Título: Mine Autora: Kaderin Pairing: Yu Barom x Kim Taemin [Baemin] Rome/Siwoo Band: C-Clown RT: NR-15 Genre: Celos. Humor. Fluffy. Un poquito hot. Type: One Shot Resumen: Taemin se va “de fiesta” con su mejor amigo una tarde y Barom nota su ausencia durante la noche más de la cuenta. Déjalo sólo un par de horas, que rumie todos los sentimientos encontrados que la falta del pelirrojo y la aparición de ciertos ramalazos posesivos desconocidos hasta la fecha hacen en él, a ver a qué conclusión llega… Disclaimer: Pertenecer, técnicamente pertenecen a sus madres… Pero habida cuenta de cómo se miran el uno al otro, y que creo que Barom piensa mucho en Tae dentro de la ducha con una soda, no sé yo, no sé…
***
[No hay mayor ciego que el que no quiere ver.]Si alguien le hubiera preguntado antes de ese momento, Barom habría contestado que él ya había experimentado los celos anteriormente. Incluso más de un tipo: celos de su padre por acaparar a su madre, de su madre por conseguir que su padre -quien siempre lo apoyaba- se pusiera de su parte, de Choco por conseguir más atención que él, de los demás por conseguir más atención de Choco, de los amigos por poder quedarse hasta más tarde, por poder ir a algún sitio prohibido -temporal o permanentemente- para él, por hacer cosas sin él, echarse novias antes, salir con la chica ansiada… De otros chicos, incluso algunos de papel, por conseguir miradas de sus novias o de las chicas que le gustaran, hacia otros chicos por mirar a sus novias más de la cuenta… Celos. Estaba versado en el tema, sinceramente.
Sin embargo, darse cuenta de que había un tipo de celos que jamás hubiera pensado que llegaría a experimentar, supuso un shock para él. Que, ¿qué tipo de celos son esos? Celos de un chico……… por otro. De esos celos verdes y mordientes de los que sólo hablan las películas románticas, que te comen y te provocan un nudo en el estómago mientras hierven lentamente por dentro, amargándote incluso los momentos felices. Esos que hacen que no seas capaz de poner siquiera buena cara aunque quieras. Celos que gritan “mío” dentro de tu cabeza y emiten una vibración en tu garganta, obligándote a apretar puños y mandíbula para evitar que un “no lo toques” irracional e inoportuno se te escape. Esos con los cuales, si te permites el lujo de dejarlos salir un poquito, te hacen sentir un Tarzán pero para cualquiera que te mire desde fuera le parezcas un gorila golpeándose el pecho.
Y, para su inmensa sorpresa, así era exactamente como se sentía en ese momento. Sobre todo porque, justo un rato antes, ni siquiera los había reconocido.
***
Desde su debut, las cosas han sido tan alocadas, tanto movimiento, tantas cosas al mismo tiempo, que casi agradece la monotonía adquirida con sus compañeros cuando están en casa. Jaejoon tirado en el sofá fingiendo que estudia, Taemin leyendo algo o distrayéndose de algún modo a su lado, Minwoo cuan largo es sobre el suelo, frente a la televisión, generalmente con algún episodio de alguna serie de dibujos o un ordenador cerca, leyendo los mensajes que las fans le dedican. Kangjun y Hyunil en la habitación, uno en la cama, dormitando, el otro frente al teclado, concentrado en alguna partitura o más frecuentemente enfrascados en algún tipo de conversación… Y es llegar y saludar a T.K, probablemente con alguna broma cansada, recibir el correspondiente gruñido por parte de Maru al revolverle el pelo, la sonrisa de Siwoo, distraída y alegre, informándole de que le ha guardado los restos de alguna cena precalentada en su estante del frigorífico y los rápidos saludos y preguntas de rigor por parte de Jun y Ray antes de volver a enfrascarse el uno en el otro cuando asoma la cabeza en la habitación. Sonreír, contestar, ir quitándose ropa por el camino, dar media vuelta, recalentar la comida, volver a molestar a Maru, un nuevo vistazo a la tele o la pantalla del ordenador, otra broma con T.K y otro vistazo de reojo a cierta cabeza pelirroja que ésta vez ni se levanta antes de poner rumbo a su habitación para echar un ojo en su propio portátil a sus mensajes diarios.
