Tabla: Melódica
Fandom: Glee
Claim: Blaine Anderson/Kurt Hummel
Personajes: Blaine Anderson. Kurt Hummel.
Parejas: pre- Klaine.
Tema: #29: Sorpresa
Extensión: 3304 palabras
Advertencias: Fic-reacción a Sexy. En consecuencia, spoilers hasta el 2x15, pero no más. Ah, si. POV de Blaine, es decir, preparense para desastres.
29: Sorpresa
If you find a man
that's worth a damn,
and treats you well,
Then he's a fool,
You're just as well.
- Mi padre me dio La Charla.
Blaine casi se atragantó con el café que estaba tomando. No sabía si estaba esperando que Burt siguiera o no su consejo, pero decididamente no esperaba que Kurt se lo contara. Observó de reojo a Kurt mientras tosía. Por su expresión, Kurt parecía pensar que se había atorado por culpa del bizcocho con el que estaba acompañando el café. Mejor así.
- ¿Y?- Fue lo único que se le ocurrió preguntarle.
Kurt se encogió de hombros.
- Se lo agradezco. Se lo que debe haberle costado, y lo incómodo que debe haberse sentido.
- Pero eso no dice nada sobre cómo te sientes respecto a lo que hablaron.
Kurt suspiró y tomó un sorbo de café. Lo estaba usando como excusa para no tener que responder inmediatamente. Blaine sabía muy bien cómo funcionaba eso: él usaba ese recurso todo el tiempo.
- ¿Qué esperas que te diga?
Ponerse a la defensiva. Un clásico. Tus recursos no funcionan conmigo, Kurt Hummel, yo me los conozco todos.
- Si esto ha cambiado algo sobre…- hizo un gesto vago con la mano. No era que él se sintiera incómodo diciéndolo; no quería incomodar a Kurt.-… este asunto. Si de alguna manera te ha hecho sentirte más cómodo o más seguro.
Kurt soltó una risita. Blaine la conocía muy bien: era la risita irónica de Kurt. Eso no podía presagiar nada bueno.
- No hay forma en la que charlar de eso- Kurt reiteró el gesto vago que había hecho Blaine.- me hiciera sentir mejor. No es un problema con eso en sí. El problema soy yo.
Oh. Blaine no se estaba esperando eso. Instintivamente, estiró una mano para tomar la de Kurt, tratando de reconfortarlo. Se desconcertó un poco cuando Kurt la retiró.
- Por favor, Blaine, no me toques.
Y fue en ese momento que Blaine se dio cuenta de lo pálido que estaba Kurt, de lo grandes y brillantes que tenía los ojos azules (señales inequívocas de que estaba haciendo un esfuerzo sobrehumano por no largarse a llorar). Ese descubrimiento lo aterrorizó. No entendía lo que estaba pasando, y si no entendía, no podría prever los acontecimientos venideros, y si no podía preverlos no podría preparar su contraataque correspondiente. Y eso lo hacía vulnerable, y Blaine detestaba sentirse vulnerable. Blaine Anderson, tienes que darte cuenta inmediatamente de lo que está pasando aquí, o vas a arruinarlo todo, y no puedes darte ese lujo. No con Kurt.
- Resumiendo, estuve pensando muchísimo. En esto y en todo. En las últimas semanas. Y llegué a una conclusión.- Blaine contuvo el aliento. Kurt le estaba evitando la mirada, y eso solo podía significar algo malo, algo muy malo.- Necesito tiempo, Blaine.
Blaine parpadeó, aturdido. ¿Qué se suponía que significaba eso?
- Kurt, puedes tener todo el tiempo que quieras. No entiendo…
- No, claramente no entiendes.- Lo interrumpió el castaño.- Necesito tiempo a solas, Blaine.- Suspiró. Cerró los ojos.- Quiero que no nos veamos más que lo indispensable, es decir, lo que los Wrablers nos exigan, hasta las regionales.
Blaine se quedó boquiabierto. Bueno, eso definitivamente no entraba dentro del rango de cosas que podría estar esperando, y eso que su rango era sobradamente amplio. Recuperó la compostura a los pocos segundos. Tranquilidad, por sobre todo, tranquilidad. Puedes estar destrozado o completamente perdido, pero que no se note. De todas formas, ¿cómo se suponía que tenía que responder a eso? ¿Bien?; ¿No, por favor Kurt, no hagas esto, me moriría sin ti?; ¿Cómo si me importara?
