CGIS 2: Los jóvenes son el futuro. Capítulo 1, primera parte

Jul 12, 2011 09:16


¡Hola Gente!

Aquí estoy, desde bien temprano, para ser yo, con el capítulo de la CGIS. ¡VIERON! ¡CGIS tiene icon! Hecho por la genial melisa_ram  MUCHAS GRACIAS LINDA! Y otra persona que es genial, es mi querida beta, sara_f_black, que sin su apoyo y entusiasmos, creo que ni habría terminado el anterior "capítulo". Muchas gracias jefa!
Creo que no tengo nada más que decir, solo que recuerden lo del casting para los personajes que faltaba decidir en el “comunicado de prensa”. Si me gusta su idea de actor/actriz, va drabble de lo que pidas como regalo.

Y, ¡A lo que vinimos!

Disclaimer: Los personajes Borin y Omagi son propiedad de los productores de NCIS, Shane Brennan, Gary Glasberg y el guionista de ese capítulo: Lee David Zlotoff.

OoOoO



1X2: LOS JÓVENES SON EL FUTURO

Prólogo

Guardacostas Muerto

I

El gimnasio donde se estaba celebrando el partido de basketball estaba a reventar. Los Linces y los Pegasos, eternos rivales colegiales en cualquier deporte que se les ocurriera practicar; estaban en uno de esos encuentros que eran vitoreados de inicio a fin aunque los atletas en sí, pudieran no estar haciendo el partido más emocionante del mundo.

Era, por lo tanto, el momento perfecto para que una pareja de adolescentes se escabullera por el colegio sin que nadie les dijera algo. Los pasos de los dos corriendo, las risas de su deleite al hacer algo prohibido entrecortados por los besos, se acercaron al lugar a oscuras con rapidez.

Aparecieron las cabezas de los dos jóvenes detrás del vidrio empañado de la ventanilla, besándose con una voracidad salvaje. La puerta fue abierta por alguno de los dos y se adentraron en el lugar muy oscuro, luchando por poder quitarse las chaquetas mientras seguían besándose.

Al lograr tirar esas prendas al suelo, dejaron de estar unidos por la boca y se sonrieron al mirarse. Entonces, ella pateó la puerta casi sin fuerza y él la cerró con seguro. Los besos no se hicieron esperar mientras iban a por la blusa y la camisa. Él tendió el brazo en busca de prender la luz, y fue cuando ella se le alejó, con rapidez.

-No, que si alguien pasa y ve la luz prendida...

-Están con el partido. Nadie nos verá. -el joven usó su mejor argumento al volver a besarla y prendió la luz mientras se adentraban en el salón de clases.

Ya iba a lograr quitarle la blusa, cuando la muchacha trastabilló hacia atrás y, para no caerse, se agarró más fuerte del otro.

Al tener de nuevo total equilibrio, ella volvió a intentar besarlo, pero él la alejó de su rostro, serio y pálido.

-¿Ahora qué?

Él la movió a su lado y le enseñó con lo que ella había chocado. El cuerpo del hombre en uniforme estaba amoratado, con los ojos abiertos y la lengua afuera. Las marcas en su cuello eran muy visibles aún con el color oscuro de su piel, pero lo que hizo gritar a la chica fue mirar más abajo en el cuerpo de él. Se alejó de las piernas del hombre hacia la salida mientras el joven, muy pálido, trataba de llamar por su teléfono celular.

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De vuelta al colegio, primera parte

II.

No había tecleos en el cubículo. Al menos en el de ellos, porque alguien de al lado estaba usando aquel teclado de 1984, ese que aún no había reemplazado por sí mismo como la mayoría en la CGIS hacía de cuando en cuando con el equipo que usaban.

Sin embargo, no les importaba el sonido. En ese momento, estaban muy concentrados como para estar atentos a los telefonazos, pasos o conversaciones que les llegaba a sus oídos desde la gran sala circular. Ese ruido constante y de fondo, era casi como el oleaje del mar cuando sus funcionarios llevaban algunas semanas ahí.

Por lo que ni Ríos, Omagi ni Rivers le pusieron atención a los golpes que alguien en el cubículo vecino le empezó a dar a su monitor, porque estaban muy concentrados en sus teléfonos celulares.