Y esa, es su rutina habitual, la misma que agradece porque -¡¡eh!!- le ayuda a mantener la cabeza en su sitio…
Así que ver cómo sus pequeñas manías quedan desestabilizadas por culpa de cierto idiota rubio que, desde que lo conoció, no ha sido otra cosa que un grano en el culo, pues lo pone de mal humor…
Llega como siempre, el último y cansado, esperando, quizás, un rapapolvo de cierto amito de su casa por llegar más tarde que de costumbre… Se sorprende cuando no llega, pero -¡bah!- Tampoco es razón de alarma. Normalmente, siempre vive ensimismado.
Sonríe y agita la cabeza con suavidad, divertido ante esa nota mental suya.
-¡Ya estoy en casa…!
Deja las llaves, cuelga la chaqueta, tira las zapatillas a un rincón, demasiado cansado para colocarlas bien cuando caen una sobre la otra y sonríe más ampliamente cuando el “¿qué hay de nuevo, viejo?” de T.K llega hasta sus oídos; televisión ésta vez. Mira la pantalla, mete el pie bajo el estómago de su larguirucho compañero, quien se revuelve un poco para apartarlo, levanta los ojos hasta el lapicero-balancín entre los dedos de Maru
-¿Llevas mucho estudiando?
aunque es una pregunta retórica y los dos lo saben, así que el chiquillo se limita a sonreírle con un puchero torcido y quitarle la mano de la cabeza… Y entonces es cuando se permite dejar que la mirada se le desplace hacia el otro extremo del corto sofá. Algo que, de haberse permitido el lujo de hacer antes -cosa que, no sabe por qué, aunque tampoco es que le dé muchas vueltas, suele querer hacer siempre pero nunca se deja. Las cosas en un orden.- habría advertido nada más entrar.
-¿Y Minnie?
Por alguna razón, se siente alarmado. Pero no quiere sonar como se siente, así que se da media vuelta en dirección al frigorífico, fingiendo un tono normal, casi aburrido.
-Hoy no ha venido después de la práctica.- Maru responde con prontitud, pero no tan rápido como a Barom le habría gustado.- Creo que ha quedado con Yuseong.
Un rápido flashback de cierta cabeza rubia de bote, sonrisa retorcida y nariz superlativa que por alguna razón las chicas parecen considerar atractiva y hasta su -demasiado_pronto_para_analizar_ese_pensamiento- Taemin parece considerar “muy guapo… para ser un chico” pasa frente a sus ojos y la puerta del microondas emite un pequeño chirrido al cerrarse -dichosa puerta- con menos cuidado que de costumbre.
Barom inspira con fuerza, dejando que las aletas de su nariz se inflen más de la cuenta. Cuando el tic de la mandíbula resulta casi doloroso es cuando decide que su comportamiento es ridículo y agradece que ninguno de los dos presentes se haya percatado del mismo. Suelta el aire despacio, controlando la respiración, relajando suavemente los músculos tensos de manos, hombros y cuello.
-Ah, así que se ha ido a tomar algo, ¿eh? Ok… Espero que no llegue muy tarde.
El microondas pita, saca el plato y ni se molesta en coger unos palillos, cuadra los hombros, se calza una sonrisa, da media vuelta y cruza la sala en dirección a su habitación.
-Jun y Ray andaban intentando remodelar una letra tuya para adaptarla a un estilo más baladero, me parece… - cuando TK le habla, Barom sólo asiente, amplía la sonrisa y levanta su plato. -Tengo hambre y estoy cansado… Creo que primero voy a cenar algo y ver si descanso un poco. Si eso, ya los ayudaré luego… O mañana.
Ni siquiera se da cuenta de cómo sus acciones y palabras rompen también la rutina de los dos chicos, que levantan las cabezas, le miran con sobresalto y se miran entre sí con un ligero encogimiento de hombros.
