Miércoles // Noche // Enfermería
Suigintou recuerda haber chocado contra algo (puerta, muro…) y luego debe haber quedado inconsciente, porque ahora se haya tendida. Ni más ni menos que en una cama blanca, como la de Megu en el hospital.
-¿Mei Mei?-Buscó con la mirada a su espíritu. Nada.
Abrió las cortinas de un tirón. En la mesita de junto, había una carta, casi reluciente a la luz de los candiles. Suigintou no iba a prestarle atención, pero creyó distinguir algo en el destinatario. Una vez que tuvo el pergamino entre manos, leyó su nombre.
¡Una invitación del Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería a formar parte del alumnado!
Los ojos de Sui se dilatan. Ella oyó, alguna vez entre sueños, a su Padre hablando de magia antigua y descendientes de hechiceros, capaces de utilizarla a voluntad.
Observa sus manos, ahora de piel suave y cálida, pero llena de imperfecciones que le harán imposible convertirse en Alice. Enormes son sus deseos de llorar.
Al final de la carta, se le pide amablemente que se dirija al despacho del director.
Suigintou aprieta el papel en sus puños, sin llegar a romperlo, pero furiosa.
Intenta abrir la puerta de la enfermería con ayuda de magia, pero se da cuenta de que ya no funciona como antes.
-¡Shinku! ¡Esto debe ser culpa tuya!-Exclama y golpea la madera con los puños, frustrada.
-¿Mei Mei?-Buscó con la mirada a su espíritu. Nada.
Abrió las cortinas de un tirón. En la mesita de junto, había una carta, casi reluciente a la luz de los candiles. Suigintou no iba a prestarle atención, pero creyó distinguir algo en el destinatario. Una vez que tuvo el pergamino entre manos, leyó su nombre.
¡Una invitación del Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería a formar parte del alumnado!
Los ojos de Sui se dilatan. Ella oyó, alguna vez entre sueños, a su Padre hablando de magia antigua y descendientes de hechiceros, capaces de utilizarla a voluntad.
Observa sus manos, ahora de piel suave y cálida, pero llena de imperfecciones que le harán imposible convertirse en Alice. Enormes son sus deseos de llorar.
Al final de la carta, se le pide amablemente que se dirija al despacho del director.
Suigintou aprieta el papel en sus puños, sin llegar a romperlo, pero furiosa.
Intenta abrir la puerta de la enfermería con ayuda de magia, pero se da cuenta de que ya no funciona como antes.
-¡Shinku! ¡Esto debe ser culpa tuya!-Exclama y golpea la madera con los puños, frustrada.