fandom: Vampire Knight.
claim: Shiki/Yuuki.
prompt: V - Veneno
disclaimer: Vampire Knight le pertenece a Hino sensei, y esto lo hago sin ánimo de lucro.
notas: Para (
kirscheh ) con todo cariño, que quede claro que tú eres la experta en VK pero bueno ojalá te guste. ¡Feliz Día de Reyes!
Su prima, su familia, era tan extraño pensar en ella de esa manera. Siempre había sido la guardiana de la academia, una adorable y pequeña chica, la humana preferida de Kaname; alguien ligado a él de una extraña manera. Muchas veces le había sido encomendaba a él, a su protección, por su primo que movía los hilos desde la oscuridad para que ella estuviera a salvo de un peligro desconocido.
Hasta que finalmente entendió todo.
Shiki contempló como los últimos vestigios de su control se esfumaban a la par que el azul de sus ojos, siendo remplazado por un rojo brillante. Él era el peligro, él es quién la dañaría, de sí mismo la estuvo protegiendo… o más bien, de aquel que dominaba su cuerpo en estos instantes. Ese veneno que permanecía en él, manejándolo a su antojo como si fuera una vil marioneta. Aquel lentamente le obligaba a perder la razón, que hacía de sus pensamientos una maraña inentendible y tergiversaba sus propias emociones…
Ella era una persona noble, amable, dispuesta a sacrificarse por los demás sin meditarlo; la misma persona que su padre sabía que lo buscaría para ponerle fin con sus propias e inexpertas manos pero finalmente salió ilesa y resultó ser su familiar…
- ¿Qué te pasa? -dijo Rima con pereza mientras se tallaba los ojos.
Aún así, cada que pensaba en ella se aguaba su boca instantáneamente y era inevitable que su aroma dulzón inundara sus fosas nasales, justo como si la más pequeña de los Kuran estuviera a su lado. Pero también recordaba aquel timbre suave y agudo llamándole: “Shiki-sempai” acompañado de una pequeña sonrisa y esos ojos directos “Shiki-sempai”.
-Nada -respondió de antemano dándose la vuelta en las sábanas. Mostrándole la espalda a Rima para tratar de volver a dormir.
Shiki se revolvió el cabello con la mano. Estuvo tentado a darse un golpe en la nariz para sosegar todas las emociones que le embargaban. Nuevamente aquel olor dulzón alertó sus sentidos, tentándole de una manera lenta y seductora con suavidad como seguramente sentiría un bailarín de tango con su compañero... No sabía si esa era una de las consecuencias de haber albergado esa ponzoña tanto tiempo pero…
La deseaba.