-¿Ha dicho que iba a cenar? -Sí, ¿por qué? -Porque no lleva palillos o cuchara…
*** Dos horas después, tras intranquilas ojeadas al reloj del ordenador cada veinte minutos y ninguna atención al contenido, Barom se levanta de la litera y flexiona la espalda. Está cansado, pero no tiene sueño, tiene hambre, pero la comida permanece fría y olvidada en el bol. Está molesto, y lo más curioso es que no tiene ninguna razón. La sensación de alarma persiste, pero no sabe a qué se debe. La cabeza le da mil vueltas a nada en concreto y se siente aletargado y confuso, como si todos los sonidos le llegaran desde el interior de una burbuja… O más bien, como si él estuviera dentro de esa burbuja.
Se frota la cara y sale del cuarto hacia la sala silenciosa. Si el reloj da la hora correcta, TK y Maru han debido irse a dormir un rato atrás, aunque seguro que si mira hacia el oscuro pasillo todavía titilará una luz tenue por debajo de la puerta de los chicos. No se molesta en comprobarlo como no se molesta en encender una luz en la estancia.
Abre la puerta del frigorífico y casi está a punto de meter la cabeza en el fresco interior, sin mirar siquiera qué le apetece… o si le apetece algo, cuando el click de la puerta de la entrada llama su atención. Cierra con cuidado, procurando no meter ruido, y se desliza entre las sombras, apoyándose, brazos y piernas cruzados, contra la esquina de la pared, forzando a sus ojos a adaptarse -sin demasiado éxito- más rápidamente al menor movimiento en la oscuridad.
-Asustas ahí plantado.- La voz de Tae resuena por el pasillo con suavidad. Barom respinga. -¿Me has visto? -¿Una sombra deslizándose por la pared?- ahora suena más cerca y casi divertida, pero el australiano sigue sin ser capaz de percibirlo con claridad. El soplido frío y silencioso junto a su oreja lo sobresalta e inclina la cabeza, las manos tras ella alcanzando… el aire. La risa de Taemin le hace cosquillas en la nuca, pero cuando se gira, tampoco está ahí. -¡Coño, joder, estate quieto! ¿Cómo carajo ves en la oscuridad? La mano de Tae se posa en su hombro y se desliza un poco hacia el pecho cuando él se mueve en dirección al contacto. -No está tan oscuro…
El pelirrojo le gira la barbilla en dirección al ventanal de la terraza, donde una pálida luna asoma, iluminando tenuemente la sala. Los ojos de Barom se adaptan ahora con mayor rapidez y alcanza a ver la sombra de su amigo deslizarse en dirección a la habitación. Le sigue.
-¿Has vuelto a quedarte sin cenar? -¿Eh?- Barom parpadea, ensimismado, hasta ser consciente de algo más que la figura del chico vestido de negro, un pantalón ajustado a los muslos poco propio de él, y uno de esos jerséis tan suyos, tan largo que podría parecer un vestido, tan ancho que cabrían dos como él, con las mangas cubriéndole las manos y dos hebillas metálicas cerrando los laterales del cuello, asentadas sobre las clavículas. Para cuando sus ojos llegan al rostro curioso que lo mira bajo el flequillo desordenado, la sonrisa de Taemin ha desaparecido, reemplazada por una mirada preocupada. -¿Estás bien? Pareces ido… Barom carraspea y se mueve por la habitación, incómodo por sus repentinos nervios sin motivo. -Sí, sí… Es que estaba medio dormido. Me he despertado justo antes de que llegaras.
Debe sonar convincente, porque Tae sólo parpadea, frunce los labios -ese gesto tan suyo, con el labio inferior más pronunciado que el superior… Es curioso… ¿eso lo había notado antes? Parece un puchero.- y se encoje de hombros, dejando el bol de comida de nuevo sobre la mesita auxiliar. Los ojos oscuros de Rome lo siguen por la diminuta habitación mientras maniobra entre los desordenados montones de… todo -ropa, papeles y libros, en especial- recogiendo una camiseta por aquí, un pantalón de pijama por allá, las zapatillas negras sin desatar lanzadas de cualquier forma a un rincón, un pequeño agujero en uno de los calcetines, los ligeros rizos rojos desordenados en la nuca, sujetos de mala manera tras la oreja…
Sonríe, benevolente, hasta que un repentino destello rubio tras los ojos le cambia el humor y desvía la mirada por un momento al parpadeo de la pantalla del ordenador apagándose espontáneamente. Pasa un dedo distraído por el touchpad y comenta, como quien no quiere la cosa.
