Título: Pequeños secretos
Autor:
begokFandom: Queer as Folk
Desafío: 002 - Chocolate blanco
Pairign o Personaje o Grupo: Brian Kinney / Justin Taylor
Rating: G
Resumen: Algunos secretos son ventanas al alma de quien los guarda
Advertencias: Post 513
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Tabla:
Helados Pequeños secretos
El salón de Britin está a oscuras, tan solo la luz del fuego lo ilumina. Los cristales del gran ventanal están empañados pero aúna sí pueden verse los copos de nieve cayendo sobre un cada vez más profundo manto blanco.
Justin sonríe pero se estremece de frío, así que se estrecha más contra el cuerpo de Brian, que pasa un brazo por encima de sus hombros para acercarle hasta que casi está sentado en su regazo. Justin puede sentir el cálido aliento de Brian contra su frente mientras masculla la letra de la canción que está sonando en ese momento, sólo tendría que alzar un poco la cabeza para poder besarle, pero a pesar de las ganas que tiene de hacerlo, se contiene, dejando que Brian disfrute de una de sus canciones favoritas mientras el jazz sigue extendiéndose por Britin.
Aún recuerda la primera vez que encontró el escondite secreto de Brian. Y no uno en el que ocultara juguetes o drogas, esos los esperaba. Lo que nunca se planteó es que ese chico de club, el mismo que hacía que Babylon se moviera al ritmo de sus caderas, tuviera una vieja caja de cartón con aún más viejos vinilos de todos los grandes músicos de jazz.
Acababan de volver después de que Justin le abandonara por Ethan y seguir descubriendo cosas de Brian dos años después de conocerle no era más que un síntoma de lo mucho que Brian seguía guardando bajo llave lejos de todo el mundo.
Jamás habló con nadie de ese descubrimiento, ni siquiera con Brian. Mucho menos con Brian. Dejó que su compañero mantuviera eso en secreto si así lo quería.
También recuerda la primera vez que Brian puso uno de esos viejos discos cuando él estaba presente. Como si no le diera importancia, Brian sacó la caja del armario en el que la escondía y puso uno de los vinilos. Justin se preocupó mucho de no fingir sorpresa, sobre todo cuando Brian le observaba esperando algún comentario. Que nunca llegó.
Ocurrió durante una de sus visitas a Pittsburgh después de mudarse a Nueva York y nunca antes le había costado tanto regresar a su nueva vida como aquella vez porque, aunque hubiera fingido que ese gesto no significaba nada, que Brian hubiera decidido compartir con él eso era uno de esos regalos que a veces te hacía con el temor de que no supieras apreciarlo y la esperanza de que fuera suficiente para demostrarte cuánto te quería.
Espero que os guste