ouran High School Host Club: Kyouya Ootori/Haruhi Fujioka.
tema: ‘Debes salvar a…’. (1,271 palabras)
clasificación/Advertencias: T. Variado.
capítulo: 1.
summary: Haruhi se hace novia de Kyouya-sempai porque éste le promete que ayudará a Tamaki a ver a su madre. Todo el Host Club le da la espalda y no le queda remedio que ser ‘una chica’ delante de todo el instituto.
Hatori Bisco ©. Tabla (
Fantasía)
mision_insana ©.
Caballero de brillante armadura.
{Un caballero es quién hace, no lo que quiere, sino lo que debe hacer.
Haruki Murakami}
-Mira.
- ¿Qué pasa? -preguntó la otra chica.
-Hacia adelante -le señaló la primera- ¿qué no ves?
-No.
Los pasos de una persona más las hicieron saltar en sus lugares, pero cuando reconocieron la silueta de su amiga no hubo problemas y siguieron con su plática.
- ¿Qué se supone que debería de ver? -inquirió la recién llegada.
Ambas la miraron.
-A ella -dijo la primera chica señalando a una chica a unos cuantos metros delante suyo, llevaba el uniforme amarillo y caminaba tranquilamente con unos libros en la mano, su cabello hasta los hombros se agitaba con el viento.
- ¡¿Ella?!
La segunda chica miró incrédula a su amiga.
- ¿Qué tiene de interesante?
Las otras dos la miraron fijamente unos segundos antes de mirar a la que había hablado al comienzo. Ella rodó los ojos con un leve tonillo y aire de sabelotodo que molestó a las otras chicas.
-No saben nada -afirmó para sí.
Se detuvo un segundo ante la confusión de las otras mujeres. Pensó en lo que les habían comentado ‘muy-amablemente’ o más bien en la amenaza que pendía sobre los hombros de las personas que tocasen ese delicado tema. Ella negó con la cabeza ante el asombro de las otras chicas.
- ¿Nos vas a contar o qué…?
Le taparon la boca.
Una nueva chica había entrado en escena, las otras se quedaron boquiabiertas. Se notaba a leguas que era la mayor.
-Shhhh -las calló la recién llegada.
-Aquí no -dijo la chica de antes, una de las que sí sabían.
-Y no la miren más, llaman la atención -añadió la mayor descubriendo la boca a su compañera-. Vamos.
Las regañó justo a tiempo pensó la primera chica al advertir la mirada de la persona que observaban justo hace unos momentos. Todas asintieron a la orden y se dieron la vuelta dejando de observar a la chica que había volteado y las miraba suspirando tristemente.
.
Haruhi solía pensar en los buenos deseos.
De pequeña su mamá le decía que cada día que ella quisiese algo bueno para alguien más (alguien que no fuese Haruhi), ella ganaría un caso. La niña desde entonces había pedido muchas cosas para que su mamá ganara muchos casos. Quería que Kotoko fuese alguien importante, como le decía papá que también deseaba muchas cosas buenas.
Cuando todo eso había comenzado, en su mente sólo había uno sincero y lleno de buenas intenciones no obstante había sido malinterpretado con saña y había causado que le dieran la espalda.
Siguió caminando en el pasillo, muy pocas personas la miraban pero ya nadie decía nada. Recordó el incidente de esa vez, era algo incómodo que la gente la mirase mucho tiempo.
Suspiró audiblemente.
Afortunadamente Kyouya-sem… Kyouya se corrigió automáticamente, había finiquitado los rumores, cortándolos tajantemente desde la raíz para que ella no se sintiera importunada (aunque la castaña sospechaba que también era porque de continuar la hombría del hijo de Ootori se vería afectada seriamente). Él había sido muy amable con ella, se había encargado de mermar las habladurías, de su uniforme nuevo y hasta de explicarle a su padre todo. Incluso había pensado en transferirla a la Academia Lobelia si eso la hacía sentir más contenta, pero a ella no le importaba porque pasase lo que pasase… O dijese lo que fuera…
Haruhi no podía evitar sentirse algo triste… extrañaba el Host Club. Extrañaba platicar con los gemelos, añoraba que Mori-sempai la escuchara y cuando Hani-sempai le invitase algún dulce. Ahora los mayores estaban en la Universidad, ella en segundo y el sempai y Kyouya-sem… Kyouya en tercero.
