Fic: Obsesión 6/11
Fandom: X-men (película)
Autor:crystal_luna1
Pareja: Pyro/Rogue
Clasificación: PG-13
Género: Romance y Angst
Exención de Responsabilidad: Por supuesto que nada es mío; todo le pertenece a Marvel y Fox. Si acaso, solo la idea para la trama de este fic me pertenece. Gracias.
Tiempo: Durante X3.
Resumen: ¿Es posible hallar el amor en los lugares menos esperado, como en el corazón de un endurecido piromaniaco?
Notas: Spoilers de la película X3 en este capítulo.
Capítulos Anteriores
Rogue no podía creer que era la orgullosa dueña de un auto descapotable marca BMW, a pesar de estar guiándolo en ese momento. Era increíble todo el lujo de su interior. Pero lo que más le agradaba de su nuevo auto era su pasajero. Con el cinturón abrochado a insistencia suya, John portaba sus manos detrás de su nuca mientras admiraba el paisaje que le ofrecía las concurridas avenidas de Manhattan.
Y eso no era todo. Le había llevado a una gran juerga de compras por toda la Quinta Avenida. Jubilee le hubiese dado un infarto del placer; y hubiese entrado en estado catatónico de regocijo por todas las figuras que John gastó en ella. Al principio Rogue comenzó a protestar. John la silenció.
-Marie, no uso el dinero y de que me vale tener tanto ahorrado y guardado y no disfrutarlo. Quiero hacerlo. -
A regañadientes se lo permitió, para pronto transformarse en un juego entre ambos. Rogue se compró varios trajes de diseñadores exclusivos. Al escoger los artículos y llevarlo a la caja registradora, John hizo lo mismo pero con hermosas y delicadas ropa de dormir para Rogue.
-¡Hey! Yo también tengo derecho de disfrutar mi dinero. - Protestó él.
A lo que Rogue respondió con un rubor en todo su rostro.
Luego Rogue se divirtió de lo lindo buscando ropa para John. Escogiendo todo al gusto que ella conocía era propio de la personalidad de John.
Ahora en dirección al apartamento de John, la parte posterior del auto repleta de todo lo que habían comprado, sonreía mirando a John. No le importaba el auto y los hermosos trajes, toda su atención era para el apuesto piromaniaco a su lado. Sintiendo su mirada, John giró su rostro para mirarla.
-¿Te gusta el auto? -
-Sí, pero no tenías… -
-Quería hacerlo, Marie. -
Ella sabía que él estaba intentando hacer ya que no podía hacerlo con palabras. En otras palabras, ya que no podía poner el sol, la luna y las estrellas a sus pies, se había dedicado a mimarla y malcriarla.
-¿Quieres que ordenes algo para comer al apartamento cuando lleguemos? -
-Sí. No pensé que fuera a terminar tan cansada luego de esta odisea. -
El le indicó como llegar al área de estacionamiento que tenía alquilado. Luego de acomodar el auto, bajaron todo y subieron al apartamento. Ordenaron comida china y se sentaron en la cama de John, a mirar la programación nocturna de la televisión. La primera en quedar dormida fue Rogue. Con cuidado de no despertarla, John la acomodó bajo las frazadas de su cama. Recogió los sobrantes de la comida para echarla en el cesto de la basura, regresó al cuarto, apagó el televisor y se acomodó junto a ella en la cama. Inconcientemente, ella acercó su cuerpo al de John. Complacido, John rodeó la cintura femenina con su brazo y por primera vez en muchos años, disfrutó de un sueño profundo libre de todo tipo de pesadillas. Todo debido al hermoso ángel que dormía a su lado.
-X-
-Señor presidente. - El azul mutante de pelaje suave se acercó a los hombres que se hallaban sentados en una gran mesa de conferencia. Vestía un traje formal y a pesar de su aspecto amenazante, él era amable e increíblemente apacible.
-Toma asiento, Hank. -
Luego de acomodarse, el presidente le dio un papel. -Seguridad Nacional ha estado rastreando a Magneto. -
Hank leía el papel mientras que él escuchaba todos los lugares en los cuales Magneto fue visto. -Solamente conseguimos un premio de consolación. -
Hank levantó sus ojos del papel, interesado en el comentario de Trask.
-La capturamos al intentar entrar ilegalmente al F.D.A. - Trask giró en su silla para encender unas pantallas que se hallaban a su espalda.
Henry Mc Coy inmediatamente reconoció la figura azul que apareció en la pantalla. Una sensación desagradable se arrinconó en la boca de su estomago. Era Mystique, prácticamente la mano derecha de Magneto y él sospechaba que ella era algo más que eso para el líder de la Hermandad. Como representante de los asuntos de mutantes, él se sentía responsable de todos los de su clase, ya fuera el civil que obedecía todas las reglas... o el terrorista más buscado por las autoridades. El no era ningún ignorante; él sabía que clases de técnicas ejercitaban los militares para conseguir sus respuestas.