- Es tu decisión, y la respeto, Kurt. Pero, considerando que siempre hemos sido completamente honestos el uno con el otro, creo que me merezco saber que está pasando aquí.
Ahí estaba. Su respuesta políticamente correcta. Hay veces, Blaine Anderson, en que me sacas de quicio. Kurt suspiró. Le temblaban las mejillas, y Blaine no podía dejar de pensar que el apodo de Porcelana le iba como anillo al dedo.
- Me gustaría poder hacer como si no pasara nada, Blaine. Seguir adelante, y disfrutar de todo lo que me da tu amistad, que es mucho más de lo que estoy acostumbrado. Y podría simular que no pasa nada. Pero no sería justo. Duele, Blaine. A la larga, terminaría siendo peor. Y, precisamente porque me importa tanto tu amistad, quiero hacer las cosas bien. Quiero poder pensar con la cabeza clara, quiero poder estar seguro de donde estoy parado. Quiero no arrepentirme después, Blaine. Y para eso necesito alejarme de ti.- Blaine sentía una mano que le estaba apretujando el corazón. No era sólo lo que Kurt le estaba diciendo, también era cómo se lo estaba diciendo, con los ojos llenos de lágrimas, las manos temblorosas, la voz aguda y triste. Y la cabeza de Blaine daba vueltas, porque seguía sin comprender que estaba pasando, y sentía que la mezcla de ansiedad y angustia iba a matarlo.- Me importas demasiado como para que tenerte cerca de mí no afectara mis decisiones.
Blaine se odió a sí mismo por eso, pero no pudo evitar que le temblara la voz.
- ¿Qué decisiones tienes que tomar?
Kurt tragó trabajosamente antes de contestar. Blaine observaba a su nuez de Adán moverse como si fuera lo más fascinante del mundo. Cualquier cosa antes que mirarlo a los ojos.
- Tengo que decidir qué hacer con mi vida. No, no, no lo digo en el sentido de qué hacer con mi futuro,- Aclaró, al ver que Blaine estaba a punto de interrumpirlo.- De hecho, tengo más en claro qué quiero hacer de mi vida en diez años que qué quiero hacer mañana. No, espera. Sé que quiero hacer mañana. No sé que puedo hacer mañana. Eso es lo que tengo que conciliar.
- Kurt, sigo estando un poco perdido. ¿Podrías explicarme que es lo que te provoca tanta confusión?
El castaño suspiró y se llevó las manos a las sienes, con los ojos cerrados.
- Necesito otro café.- Fue su única respuesta.
Blaine se levantó inmediatamente con su gesto de ni se te ocurra dibujado en el rostro. Volvió a los pocos minutos con un café para Kurt y otro para él. Si no ingería algo de glucosa pronto, iba a desmayarse en cualquier momento. Dejó el café justo delante de Kurt y volvió a sentarse en su sitio sin decir siquiera una palabra.
- No me siento bien conmigo mismo.- Y, una vez más, Blaine estuvo a punto de atragantarse con el café.- Me miro al espejo y no veo nada que valga la pena remarcar. Me miro al espejo y pienso que entiendo al resto del mundo. Entiendo porque nadie se interesa ni habría de interesarse en mí.
Y en ese momento, Blaine se quedó sin palabras. Kurt siempre había sido una de las personas con mayor confianza en sí mismas que Blaine conocía. El contratenor se conocía profundamente, y estaba orgulloso de sí mismo. Y Blaine no solo compartía esa opinión, sino que también la admiraba.
- Kurt, por favor, debes estar bromeando. Eres…
- ¿Divertido? ¿Ingenioso? ¿Talentoso? Si, si y si. Y sí a tantas otras cosas más.- Blaine sonrió. La humildad no era una de las mejores cualidades de Kurt Hummel.- Estoy orgulloso de mi mismo en muchos aspectos, Blaine. Pero luego me miro al espejo y todo ese orgullo se desvanece en el aire.-Blaine se mordió el labio inferior, deliberando sobre si sería correcto mencionar los ojos de un color indescriptible, la piel increíblemente suave, las manos de dedos largos, las piernas interminables. Decidió que no, no porque no lo pensara realmente, sino porque Kurt necesitaba descargarse más que una segunda opinión.- No por nada nunca le he gustado a nadie.
