La verdad es que no encuentro la forma de ponerme a escribir las historias que tengo en la cabeza. Así que decidí probar escribir algo un poquito más distendido y así relajarme un poco.
Y para mi fortuna me encontré con este meme de
aleganott y me pintó interesante. Fue bastante divertido de hacer, aunque creo que hubo un par en los que me mandé cualquiera. Hay mucho delirio de mi parte y supongo que los únicos spoiles concisos que hay son los de las batallas en Karakura y los de la pelea final contra Ulquiorra. Lo demás son puras insinuaciones a medias que a lo mejor ni yo las entiendo del todo y varias locuras mías nomás.
Además, hubo un par de promt que no sé si cumplí. Digo ¿cómo es un fic dark exactamente? ¿y un baby!fic implica que tiene que haber un bebé de por medio? Pero en fin, los reusltados me gustaron. Ahí va, para quien lo quiera siéntase libre de robarlo, que me divertí mucho haciéndolo.
Minifics
1. Write down the names of 10 characters. (Escribe el nombre de 10 personajes.)
2. Write a fic of fifteen words or less for every prompt, using the characters determined by the numbers. Do NOT read the prompts before you do step 1. (Escribe un fic de 15 palabras o menos para cada promt, usando los personajes determinados por los números. NO leas los promt antes de hacer el paso 1.)
Me salteo lo de 15 palabras o menos =P
- Urahara
- Ichigo
- Rukia
- Ryuuken
- Chad
- Isshin
- Renji
- Orihime
- Hirako
- Uryuu
Primera vez: 4 Ryuuken y 6 Isshin.
Curiosidad culpable.
Siempre podían echarle la culpa al alcohol. O al exceso de estrés que últimamente los tenía tensos y con frustraciones mal dirigidas. Incluso a sus hijos, ¿porqué no? Aunque ellos podían no tener idea de cómo ni qué estaban causando, y mejor que nunca lo supiesen.
Pero a quién le importaba la razón, cuando después de tanto tiempo, se daban el lujo mutuo de una desenfrenada noche de sexo. ¡Qué volaran por lo aires las camisas, los pantalones, los calzoncillos! Hacía demasiado que se aguantaban la curiosidad.
La curiosidad de Ryuuken por colar su mano en la entrepierna y comprobar si la regla de la proporción se cumplía. ¡Bingo! Sería una noche larga y dura de pasar, comprobó con una sonrisa.
O la curiosidad de Isshin al dispersar sus dedos por todas partes para ver qué tan sensible era la piel, qué tan firme el trasero, qué tan flexibles los músculos. ¡Qué-tan-flexible-era-cada-músculo!
Y si el problema era a quién echarle la culpa por estar cuerpo contra cuerpo en un enganche furioso y orgásmico, lo podían discutir más tarde.
Angst, 7 Renji.
Podía.
Podía cansarse de ladrarle a la estrella hasta que su garganta se desgarrase. Y aun así no recibiría de ella ni más ni menos luz.
Podía crecer hasta duplicarse, triplicarse a sí mismo, ocupar cada rincón de una habitación con su sola presencia. Y aun así no lo notarían, no lo reconocerían.
Podía ser la lealtad en persona, estar ahí siempre sin que lo llamaran, abandonarlo todo sin que se lo pidieran, reestructurar todas sus prioridades sólo por esa persona. Y aun así, sería sólo un compañero más.
Podía más de lo que cualquiera, incluso él mismo, llegó nunca a esperar, y aun así no era suficiente para alcanzar lo que quería.
Por más que ladrara, creciera, entregara y amara, Renji ya sabía que estaba destinado al fracaso.
Y aun así, ¿cómo podía no estirarse para alcanzar sus estrellas? ¿Cómo no querer guardarlas para siempre entre sus manos, brillando sólo para él?
AU, 1 Urahara y 8 Orihime.
Revelación.
Todos los rumores eran falsos. Ella no había empezado a estudiar medicina sólo por Kurosaki. Tampoco porque dependiese de Ishida o Sado para estudiar. Mucho menos por celos hacia Kuchiki. Admitía sí que a veces envidiaba un poco el vínculo que había creado con Kurosaki apenas conocerlo. Pero nada de eso tenía algo que ver con su decisión.