La morena se encontraba de lado a su gran escritorio doble de madera, pasando imágenes de adornos florales y pasteles con su dedo en la pantalla táctil. Tendió la mano hacia el lado en donde estaban los escritorios de Borin y Omagi, sin despegar la vista de la pantalla, y Rivers le devolvió la bolsa con galletas caseras. Ella la dejó en el escritorio, cerca de los dos y cogió una, mientras seguía ensimismada en las imágenes.

Omagi tragó la que estaba comiendo se irguió en su silla y, con una sonrisa, acercó el teléfono celular a Rivers, que estaba de pie al lado de él, esperando ese movimiento.

-… Y este es el último sonograma, ¡En tercera dimensión!

Rivers abrió los ojos y la boca de enternecida sorpresa, mientras el otro sonreía aún más. El orgulloso padre tocó una tecla y entonces, oyeron el sonido de los dos corazones de los bebes no natos de Omagi.

-¡Ya están tan formados! ¡Oh, y parecen que se abrazan! -dijo Rivers, con la voz emocionada.

-Sí -le respondió Omagi, con una gran sonrisa orgullosa-. El de la derecha, el más delgado, es Rajesh, y este… el que acaba de tocarse los ojitos, es Kim.

Rivers profirió algo parecido a un «aww» en ese instante.

Ríos por fin cerró su teléfono celular y los miró para comentar:

-¿No son una ternura esos bebes?

-Eso decimos nosotros -comentó Omagi después de dar un suspiro, mientras bajaba el celular cuando el pequeño video terminó-. Pero Indi dice que los dolores de cadera y espalda, la inflamación de los tobillos y sus constantes patadas ya la están hartando.

-Creí que lo que la hartaba y ponía de mal humor, era tener que quedarse en casa todo el día.

-No, eso es lo que está hartando a Omagi… -dijo la voz de cierta pelirroja justo detrás de Rivers, respondiendo al comentario de Ríos.

El agente especial y abogado dio un respingo y volvió a ver a Borin. Pero Omagi y Ríos empezaban a ponerse una maleta al hombro, pues la presencia de la doctora Kendra y O`Connor saludando en silencio detrás de la pelirroja sólo significaba algo: «Guardacostas Muerto».

-No, no es necesario. Es local -les dijo Borin, por lo que ellos simplemente se llevaron unos maletines en la mano-. Reclutador de la Guardia Costera encontrado muerto en el laboratorio de química de la George Washington Highschool… Rivers, O`Connor y la doctora Kendra van en el helicóptero. Nosotros, iremos en auto.

Omagi empezó a apagar su computadora tanto como la de su jefa mientras ella buscaba su arma, identificación y llaves en el cajón. Rivers, que les había sonreído con suficiencia al ser uno que iba en helicóptero, se alejó yendo detrás de la doctora Kendra. Ríos, sin embargo, se acercó al rubio y le preguntó rápida y apremiante:

-¿Ya conseguiste lo que te pedí?

-No… pero no te preocupes, lo haré -le respondió él, antes de correr hacia el ascensor, que acababa de abrirse para Rivers y la doctora Kendra.

Ríos se volvió hacia Borin y Omagi que estaban listos y esperándola. Ella puso el puño al frente, y los demás también lo hicieron. El piedra papel o tijera fue hecho en silencio. Borin ganó con tijeras. Mientras Omagi y Ríos se vieron con temor, la pelirroja se guardó las llaves del automóvil en el bolsillo y fue a esperar el ascensor con una gran sonrisa.

-Desde que le pusieron sirena al auto, siento que debería mejorar mi seguro de vida -comentó Omagi, con seriedad.

Y los dos fueron detrás de la jefa.

III.

El pasillo del colegio estaba lleno de personas cuando ellos llegaron al lugar. Los adolescentes y algunos maestros miraban lo que podían, detrás del acordonado amarillo, hacia la puerta abierta que franqueaba la escena del crimen.

Los teléfonos celulares en alto, intentando tomar fotografías o videos, y las habladurías de los chicos con disparatadas teorías; fueron lo que rodearon a los tres recién llegados.

-¿Qué tanto quieren fotografiar? ¡Si solo se ve la puerta abierta! no tienen ángulo para la escena -le dijo por lo bajo Ríos a Omagi, exasperada.

La morena bajaba la cabeza, cubriéndose con la gorra de la CGIS y el cabello suelto el rostro. Uno de los viejos e inconscientes hábitos de quién no quiere salir por accidente en ningún video o fotografía por internet.

Omagi simplemente se encogió de hombros y siguió los pasos de la jefa.