-¿Y tu amigo qué tal? El rubio ese de la nariz enorme… ¿Cómo se llamaba?
La risita de Tae suena atenuada por el cuello del jersey con el que brega, tirando de él como puede para quitárselo. Barom lo observa, divertido, apoyado sobre el codo en el colchón antes de impacientarse con el pelirrojo y levantarse para echarle una mano. Se acerca y tira de él, colocándose frente a frente. Sorprendido, Taemin deja de luchar, mirándolo fijamente con los ojos muy abiertos. El australiano le dedica su mejor media sonrisa y baja la vista, tirando del jersey desde abajo. Mala decisión seguir el movimiento con la mirada.
El jersey se desliza por los muslos de Taemin y va dejando poco a poco tramos de piel al descubierto. El plano estómago que se contrae con el paso del calor del jersey al templado aire de la habitación, el ombligo que se ondula con el movimiento, el blanco torso… De alguna puñetera forma eso no debería llamarle la atención, pero en ese momento no puede apartar la vista y Barom traga saliva. El cuello, la mandíbula… Taemin levanta los brazos, dejándose hacer, sin que sus ojos se separen del rostro de su líder más de los escasos segundos que tarda el jersey en pasarle por la cabeza, y Rome empieza a notar un cierto calor expandirse desde sus orejas hasta el centro de su vientre.
-Rome-ah… La voz es baja y pausada y le produce un hormigueo. -Rome-ah… Barom inhala con fuerza, pero el aire no le llega a los pulmones, incapaz de responder… -¡¡Barom!!
Barom parpadea con fuerza mientras el ruido vuelve a penetrar en su cabeza y nota el aire con dolorosa presión en sus pulmones. Amparándose en la escasa sombra protectora de la litera sobre él, se hunde un poco más en el colchón antes de mirar la cara curiosa de Taemin -los brazos cruzados sujetando los costados del jersey que sigue en su lugar- observarle, de nuevo esa mirada de preocupación en su cara.
-Perdona… ¿qué decías? -¿Seguro que estás bien? Barom carraspea, nervioso e incapaz de explicarse a sí mismo, mucho menos a él, lo que le sucede. Así que se limita a asentir. Vigorosamente. -Sí, sí… Sólo estoy cansado, eso es todo.
Tae frunce el ceño pero lo deja estar por el momento, dándose de nuevo media vuelta mientras le habla, dejándole mirando a la espalda ancha que va quedando al descubierto cuando el jersey se desliza por su trasero mientras se lo quita sin dificultad alguna, la flexión de la columna, los omoplatos casi tocándose cuando pasa por la cabeza.
Barom vuelve a carraspear con la boca repentinamente seca.
-Te decía que Yuseong está bien… Va a estudiar aquí en Seúl el año que viene, así que andaba mirando residencias cercanas a su facultad. Ha aprovechado para llamarme y quedar.
Rome se remueve, repentinamente incómodo. Le duele la espalda y siente una punzada entre las costillas. Probablemente debido a la postura, así que se recoloca, estirándose, y sigue escuchando, ahora más concentrado. Con honestidad, ni siquiera sabe a qué ha venido todo lo de antes… Seguramente esté más cansado de lo que esperaba y se haya quedado dormido durante varios segundos.