Orihime sabía muy bien porqué había elegido ser médico. Pero a veces se le olvidaba, se sentía insegura y dudaba de que fuese lo suyo. Porque adoraba imaginarse como doctora, le atraían los libros medicina y amaba la idea de ayudar a la gente. Pero entre sus ideas y la realidad había un largo trecho. Y la prueba estaba ahí mismo.
La Dra. Shihouin le había pedido que la esperara en la entrada, pero Orihime no pudo aguantar la tentación de curiosear un poco. Siempre que había ido a un hospital, había sido como paciente o como acompañante del paciente. Jamás había visto el otro lado de la cuestión. Y ahora que se detenía a ojearla más de cerca simplemente le aterraba.
Con el miedo le volvieron todas sus inseguridades. ¿Y si no podía tomar decisiones a tiempo? ¿Y si se desmayaba al ver sangre? ¿Y si un paciente se enojaba con ella?
Orihime comprendía que no sabía realmente nada de su futura profesión. Se sentía una tonta, y recordó sus viejos sueños de ser pastelera, astronauta, maestra… Quizás ella siempre fue una enamorada de las ideas.
Entonces sintió la mano en su hombro.
- Buenas tardes, Inoue-san.
Se dio vuelta de un salto, y se encontró con el Dr. Urahara y su extraña sonrisa. No lo conocía demasiado. Sabía que era amigo del padre de Kurosaki y lo había ayudado con sus estudios, y también que era amigo de la Dra. Shihouin desde su época de estudiantes. Había hablado con él muy pocas veces, y siempre lo había visto con su ropa informal y aquel extraño sombrero. La bata de médico le daba un aire bastante diferente.
- ¿Estás esperando a Yoruichi? - ella respondió que sí, tratando de esconder su angustia. - Lo siento, pero tuvimos una emergencia y la solicitaron en el quirófano, así que se tardara un tiempo.
Ella volvió a asentir en silencio. Se sentía un poco descolocada, y comenzó a percibir una incómoda tensión. Pero el doctor parecía inmune a ella, todavía con la sonrisa en su rostro y analizándola con la mirada.
- ¿Es la primera vez que vienes al hospital? No como paciente, me refiero… - asintió muda de nuevo y ya sintiéndose muy incómoda. - Entonces voy a darte un recorrido completo.
- ¿Eh? No, no es necesario…
- Oh, no hay problema. Tengo un tiempo libre.
Y Orihime se vio obligada a aceptar por cortesía, y también porque el Dr. Urahara le puso la mano en el hombro y casi la arrastró a caminar.
Sospechaba que todo lo que viera sólo iba a deprimirla más. Mientras más avanzaban y más le hablaba el doctor, más se mareaba y más se reprochaba su ingenuidad. Los cables, los tubos, las bolsas de suero, las jeringas, nada con lo que ella no estuviera familiarizada, y sin embargo todo se cubría con un cariz misterioso e intimidante.
Y fue en ese recorrido que Orihime tuvo una revelación.
Alguien más racional no hablaría de revelación. No creería que existiesen momentos en que la verdad se nos muestra de golpe, como si un reflector enfocara el centro de un escenario a oscuras o como si empezaras a escuchar la música de fondo de tu película favorita, anunciándote que ese es el momento que estabas esperando. Claro que Orihime sí creía en esos momentos, y exactamente así era como lo sentía.
Fue exactamente eso lo que experimento cuando vio al Dr. Urahara hablando con esos dos niños. Con la pequeña morocha, tímida y callada, que se ayudaba con una muleta para caminar. Con el pequeño pelirrojo, gritón y un poco agresivo, que tenía la cara llena de unas extrañas ronchas. Y Orihime no podía evitar pensar en lo lindos que eran, y en lo genial que sería que estuvieran afuera, bajo la luz del sol.
Fue entonces que Orihime recordó porqué quería ser médico. No quería que ningún niño volviera a perder a su hermano, o a su madre, o a su abuelo. O un amante a su amado, o un padre a su hijo. No quería que nadie volviera a perder a nadie. Y si bien era un ideal bastante ingenuo, era lo suficientemente posible para que ella lo creyera.
- ¡Muchísimas gracias, Urahara-san! - le dijo antes de despedirse, dándole un abrazo al mismo tiempo.
Urahara sólo atinó a poner cara de inocente y atajarse levantando las manos, ante la acusadora mirada de Yoruichi.
