Oneliners al ataque...

Jan 22, 2008 15:18


Monica skips the lessons and goes to the lagoon, after the storm, all the bayous in New Orleans have become a huge lagoon where trees and plants grow savagely, as if it were a forest, and she feels confident there. She turns the ipod on and sees the first video that appears on the screen, she then knows how to jump as high as she could have never imagined. She watches another, and another, she's so focused on her learning she doesn't notice the changes in the area, the smell of silver and the fog coming out the water, she then stops making a move and looks around. Everything has changed indeed, and when she turns she sees her, she doesn't know who she is, or what she is doing there, alone, like her. She only knows she's blonde and that there were silver sparks around her. Then they both look at each other and Monica smiles shyly. Now they know their secrets. Then the blonde girl makes a new spark and turns around. Monica doesn't know if she was smiling, but something inside her tells her she can trust her. Or something.

La cama es blanca, tan blanca como la pared. Maya levanta el brazo y abre los ojos. La luz que entra por la ventana le duele, pero no sabría si le duele en los ojos, en la cara, o más dentro, en el corazón, como si el mero contraste entre la luz y la oscuridad de sus lágrimas fuera un dolor intenso. No. El dolor intenso. El dolor a secas. Con mayúsculas. Se da la vuelta y parpadea todavía adormecida. Ella está allí, sentada a su lado, mirándola también. Sonríe e inclina la cabeza hacia un lado. A Maya le da la sensación de que la luz no entra por la ventana, sino que pasa a través de ella. Cree que la conoció la noche anterior, que se llama Elle. La chica vuelve a sonreír y le coge la mano.

--Parece mentira que alguien con una mano tan pequeña pueda hacer tanto daño.

Maya la aparta, pero un gesto desaprobador casi imperceptible en la cara de Elle, hace que la mano quede a medio camino entre las sábanas. Elle vuelve a cogérsela y esta vez la acaricia. Sonríe de nuevo con esa expresión que le impide saber qué es lo que está pensando y el pelo le cae sobre la cara cuando Maya siente una descarga por todo el cuerpo.

--No te preocupes. Yo también puedo hacerlo.

Y a Maya, por un instante, le da igual no saber por qué.

fic

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