El sistema de justicia estaba corrompido. Desde la base estaba completamente putrefacto y destruido. Y no sólo el de Japón, si no que el de cada uno de los países que conformaban el planeta. Quizás, para un idealista, el mundo aún podría tener una salvación, tal vez intentando limpiar de las tergiversaciones a las ideologías, renovar la moral y los valores, volver a creer en el espíritu del hombre… Pero los idealistas ya casi no existían, la mayoría al ver la verdad sobre el mundo y sus contemporáneos se volvían unos cínicos.
Reino en las Redes de
Judi42