Trío, 3 Rukia, 6 Isshin y 9 Hirako.
Rara conciliación.
La discusión había comenzado por un malentendido. Isshin no había tenido la intensión de que su comentario sonara como un reproche, aunque lo era. Y Rukia quizás estaba demasiado susceptible, en parte porque ella misma se sentía algo culpable. En el fondo ambos estaban preocupados por lo mismo (Ichigo), y necesitaban matar los nervios de alguna forma. La discusión fue subiendo de tono y volviéndose más personal con cada frase, como si fuera una bola de nieve en bajada.
Era cierto que Urahara estaba acostumbrado a trabajar bajo presión. Pero este escándalo empezaba a molestarlo. Bien podría haberles pedido que se comportaran como adultos y se dejaran de discutir por estupideces. Pero él se jactaba de su forma un tanto intricada de hacer las cosas, así que optó por un método de conciliación un tanto más complicado.
- No puedo trabajar así. ¿Te encargas, por favor?
La sonrisa de Hirako casi le garantizaba una buena cuota de diversión. Al fin y al cabo, los dos tenían una forma bastante torcida de pensar. Por algo se llevaban bien.
Así que Hirako tomó medidas drásticas, y a base de jalones y trucos, se las arregló para encerrar al par de peleones en una habitación en la otra punta de la tienda. Una inesperada lástima que la puerta se trabara con él también adentro.
Rukia se cansó de gritar por ayuda. A nadie parecía importarle, Urahara enfrascado en su trabajo, Tessai limpiando la entrada de la tienda con la radio encendida, los niños metidos en la televisión. Isshin incluso pensó en romper la puerta, hasta que Hirako le recordó que Urahara probablemente se la cobraría con intereses.
- Cuando nos necesiten, vendrán a buscarnos. - remató con toda tranquilidad.
Al principio, la tensión en la habitación era bastante palpable. Isshin y Rukia estaban todavía molestos por la discusión y la preocupación por Ichigo se sumaba ahora con más fuerza. Pero en aquel momento el foco de su mal humor era Hirako, el culpable de ese tonto encierro. El Vizard parecía menos que interesado en la situación. Para su fortuna, desde la rejilla de respiración llegaba la radio, que transmitía un especial de clásicos del jazz, así que no podía quejarse. Durante unos momentos, el único movimiento fue el del zapato de Hirako al ritmo de la música.
Conforme se acumularon los minutos, Isshin debió reconocer que había exagerado un poco y que ya no tenía edad para discutir de forma tan estúpida. Y Rukia admitió que había reaccionado mal y que en parte Kurosaki padre tenía razón.
- Lo siento. - Isshin fue el primero en disculparse. - No tengo la intención de culparte. Se que no fue tu responsabilidad el que Ichigo quedara metido en todo esto.
- No, en parte lo es. - reconoció ella de inmediato. - Y discúlpeme también. Ustedes tuvieron sus razones para ocultarse.
Intercambiaron unas miradas comprensibles, y Rukia sonrió conciliadora.
Como si un hechizo se rompiera, la música se cortó de golpe y la sonrisa de Hirako se borró de un plumazo. Con un gesto de molestia señalo la puerta:
- ¿Seguro que no se abre?
Rukia intentó abrirla por enésima vez, sin resultados.
- Oh, bien. - suspiró él mientras se estiraba y se rascaba la nuca. Lentamente, la sonrisa volvió a formarse en su rostro, un poco más aterradora que antes según Rukia, mientras su mano empezaba a desabrochar su camisa. - ¿No se les antoja un trío?
Hurt/Comfort 5 Chad y 10 Uryuu
Des-encierro.
Siempre en ese día, Uryuu necesitaba encerrarse. A veces literalmente, no salía de su departamento, desconectaba el teléfono e ignoraba los golpes en la puerta. Otras veces era un encierro figurado, más bien un encierro interno. Salía, miraba, hablaba, pero no interactuaba realmente, con la cabeza metida dentro de sí misma.
No es que lo hiciera apropósito. No era un masoquista que contaba los días y que marcaba ese en especial en color negro en el almanaque. Cada año Uryuu se esforzaba por obviar que día era, por fingir no recordarlo. Pero era inevitable.
