Título: Efervescencia
Fandom: EXO
Pairing: Minseok/Sehun
Genre: Romance, AU *pueden ustedes mismos elegir el género sin quitarle el romance*
Rating: T (9+)
Palabras: 2,023
Summary: Te estás desvaneciendo como burbujas en el agua.
Advertencia: Final abierto
A/N: Un pequeño oneshot que, para empezar, no planeaba sacarlo con 2,023w, nope. Esta entrada es el décimo primero para el proyecto
Entre palabras, sílabas (y un poco de arte en cada letra). Sí, yo sé que me he tardado un mes en actualizar este proyecto, pero sinceramente no había tenido tiempo para escribir algo de aquí. Meh, este escrito salió gracias a la necedidad de Grecia //
MitcheKiller117// por un Xiuhun y bueno, yo la amo tanto esta bitch que no dude //en realidad sí dude// en escribir esto. Ni siquiera planeaba subirlo porque creí que estaba triste por algo, pero las muy pendejas//Grecia y otras más// jugaron con mis sentimientos, entonces dije que se joda y por ello lo estoy subiendo ya. Espero que les guste y, nuevamente, voy aclarar que yo no shippeo otras parejas que no sean las que me gusten //Chanbaek, Kaisoo, Hunhan//, pero si escribo de las que no me agradan tanto por mis amigas ///si me lo piden/// y otras veces si se me da la gana. Como sea, disfruten el oneshot y nos leemos después. Enjoy!!
Pd: Texto sin betear.
Pd2: Grecia, bebé, te amo, pero te odio. Espero que lo ames a pesar de todo. Te amo y odio a la misma vez, cariño. <3
Pd3: Ligeramente basado en
Gone de JIN
Efervescencia
Minseok murmuraba maldiciones dentro del carro porque no quería, en primer lugar, escribirse a esas clases de piano. Todo era culpa de su madre. La señora Kim siempre terminaba comparando a Minseok con su hermano Junmyeon e incluso todo lo que estuviese en sus manos para que su hijo mayor siguiera los pasos de su hijo menor. Minseok tiene buenos sentimientos hacía su madre, pero no soportaba cuando lo comparaba. Él nunca había y no sería Junmyeon. Su madre debería entender eso. Estaba cansado.
La idea de ir a tomar clases de piano, obviamente, fue idea de su adorable madre. Junmyeon había terminado hace poco su curso de piano y ahora Minseok era obligado a ir. Había intentado decirle a su madre que no quería, pero su madre simplemente hizo como si él jamás hubiese dicho algo.
Estaba de muy mal humor cuando llegó a la sofisticada escuela de piano. Minseok, muy a pesar de una familia acomodada, odiaba lo ostentoso, pero su madre-su adorable y, a veces, castrante madre nunca permitiría que sus hijos fuera a una escuela normal. Quería excelencia para ellos, por lo tanto siempre buscaba las mejores escuelas.
Las clases de piano no fueron la excepción. Era una escuela de piano de elite donde los mejores pianistas visitaban, o bien, hacían demostraciones para los alumnos deseosos a aprender cosas nuevas de los mejores. Minseok no era ni un poco de egocéntrico o quisquilloso con el dinero como lo era su madre. Por eso era la molestia de tener que ir a esa escuela. No le gustaba estar rodeado de adolescente ególatras y superficiales.
Rodó los ojos cuando vio como la abrían la puerta, como si fuera una maldita dama. Lo saludaron con reverencia y él sonreía. Simplemente no quería ser descortés, después de todos los empleados no tenían ninguna culpa por el hirviente enojo que sentía Minseok en esos momentos.
-Joven Kim -saludó cordialmente -. Esperábamos por usted. Adelante, adelante, lo llevaremos a ver las instalaciones de la institución.
Minseok asintió, siguiendo al encargado. Estaba tan molesto que sorprendía muchísimo que no se le notara en sus gestos. Agradecía haber sacado eso de su padre, de lo contrario todos lo hubiesen notado.
Debía admitir que las instalaciones eran de alta calidad y muy bien cuidadas. Por supuesto, la escuela de piano debía gastar una gran suma de dinero para tener lo mejor en instrumentos, inmobiliaria, profesores e incluso los pianistas que llegaban a dar algún curso o demostración recibían una gran cantidad de dinero que los alumnados pagaban.
Hubo una parte que visitó y esa era una pequeña habitación.
- ¿Para qué es está habitación? -preguntó, curioso.
-Algunas veces, sí lo desean, pueden pedirle al profesor Kang que les de clases extras.
Su mirada atravesó la puerta de cristal al escuchar el dulce sonido del piano y ahí estaba un chico tocando la melodía. Minseok dejó de caminar y toda su atención estaba puesta en ese desconocido muchacho. Sonata clair de lune de Beethoven embellecía el silencioso lugar. Minseok no quitó por ninguno momento su mirada del muchacho hasta que todo quedó en silencio.
