Angel de venganza por Abysm
La lluvia repiqueteaba sobre los cristales de las ventanas. Incesante, monótona pero el sonido me resultaba agradable.
Afuera, la oscuridad era casi completa, rota de vez en cuando por los fogonazos de ocasionales relámpagos que iluminaban todo por unos segundos, con su luz azulada y fantasmagórica.
Dejé que mi vista vague por el recinto, deteniéndome apenas en ciertos detalles que demuestran el abandono del sitio y eso dolía. Dolía porque eso fue mi hogar, y ver el hogar convertido en una ruina es algo difícil de asimilar.
Ya no había alfombras que atenuasen los pasos, ni espejos que reflejaran una y otra vez la imagen del dueño del lugar, ni tampoco grandes veladas elegantes y aristocráticas.
Porque el dueño real de este lugar está muerto.
Por eso los espejos fueron quitados, al igual que las alfombras, los cuadros y cualquier objeto que pudiese ser valioso. Y todo aquí era valioso.
Sin embargo, reacondicioné un poco esta habitación para que el lugar fuese habitable, al menos mientras termino de cumplir el objetivo que ha impulsado mis días hasta hoy.
El sillón donde estuve sentado lo encontré en alguno de los otros recintos, la mesa también; milagrosamente, la cama adoselada seguía allí. Es posible que fuese demasiado ostentosa como para llevarla a otro lugar.
Pasé los últimos días sentado aquí, escuchando, escuchando... Sin cansarme nunca de oír, pensando que cada sonido era como música pese a la diferencia que pudiesen tener con respecto a aquella.
Finalmente me puse de pie, porque era tiempo de terminar con todo de una vez por todas.