Siempre recogeré flores en tu vientre- Glee- Quick

Aug 27, 2012 00:33

Título: Siempre recogeré flores en tu vientre
Fandom: Glee
Personajes: Quinn Fabray. Noah Puckerman.
Parejas: Quick.
Extensión: palabras.
Advertencias: Lenguaje. Nada escandaloso.
Notas: Escrito para este reto del promp!fest de glee_esp. Dedicado a nikki_sorairo, as usual con mi Quick.

Otro hombre dormirá contigo
y dará nombre a todos tus hijos.
Ven, acércate a mí, deja que te vea,
que otras primaveras
te han de llevar muy lejos de mí.

Vértigo- Ismael Serrano


Faltan dos días para que salga su tren (y sí, Quinn compró el pasaje con meses de anticipación, no por temor a quedarse sin sitio, sino porque si tuviera una forma de escribir en piedra que se va para hacerlo más real, lo haría) y ya está harta de las despedidas de las despedidas de las despedidas.

Es en parte por eso que está impaciente, irritable y ansiosa por terminar de una buena vez con todo cuando llama a la puerta de la casa de los Puckerman, después de la nota que recibió misteriosamente por debajo de la puerta de su cuarto. En parte por eso, y en parte porque es consciente de que su relación con Puck siempre se ha mantenido en un delicado equilibrio y cualquier gesto o palabra de más puede provocar que se vaya todo a la mierda, y Quinn no quiere, no puede, tener algo que le quite el sueño ni aunque sea un poquito antes de irse a Yale.

Puck le abre la puerta y está muy serio, y Quinn está a punto de darse media vuelta y volver por donde vino, porque en el fondo sabe que todo esto solo puede significar problemas, y lo último que necesita en su vida son problemas, realmente. Y entonces él le hace la única pregunta que ella no quiere que le haga, pero a la vez es la única pregunta que sabe que la va a obligar a quedarse hasta las últimas consecuencias

- ¿Confías en mi?

Quinn tiene ganas de largarse a reír y de largarse a llorar, de gritar de un modo ensordecedor y terrible. Tiene ganas de soltarle una cachetada y decirle tantas cosas, y como muchas otras veces, Beth, idiota, Beth, es la primera, pero no la única. Aprieta los puños y la mandíbula y le tiemblan los labios y no hace falta que le diga nada, porque él se da cuenta y retrocede como si lo hubiese alcanzado un flechazo.

- Está bien, está bien. Entiendo que no confies en mi. Pero te pido cinco minutos. Cinco minutos y eres libre de irte cuando quieras y jamás volveremos a tocar el tema.

Quinn lo medita por un segundo con la cabeza ladeada. Todos sus instintos le gritan por que huya, pero en el fondo siempre ha sabido que él es su punto débil y que por eso siempre se ha encargado de denigrarlo y menospreciarlo y desmerecerlo, porque si le daba tanto valor de la boca para afuera como se lo daba de la boca para adentro, sabía que estaría perdida. Pero Quinn ha querido sólo cinco minutos muchas veces a lo largo de su vida (cinco minutos más de niñez, cinco minutos más de seguridad, cinco minutos más de amor, cinco minutos más de mentiras, cinco minutos para poder explicarle a su padre, cinco minutos más de tener a Beth en sus brazos) y sabe del karma que le espera si le dice a él que no.

- Sólo cinco, y estoy contando.

En realidad son sólo cuatro, y de los cuatro minutos más largos de toda la vida de Quinn Fabray, y uno y medio se lo pasa discutiendo que ni muerta piensa dejarse vendar los ojos. (Por supuesto, al final se los deja vendar, porque aparentemente Noah Puckerman tiene sobre ella el mismo efecto que ella tiene sobre el resto del mundo. Que curioso.) Quinn se desorienta fácil sin el uso de sus ojos, y de la época que vivió en esa casa prefiere ni acordarse, pero está casi segura de que están en el cuarto de Puck cuando se detienen y él comienza a sacarle la venda.

- Mantenlos cerrados.- Le advierte mientras se la quita del todo y se aleja de ella. Comienza a sonar música suave e instrumental, música que Quinn nunca hubiese asegurado que él conocía.- Puedes abrirlos.

Los abre, y quizás debiera haberlos dejado cerrados. El cuarto está en penumbras, con sólo dos velas encendidas sobre el escritorio manteniéndolo iluminado- el mismo escritorio que está ordenado y no cubierto de papeles, revistas, juegos de ordenador y platos sucios en un equilibrio envidiable, oh, dios-, la cama está hecha y limpia- dios, dios- y el cuarto en general se ve limpio y ordenado.