-Con permiso, con permiso… Agentes de la CGIS -decía Borin, con su característico tono seguro.

Los chicos les dieron espacio, mientras le tomaban fotos o videos. Uno preguntó más fuerte que la mayoría:

-¿Y qué diantres es la CGIS? ¿Por qué no nos enviaron a la caballería de verdad, como la CIA o el FBI? -terminó con sorna. Algunos le rieron la broma.

Pero el joven se quedó sin saberlo, aunque pareció muy complacido con el simple hecho de que las muy duras miradas de Omagi y Borin se dejaran de posar en él.

Rivers, que había estado hablando con un joven policía, fue hacia ellos y subió la cuerda amarilla con galantería, para que pasaran por debajo sin muchos problemas. Los tres lo hicieron con rapidez.

En la parte despejada del pasillo estaban sentados dos muchachos, muy juntos, hablando en susurros. Al parecer, el chico quería tranquilizar a la joven.

El policía con el que estuvo hablando Rivers se apostó en la entrada, mientras su pareja hablaba con un tono cansado a los curiosos del otro lado del pasillo.

-La policía fue la que nos llamó. No tendremos problemas con la jurisdicción -les informó en seguida Rivers. Leyó de sus notas escritas en una libreta-: Tuvieron una llamada al 911 a las 2:45 aproximadamente, de este día. Aquí Evans y Domínguez, -les hizo un ademán señalando al policía rubio y al otro que estaba a unos metros, tratando de hacer que los adolescentes dejaran de usar los teléfonos celulares-, atendieron a la llamada. Más o menos a las 3:50 llegaron los detectives y criminalistas. Cuando corroboraron de quién se trataba el cuerpo por su identificación, decidieron contactarse con nosotros.

-Ellos encontraron el cuerpo -dijo Borin, haciendo un movimiento de cabeza hacia los jóvenes.

-Sí -contestó Rivers, como si le estuviera respondiendo aunque ella lo había afirmado-. No han dicho mucho a la policía, solo que Kendall Latterly era el reclutador que venía todos los años a hablar con los del equipo de natación. O`Connor reprocesó las evidencias de los criminalistas y la doctora Kendra tiene ya una teoría tentativa de la causa de muerte.

Borin dejó de verlo con atención y miró alrededor. Luego, vio a Rivers sólo por un instante y, como no dijo algo, éste entendió que le estaba dando pie a que él hablara. Algo más allá, Omagi intentaba hacer que dejaran de tomar fotografías del otro lado del pasillo, donde Domínguez intentaba lo mismo, y Ríos simplemente miraba a los jóvenes testigos con cierta amabilidad.

-Entonces, ¿cara o cruz? -dijo Rivers, tratando de sacar una moneda de sus bolsillos.

Borin negó, miró hacia atrás y a un lado.

-¡Omagi, vamos! -le dijo sin más. Y entró a la escena del crimen.

Omagi dejó atrás al caos de adolescentes que insistían en tomar capturas y videos de lo que pasaba y, con expresión resignada, sacó de su chaqueta unos guantes y se los puso. Así iniciaba en verdad su trabajo.

Ríos le dio una palmada en el hombro a Omagi mientras éste entraba, y luego se acercó a Rivers.

-Entonces, ¿cuáles son las órdenes de la jefa? -preguntó, con cierto tono jocoso.

-La co-jefa.

-Sí, ajá, lo que tú digas.

Rivers la volvió a ver, entrecerró los ojos. Iba a abrir la boca para discutírselo (de nuevo) cuando mejor la cerró, y vio a unos de sus objetivos.

-Tú ve a por los jóvenes y yo iré por la orientadora, a ver qué me dice de Latterly. Nos toca los testigos…

-Justo lo que nos gusta -dijo Ríos, sonriente.

Rivers asintió, y fue hacia el lado donde además de jóvenes había profesores. Mientras los flashes de las cámaras tomaban sus imágenes, él preguntó por la Orientadora y cuando ella se identificó,  la siguió a su oficina. Por su lado, Ríos consiguió que la pareja de jóvenes que encontraron el cuerpo, la llevaran a un lugar más privado, compungidos de tener que pasar por entre los varios compañeros de colegio.

OoOoO

Y la entrega termina de esta manera. Sé que no salió muy sustancial, pero la siguiente entrega sí lo estará.

¿Algún comentario, teoría, frikidad, crítica, etc? TODO SERÁ EXTRA BIENVENIDO!

cgis, spinoff

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