Algunos años, le alcanzaba con reconocer la época para saber que se aproximaba y ya no poder evitarlo. Otros, el día llegaba de sorpresa, como si fuera cualquier otro día hasta que algo o alguien le recordaban la fecha.
El recuerdo y el auto reproche llegaban casi de la mano.
Pero ese año fue diferente. Se levantó con la sospecha de que debía hacer algo. Hacia después del mediodía, aun sin recordar qué, vio la fecha. Desconectó el teléfono, apagó el celular y dedicó el resto del día a coser un peluche que le había prometido a Inoue. Mucho después sonó el timbre. Le siguieron los golpes en la puerta que continuaron por casi quince minutos. Uryuu se resignó a atender después de casi coserle tres brazos al pobre oso de peluche.
Apenas tuvo tiempo de sorprenderse de encontrar a Sado en su puerta. Antes de que pudiera explicar que no estaba de humor, fue arrastrado fuera de su departamento, subido al auto de un desconocido amigo de Sado, llevado a un pequeño club nocturno que en su vida había pisado, y estratégicamente sentado junto a la barra entre Arisawa y Kurosaki, quienes tenían órdenes de atarlo al banquillo si era necesario.
Sobre el escenario, un grupo empezaba a tocar y la comprensión llegó a su cerebro. Ese día el grupo de Sado debutaba, y todos sus compañeros se habían comprometido a asistir. Él no, pero tampoco se había negado rotundamente.
Le llevó un par de temas dejar de sentirse incómodo. Le llevó otro par empezar a relajarse y reírse de los chistes de Asano, o de los comentarios extraños de Kojima después de un par de tragos. Llegó incluso a acordar con Kurosaki que Arisawa debería usar faldas más seguido, logrando que ella se sonrojara como nunca nadie hubiera pensado que podía hacerlo. Pero se negó a levantarse del banquillo, salvo para ir al baño, aunque Inoue le insistiera varias veces. Vale decir que fue la envidia de medio club cuando la chica lo abrazo de golpe al saber terminado su oso de peluche.
Finalmente, le llevó la mitad de la noche darle las gracias mentalmente a Sado, y sentirse un poco culpable. Este era un día importante para él, y era obvio que los quisiera a todos allí. Sado podía ser de pocas palabras pero le alcanzaban los gestos para demostrar cuanto le importaba alguien. Como en ese momento, que entre canción y canción, acorde y acorde, enviaba hacia la barra una mirada y una sutil sonrisa.
Sabía que el gesto no era sólo para sí, y de todas formas era bastante reconfortante. Claro que Uryuu no sabía que desde hacía rato todos sus compañeros se habían perdido entre la multitud y él era prácticamente la única persona en toda la barra.
Crack, 1 Urahara.
Venganzas pendientes.
Urahara Kisuke no se consideraba una mala persona, aunque sí admitía que tenía un sentido del humor un tanto ácido y retorcido. Podía ser insoportable si se lo proponía y volver loco a alguien sólo por diversión.
Pero a su parecer, esta revancha era un tanto exagerada.
Sí, había hecho un poco miserable a Renji en su estadía en el mundo humano. Pero no le había hecho nada tan terrible como para justificar una venganza. Aunque quizás él exageraba, y esta venganza no pasaba de ser más que una simple y sana broma. Sólo le habían escondido la ropa mientras se bañaba, nada tan grave. Él no era de los que se avergonzaban, no tuvo problemas para llegar a su habitación y descubrir que había escondido absolutamente toda su ropa. Y toda es toda, hasta esa extraña prenda que él jamás habría pensado en usar y que Ururu había cosido en el más inesperado momento de creatividad.
Debió reconocerle la osadía a Renji y también la astucia. Tessai había sido llamado por el gotei trece y no regresaría por unas semanas, y los niños se encontraban en un partido de fútbol al que Vago-san había aceptado amablemente acompañarlos. Lo admitía, debió haberlo visto venir. Pero ¿cómo esperar semejante venganza de Renji?
Hasta que descubrió que Renji no estaba solo, al verse encerrado en una barrera espiritual dentro de su propia habitación. La nota de disculpa de Hachi casi le daba gracia. “Mis disculpas Urahara Kisuke, una promesa es una promesa. P.D.: La señorita Soi Fon le desea unas felices cuatro semanas y ojala no se enferme.”
