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30vicios |
30 Días.☆ Naruto | ♡ Sakura Haruno. Shikamaru Nara.
☂ 21/30 | No lo parece.
✖ Crack. | √ Romance.
(21) No lo parece.
No lo parecía, cuando sonreía.
Incluso Shikamaru lo notaba. No parecía que, cuando sonreía, Sakura era la que perseguía a un vengador infante cantando su nombre. No parecía que, una vez, sacó fuerzas de ninguna parte para proteger a sus amigos, a sus compañeros de equipo (el amor de su vida y el apoyo de su existencia).
Shikamaru recordaba, seguro. Recordaba su pelo desigual, los mechones rosa pastel contra la tierra, sus manos ansiosas, sus brazos fuertes persiguiendo a Sasuke para detenerlo.
-Por favor. Detente.
Y luego aquellas marcas retrocediendo como por arte de magia, dejando tras de sí un rastro oscuro y serpenteante, eclipsado por sus grandes ojos verdes pero que, de todos modos, nunca se marchó. Siempre estuvo ahí. Esperando.
Shikamaru solía notar cosas.
No parecía que llorara a veces, cuando Naruto y Sasuke ya se habían marchado, parada en un puente que lo era todo y nada y donde ya no había más quejas ni más silencio.
Sólo recuerdos.
Le dolía, eso estaba claro, pero Shikamaru se admiraba porque ahora ella se levantaba sola. Aquella ocasión en que Ino fue a consolarla al parque él aguardó escondido entre los árboles, viendo las lágrimas caer una a una por su rostro de niña pequeña, con la melena metiéndosele en la boca y las mejillas húmedas, inclinada y suplicante porque alguien le dijera una palabra amable.
Rosa pastel.
Ese era, sin duda, un poco muy problemático.
No parecía que él se pasara horas buscando el tono de su piel en las nubes y se quejara más cuando Ino hablaba de ella sólo para disimular. No parecía que respirara profundamente cuando se veían, y luego ella llamaba cerda a Ino y fingía que se enfadaba y se reía, y miraba a Chōji y lo miraba a él, y sonreía.
-Hola, Chōji.
Sabía que era el siguiente y se mordía la cara interna de la mejilla.
-Hola, Shikamaru.
(Se imaginaba cómo debía de sonar.
Si hubiera sido su nombre el que marcaba los pasos de sus tarareo.
Shikamaru-kun).
No parecía que él lo deseara como un loco y soñaba despierto con ella (Shikamaru rara vez recordaba sus sueños), y murmuraba su nombre y lo recordaba, cada segundo que había visto su sonrisa mágica desde que eran pequeños, nada más que un amago de vida.
Ese día se la encontró en el puente y tuvo ganas de hablarle. No le hablaba porque tuviera un valor inusual, simplemente, a veces le apetecía mirarla y otras escuchar su voz y otras verla sufrir y otras distraerla.
Porque siempre estaba...
-Sakura -se metió las manos en los bolsillos con pereza.
-¡Shikamaru! ¡Me asustaste!
Sonrió y le tomó dos intentos lograr algo más que una mueca incómoda. Lo consiguió cuando Shikamaru alzó la vista al cielo y dijo lo bonita que era tal o cuál nube.
-¿Es que la única ambición de tu vida es mirar las nubes?
-Es fácil -repuso-. Nada problemático.
Sakura se rió.
-Vamos por un helado -dijo Sakura-. Vamos, Shikamaru.
-Ah... está bien.
(No podía evitarlo, de verdad.
Shi-ka-ma-ru...-kun).
No parecía que a él le gustaba desde que tenía memoria, y desde antes, tal vez.
Qué problemático.
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30vicios |
30 Días.☆ Naruto | ♡ Sakura Haruno. Kiba Inuzuka.
☂ 22/30 | Silencio.
✖ Crack. | √ Gen. Romance.
(22) Silencio.
-Hoy está soleado -comentó Sakura, poniéndose de pie.
Estaba más que soleado. El mundo se derretía. Mandando al diablo su aprensión inicial -Sakura se enfadaría seguro-, Kiba se quitó la camiseta sudada. Akamaru jadeó y rodó por el desgastado suelo de madera. Era raro que se apartara de su abrigo, pero por Dios, hacía tanto calor que incluso Akamaru se le había quitado de encima, repudiando la tibieza de su cuerpo.
No se vale, pensó Kiba, no se vale nada. Sakura controlaba su temperatura como le daba la maldita gana. Pero no, oh no, no con él.
«Lo siento, Kiba-kun. Todavía no soy lo suficientemente buena»... Mi trasero, carraspeó Kiba, sólo le decía Kiba-kun cuando deseaba burlarse de él. Y era bastante seguido, además.
Aunque a veces no.