- A mí me gustas.- Y fue que las palabras terminaran de salir de sus labios y saber que había dicho la fórmula equivocada. Kurt alzó la mirada por primera vez desde que la charla había comenzado, y lo miró directamente a los ojos. Blaine se quedó sin aliento, azorado por el efecto devastador que podían tener los ojos verde-azules.
- Sí, y te lo agradezco, pero no estoy hablando de eso en este momento. Blaine, besaste a Rachel y dijiste que se había sentido bien.
- Porque estábamos borrachos. Creí que habíamos dejado eso bastante en claro.- Se apresuró a aclarar el moreno.
- Sí, porque estaban borrachos.- Concedió Kurt.- Eso no implica que haya dejado de sentirse bien. Yo jamás he tenido eso, Blaine.- La voz de Kurt se había normalizado, ya no parecía a punto de quebrarse en cualquier momento, pero eso solo hacía todo mucho peor. Blaine podía sentir el dolor y el deseo en su voz, no con los oídos, sino con el alma.- Mi primer beso fue con una rubia pansexual preciosa, que piensa que la raíz cuadrada de cuatro es arcoíris.- Blaine arqueó una ceja.- Si, estoy hablando de Brittany. - Blaine volvió a atragantarse con el café. Ese chico quería matarlo.- No, no quiero hablar de eso. Tal vez otro día. El punto es que Brit es tan adorable que quisiera tener una para la mesita de luz, pero definitivamente no fue la mejor opción para un primer beso. No importaba, ese desliz no contaba en mi mente, algún día iba a tener un primer beso que fuera verdaderamente significativo. Y luego ya sabes lo que pasó.
Se retorció las manos, se puso aún más pálido, lo que no parecía físicamente posible. Blaine ardía en deseos de tomarlo de las manos, de contenerlo de alguna forma física, ya que la contención emocional parecía estarle fallando sobradamente, pero aún tenía el No me toques grabado a fuego en la memoria.
- Kurt, eso no significa que…
- No me importa lo que pienses que significa o no, Blaine. Sé lo que significa para mí. No puedes entenderlo. No estoy tratando de menospreciar tus propias experiencias, pero no creo que hayas pasado por lo que yo pase. Tuve un gran crush por Finn el año pasado, lo cual ahora, en las circunstancias en las que hemos terminado, parece extraño y hasta desagradable, pero que en su momento tenía mucho sentido. Finn prácticamente saltaba de miedo cada vez que yo me le acercaba. Hoy en día aún lo hace si lo agarro por sorpresa, es un simple instinto. Cuando Sam entró al club glee este año, quise cantar con él. ¡Solo cantar con él!- Levantó las manos, entre ofendido y exasperado.- Tuve que desistir, porque la opinión general era que cantar conmigo sólo iba a condenar a Sam a la desgracia eterna en el Mckinley. Y quizás tuvieran razón, pero eso no significa que me doliera menos, y que a nadie pareciera importarle. He vivido siempre encerrado en esa brubuja de rechazo físico constante. Son contadas con los dedos de una mano las personas que me tocan voluntariamente. Y el hecho de pensar que una chica ejerce una mayor atracción sobre mi mejor amigo gay que yo, tampoco me ayudó la verdad.
Blaine hubiera jurado que en ese momento le bajó la presión. Tuvo que bajar la mirada, porque Kurt no había dejado de clavar sus ojos en él, y Blaine no podía sostenerle la mirada. ¿Cómo se suponía que rebatiera eso? ¿Cómo se suponía que lo confortara por algo que era cierto, o que al menos parecía ser cierto, y que era tan crudo y tan cruel dicho de esa manera?
- Pero pensé que iba superarlo.- Sonrió. La sonrisa más triste que Blaine había visto en su vida.- Y luego vienes y me dices que mi sensualidad es ridícula. Que mis mejores expresiones de deseo parecen de dolor. No es lo más bonito para decirle a alguien, ¿sabes?