- Esto no puede estar sucediendo.- Dice mientras se da media vuelta y se dirige a la puerta, pero Puck se le interpone poniendo su mano sobre le picaporte.

- Han pasado mis cinco minutos y no te voy a detener si quieres irte, pero creo que entenderías mejor si me dieses la posibilidad de explicarme antes.

A Quinn no le gusta ser hipócrita, y en el fondo se da cuenta de los dobles estándares de pensar que si ella lo mete en su cuarto para besarlo es una ayuda y si él la mete en el suyo para… cosas, son problemas. Se da cuenta, pero son los resabios de los dos centavos de su confianza que Puck perdió con lo de Santana, y de la traición que ella nunca pudo perdonarle del todo (aunque sobre traición ella pudiera dar cátedra). Así que se queda quieta, muy quieta, y no le dice nada, pero él no es tonto, aunque a veces se lo crea, y sabe aprovechar una oportunidad cuando la ve.

- Estuve pensando mucho tiempo en qué quería darte para que te llevases a Yale. Y llegué a la conclusión de que no quería que fuese algo mío. Si quieres llevarme contigo a Yale, es una decisión que tienes que tomar tú, que yo no puedo tomar por ti. Quería algo que fuese para ti.

Quinn se muerde los labios, porque mientras Puck lleva días pensando en algo para darle, pensando en ella, lo único en lo que ella estuvo pensando desde que terminó la escuela fue en largarse y que Lima se fuese al infierno, si de ella dependía. Puck se pasa una mano por la cabeza y se aleja de ella y se sienta en su cama. Quinn no se da media vuelta para mirarlo mientras él sigue hablando.

- Y luego estuve pensando en que hay una sola cosa que debería haberte dado, y no te di. Y quizás sea tarde, y quizás no lo quieras, y además no sé nada de tu relación con Sam ni de tu nueva relación con Finn, y, creeme, no quiero saber nada, pero desde que se me ocurrió, la idea no me dejó en paz. Y como tampoco tengo algo mejor, bueno, aquí estamos. Y di algo, por favor, o creo que voy a tener un ataque, o algo.

Quinn tartamudea, y en serio, qué estúpida, pero siente como si su cerebro estuviese nadando en mermelada, y o no puede procesar lo que él le está diciendo, o no quiere procesarlo.

- No entiendo que me estás queriendo decir, Puckerman.

Él se acerca y apoya su frente contra la unión de los omoplatos de ella, y ella siente el arrebato de un sollozo comenzando a humedecerle los ojos.

- Todos nos merecemos una primera vez memorable. La mía fue una mierda, y yo hice que la tuya fuese una mierda. Y te vas a ir lejos y vas a tener otras historias, y otros hombres, y espero que tengas todo el amor que te mereces, pero quisiera que te llevaras una buena memoria de recuerdo. Yo sé que hemos pasado mucha mierda y que he sido un imbécil en muchos aspectos, pero me encantaría ser eso para ti: una buena memoria.

Quinn quisiera decirle algo, siente que debiera decirle algo, pero en el fondo agradece el nudo que le bloquea la garganta, porque en realidad no sabría qué decirle. Así que se da vuelta y hace lo que sabe hacer con él, lo que, en el fondo, siempre ha funcionado entre ellos: lo toma del mentón y lo besa. Se besan durante minutos largos, de pie, con caricias tiernas pero castas, y el beso se hace interminable porque Quinn no deja que termine, porque cuando el beso termine tendrá que dar una respuesta, y aunque sabe cuál respuesta debería dar, no tiene ni idea de cuál respuesta quiere dar.

Durante los primeros seis meses en New Haven, hasta que consiga su primer novio y lo cambie por una foto de los dos, el fondo de pantalla del celular de Quinn será un par de zapatos abiertos, de color blanco, y un par de zapatillas negras, revueltos y desordenados de una forma casi pornográfica, y cuando cualquiera tome su celular y admire la fotografía, diciendo que es muy artística y muy original, y pregunte qué significa, Quinn sólo sonreíra de forma enigmática y jamás dará una respuesta.

glee: noah puckerman/quinn fabray, género: het, glee: quinn fabray, comunidad: glee_esp, fandom: glee, glee: noah puckerman

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