Hola otra vez después de tanto tiempo! El estudio, el estudio.. ¡que no debe ser bueno! No os podéis ni imaginar las ganas que tengo de que llegue el 18 de junio, haber acabado los exámenes de acceso a la Universidad y poder escribir como una maldita posesa. De todos modos he cogido un ratillo libre porque me vino una idea y, aunque no entraba en mis planes actualizar hasta verano, aquí les dejo esto.
En este refrán he metido en 'prime time' a otro personaje a parte de mi binomio favorito. Es un character que ya ha sido nombrado pero no ha aparecido como tal y cuyo papel va a servir esencialmente para profundizar en uno de los protagonistas.
El poema que aparece se llama 'Presagios' y forma parte de la obra "La voz a ti debida", del gran poeta español Pedro Salinas.
Recomendación musical:
Coldplay - The scientist "(...) Come up to meet you, tell you I'm sorry
you don't know how lovely you are
I had to find you, tell you I need you
tell you I set you apart..."
5. Perro que ladra, no muerde
Desde la ventana de la biblioteca, Nott puede vislumbrar una figura perfilada de verde botella sobre la nieve. Pero no acierta a distinguir más detalles, pues lo que parece ser la cabeza tiene un tono demasiado desvaído. Es blanco nieve. Qué epítetos tiene esta vida.
Hace unas semanas ni siquiera recordaría la definición de epíteto. Hace unas semanas su vida solo contaba con las figuras angulosas y depuradas de los libros. Hace unas semanas ni siquiera se habría planteado no ir a Hogsmeade, aunque el hecho de recorrer sus calles completamente solo siempre le ha estremecido de placer.
A Daphne le gusta la poesía. Probablemente ella le enseñara cosas como epíteto, paradoja, aliteración, metáfora. Cosas que hasta este momento no habría vuelto a recordar. Y esa figura verde, que Nott no sabe si es real o poética. Y ese cielo blanco nieve. Y esa letanía de figuras literarias. Y esos ojos castaños que hablan de palabras, de versos, de añoranza. ¿A su madre le gustaría la poesía?
Nieve. Verde. Poesía. Castaño. Realidad. Ojos. Ella. Sangre. Pálido. Madre. Esperanza.
Gris.
Anhelo.
Él.
Siempre lleva un libro en el bolsillo interiordel abrigo durante la visita de diciembre a Hogsmeade. Siempre es de Pedro Salinas, ese autor español que su padre adora y al que leen juntos cada verano. Siempre es lo primero que recuerda esa mañana invernal. Y siempre es para recordar a Nott.
Nunca ha estado con él durante la visita al pueblo. Daphne es tolerante y ante todo, conoce a su novio. Sabe que le gusta estar solo ese día y respeta su espacio porque no hay nada que él valore más. Pero no puede evitar que eso la entristezca. A veces siente que lo suyo es simplemente un contrato, una relación de conveniencia. No es que Nott sea un mal chico, ni que no la tome en cuenta, es solo que… es él. Tan peculiar y tan neutral que esa nebulosa que le envuelve en ocasiones también la alcanza a ella.
No se fijó en él el primer día. Ni el segundo. En realidad… le costó darse cuenta de su existencia. En cuarto curso, Nott la invitó al baile. En aquella ocasión, una vez más, no se esforzó demasiado en expresar sus sentimientos, pero sí en hacer que ella pasara una noche lo más agradable posible. Habló, sonrió, incluso bailó. Daphne sabía que él no estaba cómodo, y tal vez por eso sintió aún más curiosidad por alguien de quien solo conocía el nombre y que estaba poniendo todo su intención en hacerla feliz. Una sola noche, sí, ¿pero por qué?
Dos años después de aquella noche, Daphne lo añora con la mirada desenfocada frente a su cerveza de mantequilla, sintiendo como entre la nebulosa se cuelan esos versos guarecidos bajo su abrigo.
Cuánto rato te he mirado
sin mirarte a ti, en la imagen
exacta e inaccesible
que te traiciona el espejo.
«Bésame», dices. Te beso,
y mientras te beso pienso
en lo fríos que serán
tus labios en el espejo.