Porque a veces tenía esa rara mirada, como de nostalgia.
-Soleado -repitió Kiba en voz baja-. ¡Soleado!
-Sí. Duh -le disparó una mirada de obviedad-. ¿O es que ves lloviendo, Kiba?
-Soleado es una mala palabra -alegó-. ¡Mira este calor!
-El calor no se puede ver. Qué lamentable. No podré obedecer tu orden, Kiba-kun. Me estaba muriendo por ello.
Era uno de esos buenos días, notó. Se dejó caer hacia atrás y se cubrió los ojos con el dorso de la mano para que no le hiriera la luz deslumbrante. Poco tiempo después, escuchó el suspiro de Sakura y su aroma familiar le llegó a la nariz. Ella se sentó a su lado, muy cerca, lo suficiente como para que Kiba pudiera percibir el calor de su muslo.
No se apartó.
Kiba sabía que olía a ella. Podía encontrarla en cualquier lugar de la villa. Cuando no percibía su aroma todo le parecía extraño y anormal. Pero en esa cabaña ruinosa en medio del bosque, siempre se sentía bien. Porque Sakura pasaba un montón de tiempo allí. A solas. O con él. Pero con él, sobre todo, y en ocasiones Akamaru saltaba sobre ella y le lamía las mejillas y las manos y la clavícula y sus patitas ansiosas tocaban lugares que Kiba recordaba a la perfección.
(¿Recordaba?
¿De verdad?
¿No se lo había imaginado?)
Parecía tan... tan horriblemente perfecta... No como Ino, no era despampanante, y tampoco tenía ese atractivo feroz de, por ejemplo, Kurenai-sensei. O Anko (ella le daba miedo...). Era más suave y delicado, quebradizo, no esa timidez absurda de Hinata sino algo más.
Más tranquila...
Más...
Más... agradable.
Era una buena palabra.
Agradable.
-Sakura -dijo abruptamente-, eres agradable.
Ella se rió, mirándolo.
-¿Agradable?
-Sí. Le gustas a la gente. Agradable -asintió, muy pagado de sí mismo, y se acomodó para dormir un rato.
El calor de su pierna se acercó más. Entonces una rodilla empujó entre las suyas, y las manos frías de Sakura tocaron su pecho, y sus labios su cuello, y su cabello le hizo cosquillas en la mejilla.
-Soy agradable -ella susurró, con una sonrisa en su voz-, y le gusto a la gente.
Akamaru jadeó con más ahínco.
Y no dijeron mucho después de eso.
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30vicios |
30 Días.☆ Naruto | ♡ Sakura Haruno. Sai.
☂ 23/30 | Imitación.
✖ Angst. Humor negro. | √ Gen. Drama.
(23) Imitación.
-Tú no eres Sasuke-kun.
Sakura nunca se acordaba de esas cosas, después, y Naruto no las sabía, y tal vez Kakashi lo sospechaba, y a Yamato no le importaba porque si Sakura no lo recordaba -y probablemente pensaba que a Sai no le interesaba- entonces era como sino fuera real. No era real.
Pero lo era.
Porque Sai estaba allí y sentía sus manos tirando de su cabello, y su lengua ansiosa sobre su mejilla, como errando un beso o fallando a propósito. Así que Sai estaba convencido de que sí existía. No podía volverse loco. Él estaba cuerdo -sólo sufría dificultad para expresarse-. Pero de estar cuerdo, estaba. Lo sabía.
-Tú no eres Sasuke-kun -repetía Sakura, y sus ojos parecían transparentes, de tantas lágrimas acumuladas en ellos.
Sai pensaba que era una buena cosa el que ella lo notara. No sabía que se suponía que debía hacer, y el que no lo reconociera lo haría aún peor.
(Porque ella le había dicho que era...
... que era...
... su amiga).
-No -decía Sai.
Y ella asentía. Una vez. Con firmeza, apretando los labios.
Como si lo entendiera.
Aunque no lo entendía.
Después se sentaba en el césped y tiraba de la mano de Sai y él se sentaba a su lado, y a veces ella hablaba y a veces no, pero le contaba cosas sin falta. Sobre un chico con los ojos rojos y una sonrisa burlona y sobre su corazón aleteando como un pajarito, y luego muriéndose, porque alguien la había herido.
-Yo le estoy esperando -susurraba en algunas ocasiones.
Era una especie de señal.
Sai creía que lo era, al menos. Y no podía preguntarle a Sakura porque, cuando lo intentó, ella puso una extraña cara de confusión y si lo hacía en los momentos en que ella no estaba loca -loca y fea, qué desafortunada-, Sakura lo golpeaba irritada. «¡Yo nunca haría algo así contigo!», espetaba furiosa, ante la mirada atónita de Naruto. «¡Nunca, jamás, jamás!»
