Por supuesto que pensar en Luffy en una isla de mujeres, como contraposición a sus dos años rodeado de okama, resultaba desesperanzador y por eso se centró en la única luz que tenía actualmente. Aunque no en estos precisos momentos.
-Nami-san, Robin-chan, Nami-san, Robin-chan… ahora que nos habíamos vuelto a encontrar… y con lo crecidas que os encontráis va el cruel destino y nos vuelve a separar. Solamente espero que no haya ningún motivo por el que tengan que ponerse una camiseta porque deben lucir esos cuerpos, y más con semejante vestuario. Me pregunto si Robin-chan solamente lleva ese pareo y nada más debajo salvo su ropa interior- farfullaba Sanji exhalando con fuerza por la nariz pero, por suerte, sin nada de sangre.
Sanji parecía a punto de explotar pero, tal vez por la oscuridad del lugar, no llegó a sufrir ninguna nueva hemorragia.
-La verdad es que vista una mujer desnuda, vistas todas.
Por muy poco no se le rompió el cuello a Sanji al volverse hacia Luffy al escuchar semejantes, y sacrílegas, palabras.
-¿Cómo puedes decir algo así? No, en realidad, ¿cómo es qué puedes decir algo así?- los engranajes de la mente hentai de Sanji se movieron hacia una única respuesta-. ¡Sabía qué no podías haber estado sólo entrenando rodeado con tantas chicas!
-¡Qué si he estado entrenando!- se quejó Luffy haciendo un mohín.
-¡Y ni se te ocurra decir que Nami desnuda es como cualquier otra porque recuerdo muy bien cómo tus indignos ojos la miraron en los baños de Arabasta!
¿Saben cuántos problemas me han causado? de
Flames to Dust.