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drabble_diario,
torre_eidosClaim: Son Goku, mención de Sanzo.
Nivel: 04 -
La Biblioteca.
Prompt: #03 La casa de los Espíritus.
Tabla:
Aquí.
A Goku no le gusta quedarse en el templo cuando Sanzo debía hacer algún trabajo por encargo de los Tres Budas. Aún cuando el templo está lleno de personas, se siente solo, y odia sentirse así.
Suele subirse a los árboles cercanos al templo, donde ningún sacerdote puede molestarlo y donde puede esperar a Sanzo tranquilo. Y espera. Y espera.
A veces se pregunta si acaso Sanzo planeaba abandonarlo, y por eso era que tardaba tanto en volver. Pero Sanzo había dicho “jamás dejaría a un idiota como tú solo”.
Por eso, sonríe y sigue esperando. Porque sabe que volverá.
Personajes: Son Goku, Genjo Sanzo, Cho Hakkai.
Prompt: #04 Lo bello y lo triste.
El llanto de Goku pudo escucharse en todo el templo. Sanzo se llevó la mano a la sien con un gesto malhumorado. Estaba claro que la próxima escala que el niño haría sería su despacho.
-… juro que uno de esto días lo mataré -murmuró.
-¿Qué crees que le habrá pasado?
El sacerdote levantó la cabeza sólo lo suficiente como para que su mirada se cruzara con la de Hakkai. La expresión en su rostro evidenciaba su preocupación. Definitivamente este tipo tendría que tener vocación de niñera, pensó Sanzo por un momento; no existía ninguna otra razón por la que podría tenerle tanta paciencia al niño.
-¡Sanzo!
La puerta se abrió de par en par, y bajo su umbral, apareció Goku. Estaba lleno de pequeños puntos rojos que a esas alturas comenzaban a inflamarse. De sus ojos brotaban gruesas lágrimas que corrían por sus mejillas, pese a que el muchacho hacía evidentes esfuerzos por no llorar.
-¿Ahora qué diablos te pasó?
La severa expresión de Sanzo hizo que el niño se tomara unos segundos antes de responder. Finalmente, consiguió decir entre hipos:
-La… colmena…
Hakkai de agachó a su lado, examinando con cuidado las picaduras que su rostro exhibía.
-¿De nuevo trataste de asaltar esa colmena de avispas?
Goku asintió lentamente, tratando de contener las lágrimas.
-Sólo a un idiota como tú se le ocurriría hacer eso -le reprochó Sanzo con una palpitante vena en su sien-. ¿Cuántas veces debo decirte que no te metas con esos insectos para que entiendas que no debes meterte con esos insectos?
-Pero… pero -de un momento a otro el dolor en los ojos del niño desapareció, siendo reemplazado por un claro entusiasmo mientras movía sus brazos a medida que hablaba para dar más énfasis a sus palabras- ¡La colmena está lleeena de miel!
Hakkai rió entre dientes, mientras Sanzo se llevaba una mano a la sien. Definitivamente, no importaba cuánto tratara, razonar con un mono que pensaba con el estómago era imposible.