Ambas miradas chocaron y todo había sido como una bomba del tiempo que había llegado a cero, estallando en ese preciso momento. Entonces, el corazón de Minseok se aceleró.
Se desconectaron en el momento que, probablemente, el profesor Kang llamó la atención del joven desconocido y a él lo llevaron a otra parte. Lejos de esa habitación y el chico.
Pensó que sería peor ir a una escuela tan famosa y prestigiada, pero se equivocó. Al menos podía encontrar de vez en cuando con aquel chico. Nunca le habían permitido tratar de acercarse a otras personas. Eran demasiado estrictos y únicamente podían estar juntos cuando estaban en el salón de clases generales.
Hasta ese día. Minseok llegó hasta aquella habitación para las clases extras con el profesor Kang cuando se percató que no se encontraba solo. Aquel chico que había visto un par de veces estaba ahí. Ambas miradas se encontraron y la misma sensación de aquella volvió a resurgir con mayor fuerza, estremeciendo a Minseok.
El castaño se sentó frente al otro chico, sin despegar su mirada de la contraria. Quizás sólo sean pensamientos de Minseok, pero ese momento lo sintió eterno. Lo siguiente a eso fue como una de las mejores melodías que sus oídos haya escuchado nunca.
-Hola -saludó el desconocido.
Minseok, por instante, quedó petrificado, confuso e inseguro hasta que vio como poco a poco una pequeña sonrisa se deslizaba por los rosáceos labios del otro.
-Hola -Minseok sonrió, regresando el saludo.
-Te he visto por ahí un par de veces -tarareó el chico -. De hecho, la primera vez fue aquí.
El castaño asintió, dándole la razón.
-Sí, me acuerdo -dijo con sinceridad -. Kim Minseok.
-Oh Sehun -soltó una pequeña risita -, encantado de conocerte.
Y todo en Minseok se sentía efervescente. Era un cosquilleo que le encantaba sentir cada vez que miraba a Sehun y ahora que habían cruzado, por primera vez, palabra.
-Entonces, ¿qué se supone que haces después de las clases de piano? -cuestionó Sehun, curioso.
Ambos se encontraban en el jardín trasero de la escuela, lejos de las miradas y profesores que no permitían que tuvieran un momento de soledad para socializar.
- ¿Después de clases de piano? -Minseok se encogió de hombros -. Escapo a mi habitación, lejos de mi madre -sonrió divertido -. No puede tener un momento de paz en casa hasta que papá llega a casa. Mi mamá suele mantenerse a raya frente a mi papá.
- ¿Demasiado estricta? -cuestionó Sehun, mirándolo con esos brillantes ojos.
-Demasiado metiche y controladora en realidad -respondió con simple el castaño -. Mi madre suele meterse muy seguido en mi vida y en la de mi hermano menor. Siempre quiere controlar nuestras vidas y lo detesto.
-Lo siento -murmuró Sehun.
-Está bien -aseguró -. Pronto seré mayor de edad y podré tomar mis propias decisiones, sin que mi madre este cambiando las cosas como se le plazca.
Minseok terminó de hablar y entonces llevó una vez más su mirada a Sehun. Lo había notado desde un principio, pero no le había tomado importancia hasta ahora. Sehun era delgado la primera vez que lo vio, pero mientras pasaban las semanas y lo iba conociendo progresivamente, se dio cuenta que comenzaba a verse más y más delgado. Además, Sehun era de una piel nívea, pero ahora tenía un pálido enfermoso y enormes ojeras que eran totalmente visibles ante todos.
-Es bueno saberlo -sonrió -. ¿Cuándo es tu cumpleaños? Prometo darte algo especial -prometió.
- ¿De verdad? -preguntó Minseok, emocionado, olvidándose del pensamiento del estado físico y anímico de Sehun.
- ¡Claro que sí! -exclamó el más joven -. ¿Cuándo es tu cumpleaños, Minseok?
-Es el veintiséis de marzo -respondió un alegre Minseok, con ojos brillantes de la emoción e ilusión.
Conocer a Sehun había sido lo mejor de haberse visto obligado a ir a clases de piano. Eso lo hacía feliz y también cuando escuchaba a Sehun tocar la sonata claro de luna. Lo hacía con una pasión y belleza espectacular. Lo atrapaba y llevaba lejos de ahí, juntos y con esa pieza como música de fondo.
Le tomó tiempo darse cuenta que había caído por Sehun. Se había enamorado y era tan cursi que se avergonzaba, pero no dudaba de los buenos sentimientos que tenía por el más joven. Lo quería y apreciaba como un amigo, pero quería más que ser amigos. Y estaba dispuesto a luchar por el amor de Sehun porque lo valía.
