Oct 09, 2009 09:53
Pues nada post para desahogarme de ciertas cosillas que últimamente me tocan mucho la moral.
Sobre todo sobre cierto tipo de personas, por llamarlas de alguna forma, que se creen el culo del mundo y terminan siendo otra cosa, que mejor no nombrar, porque huele.
Esa gente, que se apoya en tí, cuando le sale de las narices, que solo piensan en llamarte y contarte sus cosas, cuando no tienen otro hombro en el que llorar, las que se pasan por el forro la amistad que tienen contigo, simplemente porque pasan de marcar un número de teléfono, para decirte un "¿qué tal, como estás?", que siempre eres tú la que marcas y estás pendiente.
Que no te cuentan nada de nada de su vida, y se piensan que no eres buena amiga porque no muestras apoyo, claro, ni que fuera Aramis Fuster y supiera las cosas por acción divina.
Ese tipo de gente, que te hacen sentirte culpable por algo que no has hecho.
Esa gente a la que le da lo mismo pisar a los demás, hacer cosas a sus espaldas, para intentar quedar mejor que tú, que no duda en hacerse notar, para dar a entender que es superior, o al menos eso se creen.
De esas personas que tiene más morro que espalda, que no dudan en hacer las cosas a su antojo, sin consultar primero.
Esas personas de que la noche a la mañana cambian una sonrisa por una cara seria, que no tienen tacto al decir las cosas, y que no son transparente en absoluto.
Y luego están esas personas, que no saben disimular que han estado hablando de tí a tus espaldas, que te miran de reojo y con recelo, y que hacen cosas estúpidas, y sobre todo, que te hacen sentir rara, y convertir un momento bonito y alegre en una mierda.
En fin, que está claro, últimamente la rara debo ser yo, porque no entiendo ciertos comportamientos, que para ser sincera, me tienen muy harta.
He llegado a un punto, en el que no estoy dispuesta a dar más de mí, quien me quiera como soy aquí me tiene, quien no, pues carretera y manta, que para sentirme yo mal, por cosas por las que no debo sentirme culpable, mejor no tenerlos cerca.
Como bien dice el sabio David de María "Que yo no quiero problemas, que los problemas amargan".
hasta las narices