-¿Cree que una prisión podrá mantenerla encerrada? -
Trask le lanzó una mirada arrogante. -Tenemos prisiones nuevas, Hank. Serán móviles. Estaremos un paso adelante esta vez. -
Hank se volteó a mirar al hombre a su lado. -¿Esta usted seguro de lo que está haciendo, señor presidente? Magneto podría tomar esto como una declaración de guerra. -
-Sí, Hank, estoy seguro de nuestras acciones. Magneto necesita ser detenido.-
Hank no estaba muy convencido de ello. Con cáusticos sentimientos, él escuchó la interrogación a la cual Mystique fue sometida. Él no lo demostró, pero sintió orgullo después de ver como ella actuó con rapidez para atacar a los que la mantenían prisionera.
-¿Qué es lo que usted desea de mí, señor presidente?- ¡Rayos! El no fue a la universidad y graduado con un PhD en genética y medicina simplemente porque él parecía un muñeco adorable de felpa.
El presidente le dio una carpeta. -Te llamé para esto. Es lo que ella robó del F.D.A.-
Los azules ojos del mutante se desplazaron por los papeles. -Santo Dios.- Él murmuró. -¿Es viable?-
-Creemos que lo es. -
Hank le dio una mirada preocupada al presidente. -¿Usted se ha percatado del nivel del impacto que esto tendrá en la comunidad mutante? -
-Sí y esa es la razón por la que ahora necesitamos algo de tu... diplomacia. -
-Además, - Intervino esta vez Trask, -Nosotros necesitamos que nos provea de cierta información. ¿Qué tan bien usted conoce a Charles Xavier?-
-El fue mi mentor. - Un cierto instinto animal le hizo sospechar. -¿Porqué? -
-Tenemos conocimiento de que tiene bajo su tutela una escuela… digamos especial. -
-Sí, el Instituto Xavier para jóvenes dotados.- Contestó Hank mientras sentía sus pelos parados de punta, tenía aversión a la interrogación de Trask. Renuente, él tomó otra carpeta que Trask resbaló sobre la superficie lisa de la mesa hacia él.
-Tenemos fuertes sospechas que en su escuela hay una estudiante que mantiene contactos con un miembro de la fraternidad de Magneto.-
Hank abrió la carpeta y vio una foto de una muchacha de belleza singular. Ojos marrones inocentes y dulces, dos rayas blancas en un cabello caoba oscuro; él leyó cuál era su mutación; capacidad de absorber energía de otro mutante, puede causar daño extremo; quizás hasta la muerte. El miró otras fotos, ella estaba en la compañía de un hombre joven de cabellos rubios.
-St. John Allerdyce también conocido como Pyro. Él fue estudiante de la misma escuela. Alegadamente se ha unido al ejército de Magneto y hay evidencias que él puede ser responsable de algunos ataques a establecimientos públicos y privados.-
-Trask, estamos hablando aquí sobre alegaciones, posibles evidencias y sospechas. ¿Existe alguna prueba tangible de lo que estas diciendo?- El amable mutante estaba furioso; no le agradaba el interés de Trask en la mujer joven. Aunque las apariencias podían engañar, él no podía evitar ver cuando las fotos fueron tomadas. Parecía dos personas jóvenes que estaban gozando la compañía del otro. La muchacha sonreía dulcemente al muchacho y a pesar de la expresión endurecida en la cara del joven; sus ojos la miraban con una calidad extraña... como si él tuviera sentimientos profundos por ella.
-No tenemos pruebas tangibles.-
-Cuando las tengas, entonces puedes llamarme y hablaremos, quizás, sobre esto.- Hank amonestó al presidente,
-Nosotros necesitamos todo lo necesario para luchar contra esta gente.-
-Usted tendrá que perdonarme, señor presidente, pero esa gente es mi gente también.-
-Entonces, ¿aceptas sus actos, sus maneras de alcanzar sus propósitos?-
-No. - Hank admitió algo derrotado.
-Sabes, entonces, que no puedo negociar con esta gente, que va en contra de mis principios. Que el hombre joven allí, - El presidente señaló al muchacho junto a la joven en la foto, -es posiblemente una persona muy cercana a Magneto. Hay sospechas fuertes que él está, de hecho, muy cerca del líder de la fraternidad. Soy responsable de la seguridad de esta nación y haré cualquier cosa para proporcionar esa seguridad, incluso si me cuesta una vida. Después de todo, ¿qué es una vida contra mil millones de vidas?-
Hank se mantuvo en silencio, la decepción subiendo por su garganta como un agrio sinsabor. Esa aseveración iba en contra de su juramento como médico. Toda vida tenía valor; una, dos o mil millones. Todas tenían el mismo valor.
