fandom: Karin
claim: Karin M./Winner S.
tabla:
Emociones resumen: Karin era su carencia, su deseo... Y él quería estar satisfecho por lo que debía luchar por su amor.
géneros: Romance, Humor.
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ff@net disclaimer: Karin no me pertenece, es de Yuna Kagesaki.
Miraba al pizarrón, a la profesora, sus ojos reparaban rápidamente en la ventana para luego posarse en Karin -quien estaba en diagonal suyo- y finalmente en el reloj. Tras unos segundos de devota contemplación y admiración volvía a posar la mirada en el pizarrón, luego en la maestra y así sucesivamente. Repetía la rutina una y otra vez, como si implicara algún acto religioso.
Winner Sinclair estaba sentado en la fila de atrás, ignorando olímpicamente las clases. Cuando su mirada se posó en Karin rompió el ritual.
La miró fijamente, como si apartar la mirada fuera a costarle algún cambio masivo; quizá esperaba que de un momento a otro sufriera una combustión espontánea porque la pobre no tenía cara de entender en absoluto las matemáticas, de hecho parecía que iba a golpearse con la mesa porque lucía levemente mareada.
La observó viéndola realmente desde que la conocía, sus ojos castaños estaban limpios y sus cejas fruncidas en una extraña expresión entre el desconcierto y el desespero. Su boca estaba entreabierta y respiraba pesadamente, sus colmillos sobresalían graciosamente de sus labios, sus mejillas estaban ligeramente coloreadas -aunque eso debía ser porque hacía mucho calor ese día- su nariz era recta y pequeña.
Su cabello corto se movía cuando sacudía la cabeza decidida a concentrarse; siguió recorriendo su cuerpo, deleitándose con los pequeños detalles del amor de su vida. Porque eso era lo que él quería de Karin, que fuera suya.
Ella es su necesidad imperiosa.
Sentía deseos de protegerla y cuidarla, pues era demasiado frágil para vivir en un mundo acechado de malvados vampiros. Quería amarla hasta que ella le rogara que se detuviera, quería que Karin le pidiera ayuda, que confiara en él y le dejara su seguridad en sus capacitadas manos…
Quería que fuera suya… y de nadie más por esa razón se vio obligado a desafiar a Usui Kenta por el amor de la dulce doncella que en esos momentos se estaba desmayando…
- ¡Oh, no! ¡Karin-san! -gritó el rubio poniéndose de pie y alertando a toda la clase, que miró a la menuda chica en el piso con un chorrito de sangre escurriéndole de la nariz.