Letra 3- Tabla Bon Jovi- Harry Potter
Tabla: Bon Jovi
Fandom: Harry Potter
Claim: Bill Weasley/Fleur Delacour
Personajes: Amigo francés de Fleur. (Fleur y Bill mencionados)
Tema: #3 Life changes like the weather
Nº de palabras: 312 para el dekasem
Advertencias: Ninguna.
“Tango negro, tango negro:
te fuiste sin avisar.
Los gringos fueron cambiando
tu manera de bailar…”
“Tango negro”- Cáceres
Letra 4:
Life changes like the weather
Ella giraba entre sus brazos tan volátil y grácil como si no hubiera pasado ni una sola noche de la última pieza que habían bailado juntos e París (cuando en realidad habían pasado cinco años, y tantas cosas en la vida de ambos que bien podrían haber sido cincuenta años, y no cinco). Pero sonreía y la falda flotaba entre sus piernas, y respondía al tacto de su mano con la docilidad de antaño.
Y continuaba siendo tan hermosa como siempre, con los brillantes ojos azules, con el cabello casi plateado de tan rubio, la piel de hada, los labios de rosa. (Tan hermosa que daban ganas de besarla y ver si sus labios respondían de la misma manera que sus piernas).
Daban ganas de besarla, pero ella sonreía (conciliadora, pero fría) y apoyaba la cabeza en su hombro (como gesto de cariño, si, pero más específicamente para colocar sus labios lo más lejos- y protegidos- posible).
Y, ahora que lo pensaba bien, ni siquiera bailaba como antes (si, la misma gracia, el mismo estilo, pero más matrona, las manos más ásperas, las caderas levemente pesadas; todos los síntomas de la mujer satisfecha que había aplastado a la virgen impoluta): el sentimiento era distinto.
Más plácido, más pleno, más admirable. Menos gracioso, menos llamativo, menos encantador.
Más baile y menos espectáculo.
Menos pasión y más romance.
Menos de niña y más de mujer.
Si antes había estado orgulloso de ser su pareja de baile, ahora debía estarlo mucho más de poder considerarse su amigo.
Y no podía hacer otra cosa que suspirar al observar de reojo al hombre de las cicatrices temibles en el rostro (que no había esbozado un solo gesto amenazante, pero había dejado los colmillos curiosamente a la vista). Después de todo el cambio- maravilloso, a fin de cuentas, y natural- no era obra de nadie más que suya.
Fandom: Harry Potter
Claim: Bill Weasley/Fleur Delacour
Personajes: Amigo francés de Fleur. (Fleur y Bill mencionados)
Tema: #3 Life changes like the weather
Nº de palabras: 312 para el dekasem
Advertencias: Ninguna.
“Tango negro, tango negro:
te fuiste sin avisar.
Los gringos fueron cambiando
tu manera de bailar…”
“Tango negro”- Cáceres
Letra 4:
Life changes like the weather
Ella giraba entre sus brazos tan volátil y grácil como si no hubiera pasado ni una sola noche de la última pieza que habían bailado juntos e París (cuando en realidad habían pasado cinco años, y tantas cosas en la vida de ambos que bien podrían haber sido cincuenta años, y no cinco). Pero sonreía y la falda flotaba entre sus piernas, y respondía al tacto de su mano con la docilidad de antaño.
Y continuaba siendo tan hermosa como siempre, con los brillantes ojos azules, con el cabello casi plateado de tan rubio, la piel de hada, los labios de rosa. (Tan hermosa que daban ganas de besarla y ver si sus labios respondían de la misma manera que sus piernas).
Daban ganas de besarla, pero ella sonreía (conciliadora, pero fría) y apoyaba la cabeza en su hombro (como gesto de cariño, si, pero más específicamente para colocar sus labios lo más lejos- y protegidos- posible).
Y, ahora que lo pensaba bien, ni siquiera bailaba como antes (si, la misma gracia, el mismo estilo, pero más matrona, las manos más ásperas, las caderas levemente pesadas; todos los síntomas de la mujer satisfecha que había aplastado a la virgen impoluta): el sentimiento era distinto.
Más plácido, más pleno, más admirable. Menos gracioso, menos llamativo, menos encantador.
Más baile y menos espectáculo.
Menos pasión y más romance.
Menos de niña y más de mujer.
Si antes había estado orgulloso de ser su pareja de baile, ahora debía estarlo mucho más de poder considerarse su amigo.
Y no podía hacer otra cosa que suspirar al observar de reojo al hombre de las cicatrices temibles en el rostro (que no había esbozado un solo gesto amenazante, pero había dejado los colmillos curiosamente a la vista). Después de todo el cambio- maravilloso, a fin de cuentas, y natural- no era obra de nadie más que suya.