Autor:crystal_luna1
Pareja: Pyro/Rogue
Clasificación: PG-13
Género: Romance y Angst
Exención de Responsabilidad: Por supuesto que nada es mío; todo le pertenece a Marvel y Fox. Si acaso, solo la idea para la trama de este fic me pertenece. Gracias.
Tiempo: Durante X3.
Resumen: ¿Es posible hallar el amor en los lugares menos esperado, como en el corazón de un endurecido piromaniaco?
Notas: Spoilers de la película X3 en este capítulo.
Capítulos Anteriores
Rogue no podía creer que era la orgullosa dueña de un auto descapotable marca BMW, a pesar de estar guiándolo en ese momento. Era increíble todo el lujo de su interior. Pero lo que más le agradaba de su nuevo auto era su pasajero. Con el cinturón abrochado a insistencia suya, John portaba sus manos detrás de su nuca mientras admiraba el paisaje que le ofrecía las concurridas avenidas de Manhattan.
Y eso no era todo. Le había llevado a una gran juerga de compras por toda la Quinta Avenida. Jubilee le hubiese dado un infarto del placer; y hubiese entrado en estado catatónico de regocijo por todas las figuras que John gastó en ella. Al principio Rogue comenzó a protestar. John la silenció.
-Marie, no uso el dinero y de que me vale tener tanto ahorrado y guardado y no disfrutarlo. Quiero hacerlo. -
A regañadientes se lo permitió, para pronto transformarse en un juego entre ambos. Rogue se compró varios trajes de diseñadores exclusivos. Al escoger los artículos y llevarlo a la caja registradora, John hizo lo mismo pero con hermosas y delicadas ropa de dormir para Rogue.
-¡Hey! Yo también tengo derecho de disfrutar mi dinero. - Protestó él.
A lo que Rogue respondió con un rubor en todo su rostro.
Luego Rogue se divirtió de lo lindo buscando ropa para John. Escogiendo todo al gusto que ella conocía era propio de la personalidad de John.
Ahora en dirección al apartamento de John, la parte posterior del auto repleta de todo lo que habían comprado, sonreía mirando a John. No le importaba el auto y los hermosos trajes, toda su atención era para el apuesto piromaniaco a su lado. Sintiendo su mirada, John giró su rostro para mirarla.
-¿Te gusta el auto? -
-Sí, pero no tenías… -
-Quería hacerlo, Marie. -
Ella sabía que él estaba intentando hacer ya que no podía hacerlo con palabras. En otras palabras, ya que no podía poner el sol, la luna y las estrellas a sus pies, se había dedicado a mimarla y malcriarla.
-¿Quieres que ordenes algo para comer al apartamento cuando lleguemos? -
-Sí. No pensé que fuera a terminar tan cansada luego de esta odisea. -
El le indicó como llegar al área de estacionamiento que tenía alquilado. Luego de acomodar el auto, bajaron todo y subieron al apartamento. Ordenaron comida china y se sentaron en la cama de John, a mirar la programación nocturna de la televisión. La primera en quedar dormida fue Rogue. Con cuidado de no despertarla, John la acomodó bajo las frazadas de su cama. Recogió los sobrantes de la comida para echarla en el cesto de la basura, regresó al cuarto, apagó el televisor y se acomodó junto a ella en la cama. Inconcientemente, ella acercó su cuerpo al de John. Complacido, John rodeó la cintura femenina con su brazo y por primera vez en muchos años, disfrutó de un sueño profundo libre de todo tipo de pesadillas. Todo debido al hermoso ángel que dormía a su lado.
-X-
-Señor presidente. - El azul mutante de pelaje suave se acercó a los hombres que se hallaban sentados en una gran mesa de conferencia. Vestía un traje formal y a pesar de su aspecto amenazante, él era amable e increíblemente apacible.
-Toma asiento, Hank. -
Luego de acomodarse, el presidente le dio un papel. -Seguridad Nacional ha estado rastreando a Magneto. -
Hank leía el papel mientras que él escuchaba todos los lugares en los cuales Magneto fue visto. -Solamente conseguimos un premio de consolación. -
Hank levantó sus ojos del papel, interesado en el comentario de Trask.
-La capturamos al intentar entrar ilegalmente al F.D.A. - Trask giró en su silla para encender unas pantallas que se hallaban a su espalda.
Henry Mc Coy inmediatamente reconoció la figura azul que apareció en la pantalla. Una sensación desagradable se arrinconó en la boca de su estomago. Era Mystique, prácticamente la mano derecha de Magneto y él sospechaba que ella era algo más que eso para el líder de la Hermandad. Como representante de los asuntos de mutantes, él se sentía responsable de todos los de su clase, ya fuera el civil que obedecía todas las reglas... o el terrorista más buscado por las autoridades. El no era ningún ignorante; él sabía que clases de técnicas ejercitaban los militares para conseguir sus respuestas.
