Título: Tabun
Género: Angst, romance
Autora:
ltprongsRating: PG
Parejas: GacktxHyde
Capítulos: único.
Personajes: Hyde, Gackt.
Advertencias: angst. Lots and lots.
Resumen: Quizás podrían estar juntos, en un futuro.
Una suave melodía surcaba el aire, llegando de la misma forma hasta sus oídos. Con los ojos cerrados y la espalda cómodamente apoyada en un largo diván, cada sentido del vocalista se hallaba dedicado a una única tarea: disfrutar.
Disfrutaba la música, la fluida y grácil forma en que aquellas manos lograban sacar cada nota del instrumento. La naturalidad era magnífica, el tiempo, perfecto.
Disfrutaba del movimiento de esos dedos prodigiosos. Aunque vedados gracias a sus párpados cerrados, él los recordaba. Todavía duraba la sutileza de su tacto en la memoria de su cuerpo y de su mente, dándole la irreal impresión de que en ese instante no solo las teclas del piano eran acariciadas por su acompañante.
De súbito, la sonrisa abandonó sus facciones. Una punzada de culpa y de repudio hacia sí mismo se posesionó de él, causando que perdiera pista de varios acordes. La melodía continuaba intacta, su compositor e intérprete ajeno a las emociones que causaba. Como una metáfora del mundo, de su mundo, de su vida, que seguía sin concederle respiro alguno, aun después del tiempo que compartieran juntos hace seis años al que su torpeza puso fin.
“Yo no puedo enseñarte a quererte, Haido”, resonaban con la dulzura de la primera vez en la que las escuchara, las palabras de Gackt en su cabeza, “Mi amor no puede alcanzarte si estás encerrado en ti mismo. Y no puedes amarte a través de mí, ni de nadie.”
Una lágrima solitaria, que se apresuró a secar, surcó su mejilla. La melodía se interrumpió entonces, una voz profunda y calma llenando el ambiente en su lugar, “Haido, ¿estás bien?”.
Acercándose hasta arrodillarse, quedando a la altura de sus ojos, un par de límpidas estrellas celestes le envolvieron con preocupación, “Háblame, por favor.”
Perdóname, pensó, perdóname por no lograr todavía volver a tu lado. Lo estoy intentando, en verdad me estoy esforzando.
Otra lágrima, ese toque exquisito que extrañaba enjugándola por él. Creyó oír una nueva pregunta, mas era solo algo tácito escrito en los ojos que lo observaban. Contentándose con abrazarle, Gackt respetó el silencio que había impuesto, meciéndole con delicadeza.
Intentó reprimir el llanto, pero fue inútil. Y mientras más lágrimas caían, más se enfilaban detrás para extinguirse en la suave tela que apretaba entre sus dedos. Porque estaba haciendo justo lo que no tenía derecho a hacer.
“Yo te esperaré”, le había dicho hace ya tanto tiempo, con cierto dejo de melancolía, “No es una promesa, porque no quiero atarte a la responsabilidad de volver conmigo. Pero estaré aquí. Siempre podemos ser amigos.”
Quizás podrían estar juntos, en un futuro. En ese futuro borroso que tan inalcanzable parecía, en el cual sería capaz de enaltecer el amor que una vez Gackt había confesado sentir por él, en lugar de ponerlo en duda a cada paso que juntos intentaron dar.