Y ella se había convertido en la vetada del club, no podía entrar (las fans no la dejarían pasar, ni siquiera acercarse a la tercera sala de música) y tampoco podía hablarles (no es que ellos quisiesen que ella les dijera algo y no es que Haruhi supiera cómo explicarles). Probablemente él único con quién podía contar, bueno aparte de lo obvio, era Casanova-kun, pero desafortunadamente no estaban juntos en clases... ella aún tenía privilegios (concretamente el de estar en el grupo A) por su promedio.
Volvió a suspirar, saliendo lentamente del edificio.
Los días se le hacían más largos cuando no tenía actividades en el club, realmente no había ingresado a ningún club y no estaba muy ocupada con sus estudios, le iba bastante bien a pesar de todo. Caminó con pasos pequeños a la gran limosina negra que le esperaba, estacionado atrás estaba la camioneta del guarura que al que le había sido encomendado su seguridad.
‘Ricos bastardos’ se dijo a sí misma.
Sonrió un poco ante la ironía del asunto, ella esperando a que le abriesen la estúpida puerta…
-Haruhi-sama -la saludó el chofer de la limosina mientras que el guarura al pie de la camioneta asentía con propiedad.
Su sonrisa se borró inmediatamente. Ella resopló, con lo mucho que odiaba esas atenciones…
Entró al coche y se sentó, esperando a que este arrancase. No miró por la ventana, no quería aún, necesitaba mirar algo que no fuese la imponente estructura de Ouran. El coche arrancó dejando atrás la institución, ella no pronunció palabra ni puso atención a los comentarios hasta que escuchó su nombre enlazado a las palabras del conductor.
-Haruhi-sama si me permite -dudó unos segundos, ella le miró fijamente desde atrás-, hoy parece un poco triste… ¿Ha sucedido algo…?
Ella negó con la cabeza y fijó la vista en la ventana, estaban lo suficientemente lejos ahora.
Por un momento recordó los comentarios de esas chicas, pero sabía que eran gente sin importancia. No quería que nadie más fuera amenazado por él, a veces era demasiado temperamental… No por nada lo llamaban “el rey demonio de sangre fría”, su mente se iluminó levemente ante aquel alegre recuerdo pero fue inmediatamente empañado por la tristeza...
El chofer carraspeó para llamar su atención.
-Sólo me han dejado mucha tarea -mintió ella.
Patéticamente, porque no era buena para eso. Y las personas que conocía lo sabían, el señor la miró perspicazmente pero no dijo nada. Ella sólo rogó porque no corriese a contárselo a su ‘amo’ porque si no tendría una larga charla que quería evitar a toda costa y que sinceramente no le apetecía.
No es como si él tuviese que arreglar todos sus sentimientos, no es como si pudiera cambiar todo con tal facilidad como apagó los rumores, aunque muchas cosas eran muy fáciles para él, no podía menospreciar así sus sentimientos. Haruhi ya ni sabía porque se dirigía a su casa; si todos los días pasaban por él (que salía antes) para ‘salir’ y regresar a cenar después. Si prácticamente ya no vivía allí, porque a veces simplemente se quedaban en la mansión Ootori haciendo cualquiera de las entretenidas cosas que tenían en ese -nada parecido al suyo- hogar. Incluso iba a cenar los fines de semana (sólo esos días porque ella se había negado a dejar sólo a su padre tanto tiempo, o a ponerlo a cocinar él, moriría de hambre…).
Las cosas estaban tensas entre ellos, aunque menos con que con el antiguo Host Club y la ponía tan triste que incluso Kyouya no había ido tan rápido como ella esperaba. Porque la chica de ojos miel no podía evitar seguirle el juego, porque ella tenía un buen deseo y él se había aparecido como el hada madrina que le cumpliría aquello.
Haruhi tuvo que hacer, porque si no tendría que seguir viendo la sonrisa de esa persona y sufrir en silencio por aquel dolor que no expresaba.
Y de ninguna otra manera hubiera podido callar a esa voz en su cabeza que le había gritado: “Debes salvar a… Tamaki-sempai.”