-¿Cree que una prisión podrá mantenerla encerrada? -
Trask le lanzó una mirada arrogante. -Tenemos prisiones nuevas, Hank. Serán móviles. Estaremos un paso adelante esta vez. -
Hank se volteó a mirar al hombre a su lado. -¿Esta usted seguro de lo que está haciendo, señor presidente? Magneto podría tomar esto como una declaración de guerra. -
-Sí, Hank, estoy seguro de nuestras acciones. Magneto necesita ser detenido.-
Hank no estaba muy convencido de ello. Con cáusticos sentimientos, él escuchó la interrogación a la cual Mystique fue sometida. Él no lo demostró, pero sintió orgullo después de ver como ella actuó con rapidez para atacar a los que la mantenían prisionera.
-¿Qué es lo que usted desea de mí, señor presidente?- ¡Rayos! El no fue a la universidad y graduado con un PhD en genética y medicina simplemente porque él parecía un muñeco adorable de felpa.
El presidente le dio una carpeta. -Te llamé para esto. Es lo que ella robó del F.D.A.-
Los azules ojos del mutante se desplazaron por los papeles. -Santo Dios.- Él murmuró. -¿Es viable?-
-Creemos que lo es. -
Hank le dio una mirada preocupada al presidente. -¿Usted se ha percatado del nivel del impacto que esto tendrá en la comunidad mutante? -
-Sí y esa es la razón por la que ahora necesitamos algo de tu... diplomacia. -
-Además, - Intervino esta vez Trask, -Nosotros necesitamos que nos provea de cierta información. ¿Qué tan bien usted conoce a Charles Xavier?-
-El fue mi mentor. - Un cierto instinto animal le hizo sospechar. -¿Porqué? -
-Tenemos conocimiento de que tiene bajo su tutela una escuela… digamos especial. -
-Sí, el Instituto Xavier para jóvenes dotados.- Contestó Hank mientras sentía sus pelos parados de punta, tenía aversión a la interrogación de Trask. Renuente, él tomó otra carpeta que Trask resbaló sobre la superficie lisa de la mesa hacia él.
-Tenemos fuertes sospechas que en su escuela hay una estudiante que mantiene contactos con un miembro de la fraternidad de Magneto.-
Hank abrió la carpeta y vio una foto de una muchacha de belleza singular. Ojos marrones inocentes y dulces, dos rayas blancas en un cabello caoba oscuro; él leyó cuál era su mutación; capacidad de absorber energía de otro mutante, puede causar daño extremo; quizás hasta la muerte. El miró otras fotos, ella estaba en la compañía de un hombre joven de cabellos rubios.
-St. John Allerdyce también conocido como Pyro. Él fue estudiante de la misma escuela. Alegadamente se ha unido al ejército de Magneto y hay evidencias que él puede ser responsable de algunos ataques a establecimientos públicos y privados.-
-Trask, estamos hablando aquí sobre alegaciones, posibles evidencias y sospechas. ¿Existe alguna prueba tangible de lo que estas diciendo?- El amable mutante estaba furioso; no le agradaba el interés de Trask en la mujer joven. Aunque las apariencias podían engañar, él no podía evitar ver cuando las fotos fueron tomadas. Parecía dos personas jóvenes que estaban gozando la compañía del otro. La muchacha sonreía dulcemente al muchacho y a pesar de la expresión endurecida en la cara del joven; sus ojos la miraban con una calidad extraña... como si él tuviera sentimientos profundos por ella.
-No tenemos pruebas tangibles.-
-Cuando las tengas, entonces puedes llamarme y hablaremos, quizás, sobre esto.- Hank amonestó al presidente,
-Nosotros necesitamos todo lo necesario para luchar contra esta gente.-
-Usted tendrá que perdonarme, señor presidente, pero esa gente es mi gente también.-
-Entonces, ¿aceptas sus actos, sus maneras de alcanzar sus propósitos?-
-No. - Hank admitió algo derrotado.
-Sabes, entonces, que no puedo negociar con esta gente, que va en contra de mis principios. Que el hombre joven allí, - El presidente señaló al muchacho junto a la joven en la foto, -es posiblemente una persona muy cercana a Magneto. Hay sospechas fuertes que él está, de hecho, muy cerca del líder de la fraternidad. Soy responsable de la seguridad de esta nación y haré cualquier cosa para proporcionar esa seguridad, incluso si me cuesta una vida. Después de todo, ¿qué es una vida contra mil millones de vidas?-
Hank se mantuvo en silencio, la decepción subiendo por su garganta como un agrio sinsabor. Esa aseveración iba en contra de su juramento como médico. Toda vida tenía valor; una, dos o mil millones. Todas tenían el mismo valor.