Santos Inocentes - Saint Seiya
Milo&Camus
El caballero de la octava casa se adentraba a la casa de acuario a paso lento. Vislumbró a su víctima, tan relajado y absorto en su lectura, que no podía más que regodearse con lo que imaginaba que sería la reacción de su amigo.
-Camus… -el aludido apartó el libro, y lo miró con expresión de "será mejor que tu interrupción valga la pena"- Tengo que decirte algo que no puedo callar más, algo que tengo atorado aquí, en este pechito en el que todas caben…
-¿Serías tan amable de terminar antes de que lleguemos a año nuevo? -soltó escuetamente-
-De acuerdo, de acuerdo, vayamos al grano. Sólo quería tantear el terreno. -siguió, más su expresión pícara cambió radicalmente. Entonces el francés supo que algo fuerte estaba aproximándose- Camus, hemos sido amigos toda la vida. Siempre has estado ahí para mi, sabes que te estoy agradecido por todo lo que has hecho por mi, sobretodo por tu amistad. Pero necesito que sepas que desde hace mucho tiempo descubrí que no he sido totalmente honesto contigo.
-¿A qué te refieres, Milo? -soltó impávido, aunque por dentro ya comenzaba a inquietarse-
-Estoy enamorado de ti, Camus -los ojos del galo se abrieron con sorpresa brevemente, porque al ver la expresión ligeramente traviesa en su amigo, inmediatamente recobró la compostura- ¿Y bien, no tienes nada que decir?
-A decir verdad, Milo… - empezó, con esa voz de hombre fumador que se cargaba, poniéndose de pie justo frente al de Escorpio- ¡Es que pensé que nunca lo dirías! -terminó con un tono de travesti en turno, guindándose del cuello de un espantado Milo-
Santos Inocentes de Sweet Viictory