Y Blaine sentía que no dejaba de hundirse en una espiral de vergüenza y arrepentimiento. Por supuesto que sabía que no había sido la frase más diplomática de su vida. Pero había momentos en los que le costaba controlarse, saber qué decir y cuándo decirlo, especialmente con Kurt. Kurt era la persona más especial que había conocido en su vida. No sólo porque fuera especial para él, sino porque Kurt era especial. Eso desconcertaba a Blaine, lo sacaba de su terreno seguro, lo metía en zonas de riesgo. Y aunque lastimar a Kurt era lo último que deseaba, muchas veces lo hacía, incluso intencionalmente. Era un mecanismo de defensa, y Blaine lo lamentaba, pero no podía evitarlo.
- Y duele, Blaine. Y quizás no tenga derecho a hacer este reclamo, porque sé que también he dicho cosas que te han herido, ya sabes, con todo ese asunto de Rachel. Pero si no lo digo ahora, si no intento purgarlo ahora, luego sólo será peor. Será el principio de una gran bola de nieve donde se irán acumulando pequeños rencores, y finalmente terminará por aplastarnos. Y no quiero eso.
Y Blaine lo entendía. Claro que lo entendía. Pero Kurt no sabía que era una barrera, una de las últimas pocas que Blaine podía interponer entre Kurt y su verdadero yo, completamente al desnudo. Kurt no podía saber que en realidad lo que sucedía era que Blaine tenía pánico. Una vez que Kurt hubiera superado esas últimas defensas, ya no le quedaría nada. El contratenor lo sabría todo sobre él y a partir de ese momento, todo sería incierto, todo sería nuevo. Nadie había llegado tan lejos. Y Kurt, que era tan abierto, tan especial, tan diferente, avanzaba con facilidad, sin trabas, sin imposiciones de ningún tipo, ahondando más y más en el alma de Blaine. Si él no le hubiera puesto barreras artificiales, puestas adrede, Blaine sabía que Kurt jamás se habría encontrado con ninguna. La sola idea era tan fascinante como terrorífica.
- Kurt, escúchame.- Y, pese al recuerdo fresco en su memoria, lo tomó de ambas manos.- Me parece increíble que quieras decirme lo que te pasa. En serio. No esperaría menos de ti. Es exactamente lo que quiero para los dos. No importa lo que seamos hoy ni lo que vayamos a ser en un futuro.- Y vio que Kurt se mordía el labio inferior. Si, él también tenía ganas de hacerlo.- Quiero que mi relación contigo sea profundamente honesta y sincera. No quiero pensar que esto, sea lo que sea, se va a acabar en un mes, en cinco o en diez. Realmente me importas, Kurt, y no quiero arruinarlo todo.- Apretó apenas un poco las manos del castaño, provocando que este soltara un respingo.- Y sobre lo que te dije… Lamento haberte herido. Sabes, o al menos espero que sepas, que herirte es lo último que querría hacer. A veces no controlo demasiado lo que digo, o cómo lo digo. Jamás quise decir que no fueras sensual, Kurt, porque lo eres.- Se apresuró a aclarar, al ver que el otro muchacho estaba por empezar a protestar.- Eres todo lo contario a mí. Yo puedo fingir lo que quiera sobre un escenario, pero no sé expresarlo, no sé actuarlo la vida real. Tú sientes la vida con una intensidad asombrosa, Kurt, pero te cuesta actuarla.- Porque eres demasiado puro para fingir cualquier cosa. Sí, ese comentario definitivamente hubiera estado fuera de lugar.- No necesitas preocuparte por ser sensual, Kurt, porque lo eres sin desearlo.- Y no pudo evitar sonrojarse un poco al pronunciar ese último comentario. Bien, esa conversación se estaba tornando extraña.- Y, dicho sea de paso, quiero que sepas que aún está y siempre estará en pie la oferta de que hablemos de eso- una vez más el gesto vago con la mano.- cuando quieras y te sientas listo.
Kurt suspiró, y Blaine no logró decidirse sobre si era un suspiro de alivio o de fastidio.
