<b>Respetando tradiciones [FO. ] Aicia. G. Prompt #4</b>shioritaDecember 6 2014, 13:53:47 UTC
El restaurante está a rebosar. En las calles, a pesar de que el frío y la nieve lo cubren todo, quedan viandantes que pasean como si esto no fuera un problema. Las luces de colores brillan sobre la carretera y aquí y allá se oyen villancicos.
Al otro lado del gran ventanal que sirve de muestra para los curiosos, Alicia mira la calle como si esperara a alguien. Se ha vestido con uno de sus viejos vestidos, que tanto le gustaba a él, y se ha calzado unos zapatos nuevos, que compró hace unos días. Iba con un par de amigas en busca de los regalos navideños de esta temporada y no pudo resistirse a ellos.
Entre sus dedos, guarda una sortija, una promesa de tiempos mejores que fue hecha en una época feliz. Tamborilea los dedos sobre la mesa, preocupada porque el camarero no se acerque al verla sola.
Sin embargo, ignorando los cuchicheos que se originan en las mesas de alrededor, éste se aproxima. Con una discreción propia de un profesional le pregunta si quiere pedir, pues ya lleva unos minutos esperando. Cierto es que su acompañante no ha llegado, pero la dirección del restaurante se debe a sus clientes. Alicia pide una crema de verduras para comenzar y lubina al horno para seguir.
El camarero le dirige una mirada interrogativa a la que ella prefiere no contestar. Llega la comida y ella, haciendo omiso a las miradas insidiosas de los comensales de alrededor, se dispone a comer. Lo hace con parsimonia, cierta delicadeza y una elegancia que echa atrás a muchos de los que quisieran preguntarle porqué está sola en una noche como ésta. Porqué su acompañante no ha venido o porqué ella no le ha esperado ni cinco minutos.
Sin embargo, su pose altiva y la sonrisa franca que asoma por sus labios, disuaden a la mayoría. Alicia no ronda los cincuenta años, pero a su edad ya hay muchos divorcios. Sin embargo, el silencio la envuelve y la protege.
Finalmente, tras el postre, ordena un poco de champán. Un capricho que solía tomar tiempo atrás, junto a él. Con la mesa ya limpia y sólo una copa en ella, saca de su bolso una carta. Abre el sobre y sostiene en sus manos un par de folios, llenos de garabatos. La sonrisa de antes se recrea con ternura en las líneas que lee y, sabedora de que muchos sospechan que en esa misiva se esconde el misterio de su solitaria presencia en el restaurante, parte de su orgullo ronronea dentro de sí. .
Está feliz. Puede que él esté aún lejos y vaya a tardar en volver. Puede que pasen un par de navidades más, cenando sola en ese restaurante que tantas veces visitaron juntos, antes de que se reúnan. Pero Alicia sabe que la espera merecerá la pena y que para contrarrestar la pena de la ausencia necesita vivir como si él siguiera siendo parte de su vida.
Re: <b>Respetando tradiciones [FO. ] Aicia. G. Prompt #4</b>shioritaDecember 8 2014, 17:43:01 UTC
Estoy intentando hacer cosas alegres y tal, pero la verdad, al principio iba a esperar a un amigo invisible y luego me di cuenta de que aquello se me iba de las manos. Por suerte, se me ocurrió esto y, la verdad, lo vi más lógico. xD
Al otro lado del gran ventanal que sirve de muestra para los curiosos, Alicia mira la calle como si esperara a alguien. Se ha vestido con uno de sus viejos vestidos, que tanto le gustaba a él, y se ha calzado unos zapatos nuevos, que compró hace unos días. Iba con un par de amigas en busca de los regalos navideños de esta temporada y no pudo resistirse a ellos.
Entre sus dedos, guarda una sortija, una promesa de tiempos mejores que fue hecha en una época feliz. Tamborilea los dedos sobre la mesa, preocupada porque el camarero no se acerque al verla sola.
Sin embargo, ignorando los cuchicheos que se originan en las mesas de alrededor, éste se aproxima. Con una discreción propia de un profesional le pregunta si quiere pedir, pues ya lleva unos minutos esperando. Cierto es que su acompañante no ha llegado, pero la dirección del restaurante se debe a sus clientes. Alicia pide una crema de verduras para comenzar y lubina al horno para seguir.
El camarero le dirige una mirada interrogativa a la que ella prefiere no contestar. Llega la comida y ella, haciendo omiso a las miradas insidiosas de los comensales de alrededor, se dispone a comer. Lo hace con parsimonia, cierta delicadeza y una elegancia que echa atrás a muchos de los que quisieran preguntarle porqué está sola en una noche como ésta. Porqué su acompañante no ha venido o porqué ella no le ha esperado ni cinco minutos.
Sin embargo, su pose altiva y la sonrisa franca que asoma por sus labios, disuaden a la mayoría. Alicia no ronda los cincuenta años, pero a su edad ya hay muchos divorcios. Sin embargo, el silencio la envuelve y la protege.
Finalmente, tras el postre, ordena un poco de champán. Un capricho que solía tomar tiempo atrás, junto a él. Con la mesa ya limpia y sólo una copa en ella, saca de su bolso una carta. Abre el sobre y sostiene en sus manos un par de folios, llenos de garabatos. La sonrisa de antes se recrea con ternura en las líneas que lee y, sabedora de que muchos sospechan que en esa misiva se esconde el misterio de su solitaria presencia en el restaurante, parte de su orgullo ronronea dentro de sí. .
Está feliz. Puede que él esté aún lejos y vaya a tardar en volver. Puede que pasen un par de navidades más, cenando sola en ese restaurante que tantas veces visitaron juntos, antes de que se reúnan. Pero Alicia sabe que la espera merecerá la pena y que para contrarrestar la pena de la ausencia necesita vivir como si él siguiera siendo parte de su vida.
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