-Así que se viene para aquí, ¿eh? Supongo que eso os dejará más tiempo para veros. Como ya no tiene que desplazarse o esperar a que tú vayas a ver a tus padres y eso…- intenta enmascarar un poco el sarcasmo en el tono, pero sabe que Taemin se ha dado cuenta cuando éste se limita a sonreírle y arrugar la nariz en su dirección. -Algún día los dos me daréis una explicación lógica de por qué no os gustáis el uno al otro… Barom se las apaña para componer un gesto sorprendido. -¿Yo no le gusto? ¿Por qué? Si soy un amor de persona… Tae responde sin mirarle, demasiado atareado convirtiendo su ropa tirada en un zurullo, como si un zurullo en un rincón fuera algún tipo de sinónimo de “recogido” o algo así, y responde entre farfullos. -Cree que eres un payaso y un petulante. -¡¡Oe!! Soy un payaso… Lo otro no sé ni lo que es, pero ser un payaso no es nada malo. -se hace el digno y sonríe con socarronería- ¿No se supone que es tu amigo? ¡Pues se está metiendo contigo también! ¡Tendrías que defenderme de tan viles acusaciones! Taemin prorrumpe en carcajadas apenas sofocadas con una mano mientras se sujeta los riñones con la otra. -En realidad, sois bastante parecidos. Tendríais que llevaros bien, no a matar. -El tipejo es un arrogante y algo capullo.- Barom desvía la mirada de -la boca de- Tae al ordenador, donde los mensajes se han ido acumulando.- Sinceramente, lo que no entiendo es cómo podéis ser amigos… No tenéis nada en común. Tú eres… demasiado dulce para andar con tipos como ese.
El pelirrojo se limita a bufar y tirarle una camiseta -sucia, gracias Tae…- a la cara, cambiando de tema. -Por cierto. Lo de la radio… ¿lo tienes antes o después de irte a Australia? Barom le lanza la camiseta de vuelta, floja y sin fuerza, y ésta pasa sin rozarle siquiera. -Mañana tengo un programa. El resto, a la vuelta sabré cómo irá la cosa. -¿Y ya tienes todo preparado? -¿Todo? -Todo… Una botella con agua o alguna bebida isotónica, para beber durante la emisión, un jersey por si hace frío en la cadena, un bloc y un bolígrafo, por si tuvieras que apuntarte algo importante…- a medida que el chico va sacando dedos para enumerar, la sonrisa de Barom es más y más amplia, y de alguna forma, un sentimiento cálido, tierno, lo llena hasta tener ganas de estallar. De puro orgullo y gratitud, se dice… porque alguien como Tae se preocupe lo suficiente por él como para tomarse tantas molestias.-…y tendrás que llevarte una pila extra. -¿Perdón? -parpadea, confuso.- ¿Una pila, dices? La sonrisa que Taemin le dedica es algo burlona y completamente deslumbrante. Barom se resiste a la repentina necesidad de llevarse una mano a la frente, para comprobar su temperatura, porque empieza a pensar que tal vez sí esté pillando algún virus. No puede haber otra explicación a su constante embobamiento de esa noche. -Que no estabas prestando atención otra vez, dices, ¿no? -Bueno… me he quedado con lo de la pila, ¿no? No sé para qué iba a necesitar llevar una pila en el bolsillo, pero… -¡Já! ¿No vas a la radio? Habrá todo tipo de aparatos allí. ¿Y si en algún momento dado necesitas una? Siempre son útiles…
Barom lo mira maniobrar por la habitación, revolviendo cada cajón en su búsqueda de la susodicha, atónito por un instante. Pero ese sentimiento anterior regresa con el golpe de un saco de boxeo, dejándolo sin aire -no literalmente… pero ya lo entendéis-. Sonríe de oreja a oreja y respira profundamente cuando el pelirrojo se inclina a su lado para alcanzar una caja escondida por algún rincón entre el hueco de la cama. Huele a jabón, y a Taemin… y a alguna colonia demasiado perfumada que lo vuelve a distraer.
Le mira a la cara y ve que los labios se siguen moviendo, incapaz de escuchar lo que sale de ella. En ocasiones, le encantaría estar en su cabeza, sólo para saber lo que piensa. No se da cuenta de que lo ha murmurado junto a su oreja hasta que la cara de Tae termina a escasos milímetros de la suya con expresión de sorpresa.
