Título: Adornos de Navidad.
Autora:
vanish_himeFandom: Naruto
Pairing: Naruto Uzumaki/Hinata Hyuuga.
Rating: T
Extensión: 1,389 palabras.
Advertencias: Semi AU. Digamos que un poco utópico.
Resumen: No es un secreto que el color favorito de Hinata Hyuuga es el azul. Aun así Naruto se pregunta por qué Hinata decora todas las Navidades en azul. -¿Hinata-chan, te encuentras bien?
Cuervos de Santa: Prompt #01.
Masashi Kishimoto ©.
Hinata adora el azul.
Quizá le recuerda al cielo límpido y tranquilo de las tardes veraniegas ahora teñido de gris plomo por las nevadas, o a la dulce fuente del jardín de los Hyuuga, que casi se ve traslúcida al estar congelada.
Aunque Hanabi que la ve suspirar con ahínco cada año mientras sostiene las mallas, los moños, las esferas y flores azules sabe que se debe a otra cosa…
En Konoha cada año se celebra una fiesta de navidad, la Hokage quedó prendada de esta celebración en sus múltiples viajes y es la razón por la que siempre suspende las misiones tres días para todos (una semana para los que no son necesitados urgente) y les da tiempo a que organicen la fiesta que la hace tan feliz.
Cada kunoichi cuenta con una tarea específica dentro de la organización, es Ino la que hace de relaciones políticas y reparte las invitaciones, a veces cuenta con la ayuda del flojo Nara y de Chouji; que son quienes entre regaños y comidas se encargan de invitar a todos los conocidos de la sociable Ino (literalmente, toda la aldea). Tenten se encarga de las bebidas, y cuando su equipo no está de misión, entre el genio Hyuuga y la bestia verde de Konoha cargan las múltiples botellas que la kunoichi encarga para los brindis navideños y por supuesto para el bar de la fiesta. Sakura y Shizune se encargan de la limpieza del salón que la Godaime presta (en la torre de la Hokage, por supuesto), generalmente siempre, todos los años, siempre desde que se hace ese tipo de fiesta cuentan con la ayuda del equipo 7 (Sai, Naruto y Sasuke), hasta Kakashi y Yamato ayudan por petición de Shizune; y se dedican a limpiar a fondo todo el lugar.
Kiba y Shino suelen ser los shinobis elegidos para algunas misiones en esta época que requieren sus habilidades especiales; así que es Hinata la es la encargada de decorar el salón.
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Guirnaldas y moños, esferas y cristales, estrellas navideñas en colores azules; Sakura observaba todo impresionada, contagiada de espíritu festivo y de la nostalgia que le inspiraba toda la decoración. El salón estaba precioso, con un gran pino nevado con adornos en diferentes tonos de azul, con luces blancas y una gran estrella plateada en la punta. Al centro la pista de baile, donde caían luces de colores, el bar al fondo a la izquierda, con varios fénix congelados y escarcha de nieve falsa en la barra, con sus relucientes bancos forrados en terciopelo azul. Los ramilletes de muérdago con bolitas blancas decorados con cintas azules colgados del techo en diferentes puntos: a la salida, en medio de la pista de baile, en las puertas de los amplios ventanales que daban a un balcón y a una amplia terraza techada.
-Hinata-chan te ha quedado muy lindo todo este año -elogió Sakura mirando los adornos con añoranza- tiene un aspecto tan alegre que me da tristeza que solo sea para una noche.
-G-Gracias Sakura-chan -respondió la Hyuuga con una dulce sonrisa.
-Adoro como haces que se vea el azul -replicó una sonriente Ino, que la miraba con ojos pícaros. Hinata se sonrojo al intuir por donde iría la rubia-. Tan simpático y lleno de esperanza que tengo la sensación de que me recuerda a alguien.
- ¿Ino? -le preguntó Sakura insegura, al no entender nada. Las mejillas de la Hyuuga estaban tan rojas que a ninguna le hubiera sorprendido si sufría una combustión espontánea.
La Yamanaka le guiñó un ojo y dejó el tema.
-Parece un lugar salido de una historia -comentó Tenten mientras repasaba sin parar los salones que citaba Dickens en su obra, como aquel en que Ebenezer Scrooge había pedido la mano de su prometida.