No.
Ella no se acordaba de esas cosas.
Pero sucedían.
Porque Sai la dibujaba mientras ella lloraba mirando el cielo, con los ojos muy abiertos y respirando quedito, escondida entre largos mechones de césped demasiado crecido. La dibujaba y encontraba cada vez más detalles -la curva de sus labios, la amplitud delicada de su frente, esa pequeña cicatriz detrás de su oreja, sus manos elegantes, no de niña-. Hasta que ella apartaba el cuaderno de un manotazo y lo miraba, y lo decía por última vez.
-Tú no eres Sasuke-kun.
-No.
-Acompáñame -decía-. Tú no eres Sasuke-kun. Acompáñame.
Solía molestarla al principio (decía que no pero empezaba a cogerle el truco a aquello de enfadarla). Cosas como «¿no dices nada más que eso?», y cuando ella no respondía se cansó y sí, la acompañaba, y ella parecía feliz durante unos instantes, quitándole la ropa y tocándolo por todas partes con la yema de los dedos, sonriendo.
Era una sonrisa que Sai no veía a menudo.
Y estaba seguro de que nadie más que él la veía.
Porque era suya.
(Esa sonrisa, ese gesto, ese momento.
Sakura cuando estaba loca, el césped crecido, su cicatriz, las lágrimas indiferentes -no parecía darse cuenta de que lloraba-, la frase repetida una y otra vez.
Le pertenecían).
-Acompáñame...
-Eso hago.
A veces se preguntaba si, alguna vez, ella le diría a alguien más «tú no eres Sai». Después pensaba que no porque entonces él tendría que estar lejos, y tenía que quedarse allí.
Con ella. Siendo la sombra que quería pero que no podía conseguir porque una sombra no era suficiente. No era suficiente.
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30vicios |
30 Días.☆ Naruto | ♡ Sakura Haruno. Hinata Hyuuga.
☂ 24/30 | Uno tras otro.
✖ Nada. | √ Gen.
(24) Uno tras otro.
-Hola, Hinata.
Tomó asiento sin pedir permiso. Hinata levantó la mirada bruscamente y se sintió avergonzada de no haberla sentido venir. Neji-kun nunca tendría un descuido como ese, pensó, y se encogió más en sí misma, deseando desaparecer. El agua fría le estaba congelando los pies, pero daba igual porque ya le dolían muchísimo y era mejor no sentirlos que sentir dolor.
-Ho-Hola, Sakura-chan -respondió ruborizándose-. No te he... No te he sentido venir.
-Claro -dijo Sakura, sacudiendo su cabello-. Es que estaban tan metida en tus pensamientos que... En fin, no te preocupes, a mí me pasa mucho también -añadió.
Hinata no se lo creyó.
Porque ella era tan... fuerte... Hinata miraba a Naruto y Sakura solía estar junto a Naruto, así que sabía cosas sobre ella. Como que era débil y miraba con el mismo anhelo delicioso a Sasuke, pero ella podía gritarlo a los cuatro vientos. ¿Cómo debía sentirse?
¿El que el cariño no fuera una carga deseosa de revelarse en tu pecho?
Bien, supuso Hinata. Bien.
Sakura se había esforzado.
(Incluso con las heridas cerradas, si Hinata usaba el Byakugan, ella...
Podía ver la sangre).
-De verdad -dijo Sakura, como leyéndole el pensamiento, y se rió-. ¡Mira qué cara pones! ¿Qué haces aquí sola?
-Eh... Es-Estaba descansando.
-¿Entrenabas?
-¿Q-Qué?
-Antes -aclaró-. ¿Estabas entrenando?
Asintió una vez.
Sakura sonrió con suavidad.
-Te estás volviendo muy fuerte, Hinata-chan -cantó-. En serio. Muy fuerte.
-¿Yo? -exclamó con los ojos como platos-. ¡No! Sakura-chan... Yo... aún tengo mucho que aprender y... no soy como tú...
-Tengo un montón que aprender también -replicó Sakura sin darle importancia-. No creas que soy perfecta, Hinata.
(No lo soy.
Ni un poco.
¡Ya me gustaría...!)
-Extraño mucho a Naruto. ¿Y tú?
Enrojeció y no contestó. Sakura sonrió con malicia.
-¡Ah, te tengo! ¡Hinata, eres tan obvia!
El pánico la inundó.
-¿D-De veras?
-Ajá. Pero no te preocupes. Estamos hablando de Naruto -le tomó la mano, no la miraba, y era tan hermosa y tan fuerte y Hinata la admiraba, la admiraba mucho, ojala pudiera ser como ella, ojala pudiera ser ella...
Tenía la piel fría.
Y entonces se dio cuenta de que Sakura estaba llorando.