-¿Cómo? Barom bufa y carraspea, nervioso de repente sin saber por qué… otra vez. Se reacomoda y apoya la espalda sobre la pared fría, refrescando la piel caliente. -Nada. Tú a lo tuyo.- mete un dedo en el estómago de su compañero en un mal intento de separarlo y restar importancia… a algo. Cualquier cosa. El respingo y la ligera mueca de dolor de Tae lo sorprende, dándole al pelirrojo un segundo de ventaja para intentar apartarse, pero reacciona con rapidez, tirando del brazo hacia sí. -¿Minnie? -No es nada…- demasiado rápido, mirada huidiza… -Taemin.- un músculo le palpita en la mandíbula al apretarla, incorporándose para poder sujetarlo mejor. -Es una tontería… Me he chocado contra una barandilla.
Barom inspira y vuelve a tirar del chico hasta casi obligarlo a colocarse a horcajadas sobre sus piernas. Taemin se rinde y se sienta, pero intenta impedir de todos modos que el rapero le levante la camiseta. Intenta… No lo consigue, y desvía la mirada, resignado. El morado que empieza a aparecer sobre la blanca piel del estómago estruja el corazón de Barom. Una línea del grosor de su muñeca lo cruza de lado a lado.
-¿Te has chocado? En la voz hay suficiente incredulidad como para que Taemin apriete los labios con fuerza, negándose a contestar. Barom lo sujeta por la barbilla y lo obliga a mirarlo. Está verdaderamente enfadado y quiere la verdad. Es una lucha de voluntades, ojo contra ojo y ninguno de los dos quiere dar su brazo a torcer… pero por fín, Taemin se rinde. -Yuseong me ha empujado…- planta las manos con firmeza contra los hombros de Barom, empujándolo de vuelta hacia abajo cuando se remueve, aprisionándole las piernas entre sus muslos.- ¡Estábamos jugando…! Yo fui muy blando, no lo esperaba y tropecé, chocando. ¿De acuerdo? -¿Jugando? My ass… -enfadado, Barom intenta soltarse y lo sujeta de las caderas, dispuesto a levantarlo, pero Taemin vuelve a presionar las palmas, ésta vez casi en el pecho. -¡Jugando! ¿Está claro? Si te digo que es una tontería, es una tontería. Sabes que me salen cardenales con facilidad, no saques el orangután a pasear.- Barom vuelve a bufar, rabiando por dentro, pero accede, dejando de pelear.- No soy tan delicadito como para que te pongas en modo action man por mí. Ni soy una chica. Siempre haces lo mismo, joder…
Ahora es Taemin el que está enfadado, pero de algún modo verlo fruncir la nariz le parece a Barom tan adorable que es incapaz de molestarse y empieza a sonreír. Taemin lo mira, se enfada más, arruga más la nariz y Barom no logra contenerse y se echa a reír. Tae parpadea mientras el enfado se evapora tan rápido como ha llegado. La risa es contagiosa y la cabeza le cae hacia atrás, riéndo a mandíbula batiente. Rome sigue riéndo mientras lo observa… gloriosa visión de la garganta expuesta. Ésta vez, cuando algo el vientre se le contrae nerviosamente deja de buscarse excusas. Se queda en silencio, los dedos apretados en las caderas del chico, los pulgares rozando suavemente la fina piel. Sus ojos buscan los de Taemin intensamente hasta que éste deja de reír, quedándose en silencio. Se miran durante minutos que parecen horas… hasta que el pelirrojo se remueve, inquieto, encima de él, convirtiendo un momento incómodo en otro todavía más perturbador. Para los dos.
Taemin intenta levantarse, pero el tirón en sus caderas lo hace volver a caer, una pierna entre las de Barom, el pecho contra el pecho y la mirada fija en los labios de su amigo. Traga saliva y los alientos se enredan. Se lame la boca con nerviosismo.
-Ven conmigo.- la voz de Barom suena rugosa y profunda, como un murmullo enronquecido, removiendo algo dentro de él. -Ir a dónde…- casi no lo puede pronunciar. -A Australia, la semana que viene… Ven conmigo a Sídney el fin de semana.
Los ojos de Taemin se abren de par en par y se le contrae la garganta, respirando con dificultad. ¿Irse a Sídney con él?