Las cuatro kunoichis estaban de gala casi a la mitad del salón, lentamente se llenaban el salón de gente; afortunadamente era a Kurenai quién le tocaba recibir a los invitados, labor en la que Genma y Raido le ayudaban. La fiesta transcurría lentamente, entre conversaciones, música y bebida. Hinata se despidió de las chicas después de una larguísima charla y se abrió paso entre el gentío hasta la terraza, le gustaba sentarse en los sillones abollonados de ahí y contemplar el amanecer sobre la blanquecina silueta de la aldea de la hoja. Desde la torre de la Hokage había una de las mejores vistas de Konoha, que valía la pena pasar un poco de frío para contemplar. Casi se podía ver los bastos terrenos de la familia Hyuuga que estaban al oriente de la aldea.
Naruto apareció repentinamente en la terraza, sabía que la pálida Hyuuga adoraba contemplar el amanecer el día de la fiesta siempre era de las últimas personas en retirarse de la celebración, personalmente porque no le gustaba llegar a una casa solitaria después de compartir todo el fulgor de la compañía. No había tenido la oportunidad de hablar con Hinata en toda la velada, tenía ganas de desearle una feliz navidad antes de irse y quizá de resolver una pequeña duda.
Se acercó sin hacer ruido sorprendiéndose de cuando la oyó suspirar.
-Hinata-chan…
- ¿Na-Naruto-kun? -preguntó poniéndose de pie con un ligero sobresalto la Hyuuga, llevándose la mano al pecho en un intento de controlar su desbocado corazón.
El rubio sonrió.
-Vine a desearte feliz Navidad Hinata-chan. Que disfrutes de las fiestas ‘ttebayo -dijo alegremente el portador del Kyuubi dándole un repentino abrazo a la sonrosada Hyuuga.
-G-Gracias Na-Naruto-kun, tú también… -le sonrió ampliamente, y tomando un poco de valor con un profundo respiro, le deseó con mucha dulzura- Feliz Navidad para ti, Naruto-kun.
Ahora fue el turno del rubio de sonrojarse y reír nerviosamente mientras se sobaba con una mano el cuello. -Gr-Gracias, Hinata-chan.
Naruto observó largamente los adornos de la terraza y sonrió. - ¿Te gusta mucho el azul, ‘ttebayo?
La Hyuuga se sonrojó hasta la raíz del pelo, y tan intensamente que parecía un farolillo. Pasaba saliva tan nerviosa y parecía sudar tan copiosamente que Naruto dio un paso hacia ella con ansiedad al vocalizar su nombre.
- ¿Hinata-chan, te encuentras bien? -la sostuvo por los codos cuando le pareció que se desvanecería ahí mismo. Frunció el entrecejo preocupado, quizá el frío le había afectado-. ¿Hace cuánto que estás aquí?
Naruto la miró a los ojos. Esos profundos ojos azules se clavaron con fuerza en los suyos tratando de desentrañar todos sus misterios, abatiendo todas sus defensas y descontrolando cada nervio existente en ella. Con la brusquedad de una tempestad desestabilizaban cada recoveco de su alma, apoyando el sutil roce entre sus cuerpos, causando un sinfín de sensaciones que hacían que la Hyuuga quisiera cerrar sus ojos y desaparecer (evitar de cualquier manera que el viera su batalla interna) pero estaba prendada de su mirada.
Hinata se sintió en la necesidad de desviar la vista, el gesto de seriedad y preocupación del rubio la desconcertaba tanto que sentía la necesidad de tirarse en sus brazos como si hubiese naufragado mil años y beber hasta la última gota de él.
Miró al techo antes de que sus pensamientos la traicionaran, porque a su cuerpo claramente lo había perdido antes… Profundamente sorprendida dejó su mirada allí haciendo tal mohín que Naruto no resistió el mirar en la misma dirección abochornándose tanto como la Hyuuga cuando vislumbró el ramillete de muérdago sobre sus cabezas.
Lentamente; mientras Hinata no pensaba en más que en que el rubio pensaría que todo había sido a posta y calculado, en que pensaba mil y un estupideces sobre que el héroe de Konoha querría estar bajo el ramillete con cualquier otra chica menos la tímida Hyuuga; sintió los cálidos labios de él estrellarse con los suyos.
-Na-Naruto-kun -alcanzó a susurrar antes de rendirse al beso del rubio cediendo ante el azul de sus ojos, ante la mirada color del mar que definitivamente era su color favorito.
Sí.
Hinata Hyuuga ama el color azul.
Y cuando Naruto siente las pequeñas manos de la chica en su cuello, revolviendo los cabellos de su nuca, se ha dejado de preguntar por qué siempre la decoración es de ese color. Y agradece como nunca la voz picaresca con la que Ino le mencionó que los moños del árbol de Navidad eran del mismo color de sus ojos, porque despertó su curiosidad.
Increíblemente Naruto Uzumaki lo ha entendido sin que nadie le explicase.