Se arquea y gime, aferrándose a los brazos de Brian porque necesita algo sólido que contrarrestre esa sensación de estar cayendo al vacío, ese vértigo en la boca del estómago que le marea. Otra embestida y siente que todo su cuerpo va a romperse en pedazos de puro placer. Sus brazos caen y nota un golpe pero es incapaz de oír o sentir nada más allá de los jadeos de Brian, del calor, la fricción y ese placer que le está volviendo loco. Escucha un murmullo y cree reconocer la voz familiar de Brian, así que se obliga a abrir los ojos. El estómago le da un vuelco cuando le ve, todo pelo revuelto cayendo sobre la frente húmeda por el sudor, la mirada oscura y ardiente y la lengua asomando entre los labios rojos e hinchados. Es lo más sexy que ha visto en toda su vida. - Justin -una pausa para que su voz se abra paso entre la neblina del deseo-. Cuidado con la copa -su tono es grave y pesado. La mano de Brian coge la suya y la retiene, impidiendo que alargue el brazo. Las palabras no tienen sentido para Justin, así que mira hacia sus manos entrelazadas y junto a ellas ve lo que debió ser una de las copas que dejaron sobre la mesa y cuya base rueda ahora sobre pequeños trozos de cristal. Intenta descubrir cómo ha llegado allí, pero pensar está sobrevalorado, así que deja de hacerlo cuando la lengua de Brian lame su cuello y sus labios succionan sobre su yugular y todo lo que Justin puede escuchar y sentir a partir de entonces es la sangre rugiendo en sus venas y el deseo tomando el control.
Sus brazos caen y nota un golpe pero es incapaz de oír o sentir nada más allá de los jadeos de Brian, del calor, la fricción y ese placer que le está volviendo loco. Escucha un murmullo y cree reconocer la voz familiar de Brian, así que se obliga a abrir los ojos.
El estómago le da un vuelco cuando le ve, todo pelo revuelto cayendo sobre la frente húmeda por el sudor, la mirada oscura y ardiente y la lengua asomando entre los labios rojos e hinchados. Es lo más sexy que ha visto en toda su vida.
- Justin -una pausa para que su voz se abra paso entre la neblina del deseo-. Cuidado con la copa -su tono es grave y pesado.
La mano de Brian coge la suya y la retiene, impidiendo que alargue el brazo. Las palabras no tienen sentido para Justin, así que mira hacia sus manos entrelazadas y junto a ellas ve lo que debió ser una de las copas que dejaron sobre la mesa y cuya base rueda ahora sobre pequeños trozos de cristal.
Intenta descubrir cómo ha llegado allí, pero pensar está sobrevalorado, así que deja de hacerlo cuando la lengua de Brian lame su cuello y sus labios succionan sobre su yugular y todo lo que Justin puede escuchar y sentir a partir de entonces es la sangre rugiendo en sus venas y el deseo tomando el control.
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