-Te has metido en mi lugar secreto, Hinata -habló en voz baja.
-Sa-Sakura-chan... Qué... Qué sucede, ¿yo... he dicho algo malo?
Agitó la cabeza, y sorbió por la nariz.
-Es sólo que les hecho de menos, cuando se van. Kakashi-sensei se marcha a una misión.
(¿Por qué?
¿Por qué siguen yéndose?
Uno tras otro).
-Pero... volverá...
-Ya sé -dijo Sakura-. Lo sé. Estoy loca. No me hagas caso. Eh, ¿lloro todavía?
Hinata negó ferozmente con la cabeza, aunque no era cierto.
-Genial. Porque llorar no está bien. No está nada bien. Las chicas debemos ser fuertes.
Las chicas debemos ser fuertes.
Sonrió, tan frágil y delicada.
-Hinata...
-¿Si?
-¡Eres como una mariposa!
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30vicios |
30 Días.☆ Naruto | ♡ Sakura Haruno. Kabuto Yakushi.
☂ 25/30 | Prohibido.
✖ Crack. Angst vago. | √ Romance. Drama.
(25) Prohibido.
-Lo que haces está mal, Kabuto-san.
-¿Si?
-Sí.
-Ya veo.
¿Por qué no lo hacía sin más?, pensó Sakura. Una nueva punzada de dolor subió por su pierna y entonces siseó porque ya se había cansado de gritar. Y tal vez eso le diera ideas y cortara sus cuerdas vocales. No quería eso. Lánguidamente, giró la cabeza y dejó que el sucio pelo rosa le cayera sobre la frente, pero Kabuto lo apartó con una kunai. Un fino hilo de sangre apareció por sorpresa en su frente.
-¿Está mal, Sakura-chan?
-Muy mal, Kabuto-san.
-¿Por qué sigues diciendo eso?
No la hirió.
Estaba rompiendo la rutina, pero no podía quejarse. Entornó los ojos y lo miró, sonriéndole débilmente.
-Porque lo está, Kabuto-san. Los jutsu médicos deben usarse para curar a las personas, para ayudarlos, no para herirlos. Y no para hacer cosas malas.
-Y yo hago cosas malas -concluyó Kabuto. Parecía que se estaba riendo por dentro, a juzgar por la suave sonrisa en su amable rostro.
-Sí.
Esta vez, su mano se deslizó entre sus muslos. La oleada de martirio fue más íntima, más terrible y más virgen. Sakura jadeó y se removió a pesar de que toda su espalda dolía -estaba en tan mal estado que Kabuto no había podido hacer nada demasiado imaginativo con ella: tanto daba una aguja de chakra como una ráfaga de viento-. Guardando el aliento, Sakura suspiró y dejó a su cuerpo relajarse lentamente. Acomodada en aquella húmeda cueva, con un psicópata que podía hacer que uno de sus pulmones dejase de trabajar y su corazón se creyese un hígado, lo miró y sonrió con gentileza.
-¿Vas a violarme?
-No lo sé, Sakura-chan. Eres bastante bonita.
Fue el turno de Sakura de decir:
-Ya veo.
No se traslució ningún miedo en su voz. Eres un monstruo. Quería decírselo pero no encontraba las palabras, así que permaneció en silencio. Casi con ternura, Kabuto apoyó su mejilla sobre el vientre de Sakura y dibujó eses en su estómago descubierto.
No quedaba mucho de su ropa, ahora.
-Y lo malo es...
-Malo. Prohibido. Equivocado.
-Ah. ¿Por qué es malo, Sakura-chan?
-Porque hace daño. Me hace daño.
Abruptamente, el chico se rió con estruendo.
-¿De verdad? No te quejas demasiado.
-No conseguiré nada con gritar -replicó, y suspirando, miró el techo. Gotitas heladas y sucias caían periódicamente-. ¿Vas a matarme, Kabuto-san?
-Probablemente. Pero no aún. Me agrada como piensas.
-Te agrada como pienso -dijo.
-Sí.
-Oh.
¡Qué raro!, pensó Sakura. Su mente no estaba embotada, solo extrañamente tranquila. ¿Le habría hecho algo? Lo dudaba, hasta el momento había podido identificar todas sus técnicas, pero... Sakura respiró profundamente y cerró los ojos.
Kabuto esperó unos cuantos segundos para llamarla.
-Sakura-chan, ¿estás muerta?
-No.
-Qué bien. Eso sería muy malo.
(No puedes morir.
No hasta que termine contigo).
-Sí... muy malo -acordó.
Y no dijo nada más cuando el dolor estuvo en todas partes y quería llorar, y Kabuto no dejaba de sonreír. No puedes hacerme esto. Está mal.
Pero lo hacía (porque) estaba mal. Así que no tenía sentido reclamárselo.