ejem.
Una vez Rommel llegó a la costa francesa con sus tropas Goebbles deseó que a Hitler se le hubiera pasado el antojo pero no fue así: Ahora le apetecía además unas fish and chips y para ello Rommel debía ir a Londres.
¿Era una locura? Pues si, pero Rommel no era un tipo de los que se echaban atrás y siguió adelante con el plan.
Llegó a East Sussex mas o menos a las cinco de la tarde y pudo comprobar que curiosamente, los ingleses había parado una media hora para poder tomar su té con pastas. Una señora muy amable le ofreció una taza con Earl Gray (que ahora se puede ver en el memorial de Sussex metido en una urna de metacrilato) y éste aceptó encantado. Al final le preguntó dónde podía conseguir scones y el camino mas corto para llegar a Londres por carretera.
La señora se emocionó cuando ese alemán fornido y guapete se interesó por la cocina autóctona y le dió algunos scones que había preparado dos meses atrás. Además le enseñó cómo hacer fish and chips para que no tuviera que ir a Londres así que Rommel, delantal en ristre (foto que se puede ver en el memorial de Sussex también) aprendió a cocinar el mejor plato que la humanidad haya inventado.
Cuando Hitler pudo comerlo al final, casi muere atragantado, por lo cual Rommel fue juzgado por intentar cargarse a un superior. Esta vez se libró de la condena por los pelos, aunque luego sirvió de antecedente para el siguiente proceso de atentado contra Hitler.
Y esta es la gran batalla de East Sussex o también conocida como operación Sconessex.
Se trata de la épica batalla de East Sussex.
Resulta que un día Hitler se levantó con ganas de comerse un scone y así se lo hizo saber a Goebbles, que le informó que eso de buscar scones por Inglaterra no era su tarea. Vista la mala leche que se gasta (y que queda reflejada en la película El Hundimiento) al final tuvo que ceder ante la persistencia del Fuhrer que decidió hacer algo al respecto.
Lo que podría haber sido una compra normal y corriente se convirtió en una de las mejores batallas de esta guerra. Bormann sugirió que usaran a soldaos infiltrados en el país pero Hitler decidió que eso era demasiado arriesgado, que lo mejor era movilizar a las compañías séptima, octava y novena Strudden y hacer con ellas un desembarco en East Sussex porque el nombre le gustaba y era lo poco que entendía en inglés.
Intentando averiguar cuales eran las compañías Strudden (que ni el nombre les sonaba alemán), decidieron mandar Rommel con el Afrika Korps. Rommel tardó mucho tiempo en llegar a Francia para poder montar toda la operación "Sconessex", como muy bien la bautizó Ernst Röhm que estaba en el cuarto de Hitler a altas horas de la noche (nadie sabía que hacía ahí el hombre, posiblemente dándole palique al dictador).
Ejem.
Una vez Rommel llegó a la costa francesa con sus tropas Goebbles deseó que a Hitler se le hubiera pasado el antojo pero no fue así: Ahora le apetecía además unas fish and chips y para ello Rommel debía ir a Londres.
¿Era una locura? Pues si, pero Rommel no era un tipo de los que se echaban atrás y siguió adelante con el plan.
Llegó a East Sussex mas o menos a las cinco de la tarde y pudo comprobar que curiosamente, los ingleses había parado una media hora para poder tomar su té con pastas. Una señora muy amable le ofreció una taza con Earl Gray (que ahora se puede ver en el memorial de Sussex metido en una urna de metacrilato) y éste aceptó encantado. Al final le preguntó dónde podía conseguir scones y el camino mas corto para llegar a Londres por carretera.
La señora se emocionó cuando ese alemán fornido y guapete se interesó por la cocina autóctona y le dió algunos scones que había preparado dos meses atrás. Además le enseñó cómo hacer fish and chips para que no tuviera que ir a Londres así que Rommel, delantal en ristre (foto que se puede ver en el memorial de Sussex también) aprendió a cocinar el mejor plato que la humanidad haya inventado.
Cuando Hitler pudo comerlo al final, casi muere atragantado, por lo cual Rommel fue juzgado por intentar cargarse a un superior. Esta vez se libró de la condena por los pelos, aunque luego sirvió de antecedente para el siguiente proceso de atentado contra Hitler.
Y esta es la gran batalla de East Sussex o también conocida como operación Sconessex.