- No puedo hablar contigo sobre eso, Blaine. Y no, es mi última palabra. No podrías entenderlo. Es verdad que la idea general me aterroriza, pero tú serías la última persona con la que podría hablar de sexo.- Y lo había dicho. Se había ruborizado hasta el cuero cabelludo, pero lo había dicho. A eso se le podía llamar avance.
Y, en el fondo, Blaine entendía el por qué. Kurt se las había jugado todas para poner las cartas sobre la mesa y decirle la verdad, aunque sabía que iba a perder. Eso hacia difíciles algunas cosas, pero también permitía entender muchos cabos sueltos de su relación. Blaine sabía que era solo cuestión de tiempo hasta que él tuviera que poner sus propias cartas sobre la mesa, y tuvieran que resolver en qué terminaba ese juego. Mientras tanto, no hacía falta tener más que dos dedos de frente para saber que Kurt no podía o no quería- o ambas- hablar de sexo con él porque estaba enamorado de él. Wow. Que fuerte que sonaba dicho de esa manera. Que intenso.
- Y gracias, por ser sincero conmigo. Pero… pero aún me mantengo firme en mi decisión. Necesito… necesito pensar. No sólo en lo que me dijiste, sino también en lo que yo te dije. No quiero perderte, pero tampoco quiero perder mi cordura.- Se levantó de la mesa con una pálida sonrisa.- ¿Está bien?
Por supuesto que no estaba bien. O si, Blaine entendía que Kurt necesitara ese tiempo, pero eso no iba a hacer que su vida fuera a ser menos un infierno. Finalmente asintió con la cabeza. No encontraba palabras adecuadas para demostrar consentimiento sin que quedara en evidencia su rechazo. No quiso mirar a Kurt mientras se iba: sería tan doloroso como mirar una luz demasiado brillante. Por eso soltó un respingo cuando sintió que Kurt apoyaba una mano en uno de sus hombros.
- Y no quiero que te ofendas, pero hay una realidad que no puedes negar, Blaine. No vas a arruinar las cosas. El juego ya está planteado, las cartas están sobre la mesa. Si tiene que ser arruinado, lo será. Porque pase lo que pase, nada cambiará lo que siento por ti. Quizás es hora de que dejes de preocuparte de lo general y empieces a ocuparte de lo particular. No de nosotros, sino de ti, Blaine. Si pudieras dejar el miedo de lado, y tomar una decisión en firme, quizás todo sería mucho más sencillo.
Blaine Anderson llegó a su casa y se dejó caer inanimadamente sobre la cama. Su celular comenzó a sonar. Normalmente lo hubiera mirado al instante, esperando el mensaje de confirmación de que Kurt había llegado a su casa sin problemas. No iba a haber de esos mensajes durante esa semana, ni cafés por la tarde en el Lima Bean, ni almuerzos en los que se pelearan por ver quién pagaba, ni reuniones de estudio, ni chistes internos, ni minutos compartidos robados a las obligaciones en los pasillos de Dalton, pero si iba a haber muchos comentarios curiosos y mal intencionados de David y Wes. Iba a ser una larga semana.
No fue hasta la mañana siguiente que revisó el mensaje que había recibido en su celular. No era un mensaje de texto, sino el aviso
de un correo electrónico.
De: mercedesjones@hotmail.com
Para: banderson@dalton.com
Asunto: (ninguno)
Mira, pajarito, hasta ahora me habías caído bien, y no tenía nada que decir en tu contra. Pero si en verdad crees que mi bebé no es sensual, la verdad es que estás ciego o debo empezar a dudar de tus capacidades mentales. Tómate diez minutos y mira los videos (y adjuntaba tres hipervínculos que conectaban a videos en youtube, llamados Empire state of mind, 4 minutes y Le jaz hot). Atrévete a negarme que es sensual. Y ahora, piensa qué factor está presente cuando crees que no actúa sensualmente, pero no está presente en estos videos. Quizás, con eso en mente, la próxima vez midas un poco más tus palabras.
M. (o vuelve-a-hacer-sufrir-a-mi-bebe-y-te-bajare-los-dientes).
Quince minutos después, Blaine Anderson guardaba su celular en el bolsillo de su pantalón, las mejillas encendidas, la respiración entrecortada. Definitivamente, iba a ser una larga semana.