Esa misma tarde, cuando los ojos de los profesores no estaban fijos en ellos, corrieron lejos del comedor y se dirigieron al patio trasero, donde siempre se escondían de los estrictos y poco soportables profesores.
Minseok notó como Sehun parecía más cansado y enfermo de lo que parecía estar las semanas anteriores. En un plazo de tres meses, Minseok se dio cuenta que Sehun había adelgazado demasiado.
-Oye Sehun -llamó la atención del chico -. Lo había notado desde hace unas semanas aproximadamente, pero había olvidado preguntar; ¿estás enfermo?
- ¿Enfermo? -tarareó Sehun -. ¿Por qué dices que estoy enfermo? -interrogó, de ladeando ligeramente su cabeza, como si fuese un niño pequeño que no había entendido la pregunta,
-Bueno-comenzó -, has adelgazado muchísimo estos tres meses desde que nos conocemos.
-Sólo es tu imaginación -respondió Sehun.
-Obviamente no es mi imaginación -discutió -. No estoy ciego, ¿sabes?
-Humm -tarareó el más joven.
Minseok bufó, pero lo dejó pasar por ahora. No importaba llevarse un par de días, pero le sacaría la verdad a Sehun, fuese como fuese. Entonces, Minseok observa como la imagen de Sehun con un gorrito era perfecta. Además quedaba bien con toda la ropa abrigada junto a la bufanda que el más joven traía puesto.
-Sehun, también me acabo de dar cuenta que traes ropa más ab-
Minseok simplemente no pudo continuar debido a que otros labios lo habían silenciado. No captó rápidamente la información hasta que sintió a Sehun a alejarse y luego sonreírle. Esa hermosa y encantadora sonrisa que tanto le gustaba.
-Estás muy hablador hoy -dijo Sehun, soltando una risita después.
-Y tú simplemente buscaste el momento perfecto para besarme -fue el turno de Minseok de sonreír.
Sehun tarareó, pero no dijo nada. Minseok, en ese momento, se enamoró un poquito más del más joven.
Era veintiséis de marzo. Era su cumpleaños. Minseok esperaba ansiosamente llegar pronto a sus clases de piano y no precisamente por aprender. No, por supuesto que no. Minseok quería ver a Sehun y ver que regalo le iba a dar. Estaba emocionado. Había estado emocionado desde el momento que Sehun lo había dicho y no podía esperar más.
Cuando finalmente llegó, no podía con tanta emoción. Lo único malo es que no pudo salir corriendo en busca de Sehun. Iba encontrar del reglamento para empezar, así que si había sido paciente por tres meses, podía esperar unas horas más.
Minseok tuvo una sonrisa durante todas sus clases. Esperaba encontrarse con Sehun en algún momento o verlo, pero en ningún momento Sehun apareció. Lo único que podía hacer era esperar las horas extras e ir al jardín trasero.
Cuando finalmente llegó el tiempo de tomar las clases de horas extras, Minseok llegó con el corazón lleno de ilusiones, pero una vez que llegó y se dio cuenta que Sehun no estaba en ninguna parte, se preocupó. Entró a la habitación vacía y buscó al profesor Kang, tal vez sabía algo o lo que sea. Le servía. Necesitaba saber dónde estaba Sehun.
-Profesor Kang -llamó cuando lo encontró -. ¿Podría decirme donde se encuentra Sehun? -interrogó al borde de la desesperación -. Se supone que debería estar ahora aquí, esperando sus clases extras.
-Lo siento, Minseok -dijo el señor Kang -. Sehun no se presentó a clases desde muy temprano y no sé qué haya pasado como para que haya faltado.
Minseok ni siquiera sabe que pensar en esos momentos. Caminó lejos del señor Kang y de todos hasta el jardín trasero donde siempre pasaba tiempo con Sehun. No lo entendía, no podía hacerlo. Se supone que deberían estar ahora mismo sentados compartiendo momentos alegres, pero Sehun no estaba.
El castaño suspiró y trató de pensar con claridad. Cualquier cosa pudo habérsele presentado a Sehun y por ello no había llegado. Si, está bien. Todo estaba bien.
¿Cuándo todo volvería a estar bien? Minseok ya no lo sabía. Había pasado un mes desde que Sehun faltó por primera vez y hasta el día de hoy no había señal de Sehun. Incluso el señor Kang había sentido extraño las faltas de Sehun que llamó a la familia Oh, pero no había respuesta de ellos. Los empleados domésticos simplemente se disculpaban por la ausencia de los señores Oh y cortaban. No daban una explicación concreta para dar con Sehun.
Sehun se había esfumado, como las burbujas en cualquier líquido. Se había ido sin dejar rastro. Había sido como una efervescencia en donde las burbujas se aglomeraban en la parte superior del líquido, pero poco a poco se iba deshaciendo, dejándolo en nada.
Te estás desvaneciendo como burbujas en el agua.