«Toda el alma para ti»,
murmuras, pero en el pecho
siento un vacío que sólo
me lo llenará ese alma
que no me das.
El alma que se recata
con disfraz de claridades
en tu forma del espejo.
Siente deseos de correr, de aullar, de romper, de desgarrar.
Siente deseos de apartar todos esos deseos.
Y solo se aleja de la ventana y se gira, y vuelve a verlos, ese mar de tomos, de tonalidades, de títulos, de temas que no son capaces de consolarle. Ya no le corroe acabar una de esas grandes aventuras épicas que le evaden y le transportan a nuevos mundos, porque siente y sabe que todo es distinto.
La indiferencia por la que optó de nada le apartará. Y lo curioso es que no le es difícil practicarla. Es una parte más de su carácter, él es neutral y es desapercibido porque no hay mejor trinchera en la que situarse, y los soldados inteligentes saben que el frente de batalla peca más de valentía heroica que de realidad práctica.
Se sienta, apoya los codos en la mesa y se sujeta con ambas manos las sienes, en las cuales siente un implacable martilleo que le impide pensar. Lo único que consigue ver es gris, gris y más gris. No va a estudiar Historia de la Magia, lo sabe desde que decidió no ir a Hogsmeade.
Se acuerda de Daphne y el gris vuelve a apartar su velo. Últimamente habla muy poco con ella. Ayer estaba rara. O quizá triste. No lo sabe y se siente culpable, no quiere hacerla víctima de la extrema indiferencia en que se ha sumido. Ella le quiere y le cuida. Ella tiene esa calidez femenina que le hace sentirse seguro y en confianza.
Esa calidez que el gris nunca tendrá.
- No creo que puedas estudiar sin libros aunque hinques tus codos en la mesa de esa forma.
Nott levanta la cabeza despacio, sin bajar las manos y apenas entreabriendo los ojos.
Casualidades de la vida.
- Me estoy tomando un descanso, me duele la cabeza.
- Nott - las manos metidas en los bolsillos, el pelo húmedo y los labios morados. Una hilera de dientes blancos, agresivos - ni siquiera has empezado.
- Dijiste que te buscara yo.
- No lo has hecho.
- No.
Monosílabos y epítetos. Dientes blancos y palabras grises. Draco no sabe cómo continuar; Nott ni siquiera lo intenta. Una ventana cruje varios pasillos atrás, probablemente las verdades intenten escapar, intenten, igual que el vendaval, imponer su fuerza sobre el gris.
El tiempo transcurre lento, apoyado en dos sillas y varias decenas de pasillos y estanterías, millares de libros, de secretos, de fuerzas tan poderosas que incluso podrían romper ese mismo devenir. Nott mira hacia una ventana. Draco hacia una equivocación. Y ambos, cada uno con su prisma y su tonalidad, hacia una verdad.
Frente a frente, la verdad toma forma, toma olor, toma color, toma vida.
- No te equivoques. No soy un perro faldero- apuntando hacia la derecha, la mejilla curva, la sonrisa esquiva. - Aunque sí muerdo.
- No ladres tanto, Draco - no está de humor y sus neuronas parecen estar estallando en miles de cortocircuitos, pero no puede reprimir una amplia sonrisa.
- No prometo nada, pero no te acostumbres a que venga a buscarte.
- Yo tampoco prometo nada.
Y nuevamente, ambos sonríen, porque la verdad está tan implícita que puede leerse bajo las palabras grises.
Esta vez ha sido mucho más cortito, no quiero adelantar partes de la trama que tienen su lugar en otros refranes. Espero que os haya gustado, en especial "mi" Daphne, de la cual el canon existente es casi nulo y que nos va a ofrecer (a mí y a vosotros) una faceta de Nott que no se podría vislumbrar de otra forma.
Ah, y espero que el comportamiento de Draco no haya parecido OoC. He intentado expresar su importancia en el proceso, pues cuando uno comienza a tener sentimientos fuertes, diferentes a lo cotidiano, tanto su actitud diaria como las bases sobre las que se asienta su vida cambian por completo. Con el señorito Malfoy no quiero perder el canon de vista, espero no decepcionaros.
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