*Lo último que recordaba antes de aparecer en aquel recóndito y extraño recinto, fue un espejo. Más precisamente, el espejo que se hayaba en aquel cuarto de la casa de Jun
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*Recorría los oscuros pasillos cautelosamente. Había oído por boca de los elfos domésticos que una chica había sido petrificada hacía un par se semanas, y que desde entonces no había despertado. Todo parecía tener relación con el heredero de Slytherin. Se propuso entonces encontrarlo sin tener un sospechoso asegurado, aunque las sospechas se volcaban sobre unos gemelos -traídos también por la carta- cuyos comportamientos habían sido extraños en el último tiempo. Y en las sospechas también estaba ubicada la pequeña niña que paseaba del brazo con Yagami Light la noche de Navidad.
Pero toda la investigación se detuvo cuando oye voces -más bien gritos- provenientes del Gran Salón. Tal era el escándolo que podía oírlo incluso desde un cuarto piso.
Lo curioso fue la escena que tuvo ante sus ojos cuando entró al recinto. Lo primero que notó fue a un chico rubio con un lobo "¿de fuego?" rodeado por tallos gigantes. Apartándose un poco -siempre manteniendo distancia- pudo divisar a un chico de cabello castaño casi negro con una expresión casi perpleja, y -cerca de este último chico- una niña de tamaño muy pequeño para considerar humana -en todo caso parecía una muñeca de porcelana hecha en Alemania- la cual llevaba una regadera y vertía agua en el piso del cual surgía cada vez mas vegetación. Más allá había un hombre alto, al parecer también de espectador. Caminó unos pasos, sin apartar la vista de aquellos tres sujetos.*
*Siente a alguien a una distancia moderada -en las guerras era muy común la presencia de espías- y su primera reacción es poner la mano en el mango de la espada, en guardia a cualquier cosa. Pero luego da una mirada de reojo y suspira cuando no se movía de donde estaba; no parecía tener ningun arma o algo que se le pareciese -a esa distancia- cerca.
Decide ignorarlo por el momento al ver que no tenía intenciones de atacar y se preocupa en Wolfram, la pequeña y Yuuri, quienes comenzaban a preocuparle de forma real esta vez*
*Una vez que distingue al hombre observándolo, camina unos pasos más deteniéndose junto al sujeto. Mete la mano en el bolsillo de su chaqueta sacando una tableta de chocolate.*
Así que... conoces a los que están peleando, he de asumir que vienen del mismo lugar ¿cierto?. *Mordisco al chocolate* Dime, ¿hace mucho que estás presenciando esto?.
Pero toda la investigación se detuvo cuando oye voces -más bien gritos- provenientes del Gran Salón. Tal era el escándolo que podía oírlo incluso desde un cuarto piso.
Lo curioso fue la escena que tuvo ante sus ojos cuando entró al recinto. Lo primero que notó fue a un chico rubio con un lobo "¿de fuego?" rodeado por tallos gigantes. Apartándose un poco -siempre manteniendo distancia- pudo divisar a un chico de cabello castaño casi negro con una expresión casi perpleja, y -cerca de este último chico- una niña de tamaño muy pequeño para considerar humana -en todo caso parecía una muñeca de porcelana hecha en Alemania- la cual llevaba una regadera y vertía agua en el piso del cual surgía cada vez mas vegetación. Más allá había un hombre alto, al parecer también de espectador. Caminó unos pasos, sin apartar la vista de aquellos tres sujetos.*
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Decide ignorarlo por el momento al ver que no tenía intenciones de atacar y se preocupa en Wolfram, la pequeña y Yuuri, quienes comenzaban a preocuparle de forma real esta vez*
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