Un mes sería un largo tiempo, más todavía con esa pequeña cámara digital escondida fuera de su alcance, programada para disparar cada una hora. Pero él supo aprovechar aquel tiempo en pensar sus propias maneras de devolverles ese golpe bajo. Las mentes agudas siempre saben aprovechar el tiempo.
Además, en lo personal, la situación le parecía demasiado graciosa. Se sacaba el sombrero, aunque no lo tuviera puesto.
Sólo se molesto un poco, tres semanas más tarde, cuando descubrió que toda su ropa había ido a parar a Hueco Mundo, cortesía de Kurotsuchi Mayuri.
Quizás, sólo quizás, su sentido del humor le había conseguido un par de enemigos de más.
Horror, 10 Uryuu.
Falta.
Cierra los ojos y los mantiene así, apenas lo necesario, no más, para poder abstraerse de ese mundo blanco, negro y repentinamente rojo. Los cierra para abstraerse del dolor, para ahogar ese grito que destrozaría su garganta. Sólo es conciente del sonido de su propio corazón, golpeando contra las paredes de su cuerpo.
Entonces los abre, lo sorprende la extraña sensación y la realidad lo recibe tan cínica como siempre.
Las alarmas de su mente se desatan, confundida por la contradicción, por la súbita falta que no comprende. Porque su cabeza, que por fuerza intenta mantener estáticas sus estructuras, le grita que ahí tiene que haber algo. Pero todos sus sentidos, su vista, su tacto, y ese maldito escozor a centímetros del codo, le afirman que ahí no hay nada. Y el hecho es que se lo arrancaron. Donde debería estar su brazo izquierdo, no hay nada.
Dedos, mano (palma y reverso), muñeca y parte del antebrazo, carne, sangre, venas y arterias, huesos, músculos, uñas, ¿dónde están? La mitad de su mente insiste desesperada en enviar órdenes a la mano faltante. La otra mitad sólo quiere no desmayarse.
Mantenerse firme, bajo la inexpresiva mirada de Ulquiorra, su verdugo. No pensar en otra cosa que en mantener sin cortar esa mirada. Sólo apenas escuchar el sonido retumbante de su propio corazón, que conforma ahora una escalofriante melodía con los gritos angustiosos de Inoue.
Baby!fic, 5 Chad y 9 Hirako
Linaje.
No entiende, de verdad no entiende, que está haciendo en esta fiesta. Sí, le ayudaron a controlar sus poderes y el les ayudó a limpiar sus nombres y de paso romperle el traste a un enemigo en común. Y él en particular fue su compañero de clases por ¿cuántos días? Igual es un poco estúpido y desubicado haber venido.
Aunque es cierto que invitaron prácticamente a cualquiera, viendo la cantidad de humanos, shinigamis, y misceláneas que andan dando vuelta.
No es que a él no le encante una buena fiesta, pero teniendo en cuenta que ésta gira en torno a un bebé de meses no es demasiado divertida. Aunque tiene una buena dotación de alcohol debe reconocer. Quizás Urahara tiene razón y todos han venido nada más que para aprovechar las bebidas gratis.
Y a comprobar el reiatsu del bebé, por supuesto.
Vuelve a mirarla en silencio. Desde hace un rato que está solo junto a la cuna, donde la niña duerme a pesar del ruido y el movimiento a su alrededor. Vuelve a comprobar que esa niña casi no tiene poder espiritual. ¡Qué fiasco!
O ¡qué interesante! como dijo Urahara. Ya puede ver al cerebro de su amigo maquinando hipótesis sobre porqué la hija de Kurosaki Ichigo tiene tanto reiatsu como el bebé de cualquier humano común y corriente.
Lo toma por sorpresa la aparición de Sado, también mirando fijo a la pequeña.
- Es linda, verdad.
- Sí… - contesta dejando que una sonrisa se le deslice en la cara. Puede estar aburriéndose como un pulpo en un garaje, pero si admite que la niña es preciosa.
- Es muy parecida a Ichigo. Tiene sus ojos.
- ¿Ah, sí? Lástima que sólo heredo eso. - el comentario se le escapa sin querer y sin mala intención, sólo como un chiste. Pero Sado no se ríe ni se lo toma a mal.
- Heredo más que eso. Es sólo que lo estamos ocultando, ni siquiera Ichigo lo sabe.
Hirako deja de mirar la cuna y analiza con cuidado las facciones de Sado. Él no es un experto en miradas y menos en las de Sado, pero entiende que le están confiando una especie de secreto. Sigue la mirada de Sado que pasa desde Urahara a Nemu Kurotsuchi y a otro montón de shinigamis que, Shinji está seguro, conocen a Ichigo apenas de nombre. Si la niña resultase tener más poder del que aparenta, ya varias manos habrían rozado la cuna.
- ¿Y cómo es que Ichigo no lo sabe?
- Él estaba trabajando cuando nació. Yo asistí a la madre en el trabajo de parto.
Entonces Hirako recuerda que Ichigo la conoció a través de Sado. Y lentamente algunas piezas empiezan a encajar.
- ¿Y porqué me lo dices?
- Necesitamos alguien del otro lado que lo sepa, sólo por si acaso. Y también alguien cercano a Urahara, sólo por si acaso.
Hirako se siente de repente cubierto por demasiada confianza. Aun así no dice nada y se inclina un poco más sobre la niña. El linaje Kurosaki nunca se cansa de dar problemas.
- Al menos espero que no herede el humor de Ichigo.
- Es preferible que el humor de la madre.
Mientras, la niña empieza a despertar, moviéndose apenas debajo de la colcha.
Dark, 2 Ichigo y 8 Orihime
Dejarlo morir.
Muchos años atrás había muerto su amor. Ese amor simple y sincero, pero profundo, tan profundo como para llenarla y llenar su mundo. Ese amor tan ingenuo como para entregarse sin esperar nada.
Murió cuando él dejó de ser quien era. Cuando fue perdiéndose, despacio, muy despacio, desintegrándose en el paso del tiempo y en una negación terrible a ese futuro que quisiera o no le tocaba vivir. Él se fue dejando desintegrar, sin resistencia.
No. Quizás su amor murió un poco más tarde que eso. Porque ella se aferró a su sentimiento con tanta pasión, negándose a dejarlo morir, como quien se aferra al cadáver esperando que de golpe vuelva a la vida. Ella no notó que su amor había dejado de ser lo que era sino hasta que fue demasiado tarde. Cuando ya para ella no había marcha atrás, marchitada y perdida toda en una entrega sin sentido.
Ella no quiso notarlo, no quiso dejarlo ir, no quiso admitir que ya sabía lo que Kurosaki sentía. Que ya sabía que él estaba dispuesto a hacer todo, con tal de lograr detener el tiempo y congelarse como eterno shinigami. Y ese “todo” era el “todo” más complejo, más abarcador, más terrible que puede existir. Y hasta que no lo vio con sus propios ojos, no lo sintió mellar su espíritu como un golpe de frío, hasta entonces, no lo admitió.
Porque ella lo sabía, pero aquel amor era demasiado cálido, demasiado basal, demasiado vivo, para dejarlo morir.
Romance 4 Ryuuken y 7 Renji
Recapitulemos.
A ver, Renji, recapitulemos. ¿Cómo nos metimos en esto?
Bueno, para empezar estabas en el mundo humano, un control de rutina al que te enviaban a ti especialmente. En parte, por un par de desastres que causaste en la oficina del capitán, pero ese es otro asunto. Tenías que averiguar si todo había estado tranquilo el último tiempo en Karakura. ¿Tenías que? No del todo, era más bien una excusa para charlar con alguno de los chicos un momento. Con Ichigo de plano que no, porque lamentablemente ya no podía verte y pedirle un gigai a Urahara te costaría más que el orgullo. Chad estaba en algún lugar de la ciudad trabajando. Inoue, atascada en la panadería con clientes hasta en el techo. Así que Ishida era tu única opción. Pero para tu mala suerte (tú y tu mala suerte), Ishida tampoco estaba en su departamento. Aunque su departamento no estaba lo que digamos vacío.
Ahora ¿por qué te quedaste ahí? Está bien, el tipo te vio entrar por la ventana como cosa de todos los días y enseguida te atacó con que qué rayos hacía un shinigami husmeando en el departamento de su hijo. Es normal quedarse en shock cuando encuentras un humano capaz de verte, más aun si el humano es una versión apenas avejentada de uno de tus amigos. Ahora ¿por qué tenías que contestarle?
Sí, te lo admito, el tipo estaba buenísimo. Para comértelo entero una y otra vez. Pero tenía en común con su hijo ese maldito mal carácter, el gusto por soltarte frases sarcásticas y esa actitud agresiva porque sí.
- ¿Así que esa sociedad suya ahora nombra teniente hasta a los monos?
Bueno, una actitud unas cuantas veces más agresiva. Pero, insisto, no había necesidad de contestarle. Más aun siendo que él decidió ignorarte como si en realidad no pudiera verte.
Aquí Renji, debemos preguntarnos ¿porqué rayos no te fuiste? De acuerdo, el tipo estaba claramente husmeando en el departamento de su hijo, vigilando cajones, roperos y hasta la heladera.
- Mi hijo no me cuenta nada. Si está en las drogas, al menos quiero asegurarme de que consuma de calidad.
Primero, Ishida no estaba en las drogas así que esa excusa era simplemente por decir. Y segundo, ¿qué clase de padre habla así? Bien, no es como que tú tengas muchos ejemplos al respecto, pero un padre definitivamente no puede hablar así de su hijo. Es fácil entender que Uryuu tenga un humor podrido con un padre así.
Y sin embargo, Renji ¿es eso asunto tuyo? ¿Tenías que meterte en la compleja relación padre-hijo de la que en verdad no sabes nada? ¿Tenías que intentar detenerlo? Y no me salgas con eso de que fuese quien fuese estaba mal que se metiera en el departamento de Uryuu, y de que es tu amigo y bla bla bla… ¿Por qué siempre tienes que seguir a esa estúpida lealtad tuya que, sabemos, te pone en situaciones complicadas? El tipo era su padre, no un ladrón, no un pirómano, no un mafioso. No iba a hacer nada malo, además de seguir cagando su relación con su hijo, que por favor no es asunto tuyo.
Así que ¿qué falta hacía que terminaras en combate cuerpo a cuerpo con este hombre?
Ninguna. No hacía falta, no había necesidad, no tenías porqué. Y sin embargo, te quedaste, te metiste hasta el fondo del asunto. Y, Renji, por amor de Dios, que bueno que lo hiciste.
Porque si no lo hubieras hecho, no estarías donde estás ahora. En la cama, con el maldito gigai que tuviste que correr a pedirle a Urahara, sudando de pies a cabeza, falto de aire, y con la erección más dolorosa y maravillosa de tu vida. Mientras, el doctor te clava la mirada, sentado sobre ti, quitándose la camisa con la más embelesada y terrible lentitud.
¿Y qué importa como nos metimos en esto? Basta de recapitular y a disfrutar el momento, que conociendo tu suerte (tú y tu maldita buena suerte) lo único que falta es que a Uryuu se le antoje visitar a su padre justo ahora.
Deathfic, 2 Ichigo y 3 Rukia.
Palabras de más.
La situación tiene algo de dejavú. Y no es que Ichigo crea demasiado en esas cosas. Más bien piensa que la vida a veces tiene un sentido del humor muy retorcido.
Quisiera tener más poder con la palabra, saber bien que decir y como decirlo para cambiar aunque sea un poco ese estado de luto y melancolía que cubre a Rukia como un velo negro. Quisiera ser capaz de, con sólo abrir la boca, darle fuerzas. Quisiera poder causar el mismo efecto que ella tuvo en él tantos años atrás. Allá, cerca de la tumba de su madre, Rukia había logrado restablecer su espíritu en apenas dos oraciones, que se le quedaron grabadas en la memoria.
Ichigo quisiera ahora ser capaz de soltar un discurso como ese, de decirle algo que se le grabe en la memoria. Aquí, frente a la tumba de un hombre que no conoce, pero que sabe que fue una de las pérdidas más terribles para Rukia.
Pero su amiga siempre lo sorprende. Finalmente, después de dejar el ramo y encender el incienso, Rukia lo toma de la mano y empiezan a caminar, con una sonrisa tibia en los labios. Él aun no sabe que no tiene que decir nada para darle fortaleza, para ayudarla a seguir, para hacerla sentir viva. Nada más alcanza con que siga a su lado.
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Lo admito, torturar a Urahara es divertido =P
Supongo que por esta semana seguiré desaparecida, tengo un parcial de Gramática el viernes y estoy hasta las pelotas que no tengo.
Saludos y muchas suerte. Comentarios, críticas y gente haciendo este meme se agradecen.