Titulo: Memorias de Jersey
Autor: eminahinata
Fandom: Hawaii Five-0
Palabras: 1,214
Pareja: Ilyan Wolfe/Daniel Williams
Advertencia: Slash, Personajes Originales, ligero crossover, un poco AU.
Universo: ----
Dedicatoria: A Yvarlcris, quien ha pedido sobre Danny antes del canon y con mi personaje original: Ilyan Wolfe.
Disclaimer: Hawaii Five-0 y sus personajes no me pertenecen, son propiedad de K/O Paper Products y 101st Street Television en asociación con
CBS Productions. Este fic se hace sin fines de lucrar, ¿vale? Si fueran míos, Danno y Steve estarían juntos desde hace mucho tiempo de forma definida y no sólo por el condenado y maravilloso subtexto. ¿Qué? ¡Se vale soñar!
Resumen: Hay situaciones que marcan una amistad. Y otras que marcan algo más grande. AU.
Notas de Autor: ¡Hola! Bueno, no estoy satisfecha con esta memoria, pero no me podía inspirar de otra forma. No sé, quería algo más dramático y lleno de lágrimas y sangre… pero no salió así. Pero bueno, algo es mejor que nada. Creo. Saben que sus comentarios son siempre bienvenidos y sin más que agregar, ¡a leer!
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Memoria Veintiocho
By: eminahinata
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Daniel Williams, de treinta y un años, vio con conmoción a la que era su esposa en la cama con otro hombre. En la cama que habían estado compartiendo por unos años. Dio un paso atrás, la conmoción, tristeza y posterior ira haciendo estragos su mente. Bajo la vista y dio media vuelta sobre sus pies para caminar directamente hacia la habitación de su hija y encontrarla vacía.
Cierto, pensó con cierto alivió, Grace se encontraba en casa de Ilyan haciendo una pijamada con Naomi. Se quedó quieto frente a la puerta de su hija, conteniendo sus sollozos y pensando frenéticamente que había hecho mal o si esto era una pesadilla o algo por el estilo. No lo quería creer, pero el sonido de su corazón rompiéndose era una indicación que era real. Porque esta era la segunda vez que escuchaba ese sonido y lo hacía débil de las rodillas.
Escuchó como la puerta era cerrada con cierta suavidad y como los murmullos cesaban. Cerró los ojos, tomando aire varias veces, y decidió que era el mejor momento para enfrentar todo y se preguntaba por qué no había golpeado al bastardo en ese momento o por qué aún se encontraba ahí.
Rachel lo esperaba en la sala, con los brazos cruzados, y una expresión fría y cortante.
¿Qué demonios?
−Rachel… −fue interrumpido.
−No -cortó tajante−. No digas nada… simplemente no lo hagas -desvió la vista y luego la posó en él. Lo que vio no le gusto.
Lo enfureció.
−¡¿Qué?! -gritó, dando un paso al frente−. ¿Cómo puedes… verme de esa forma? -preguntó intentado calmarse.
Rachel lo vio con cierta incredulidad.
−¿Cómo qué? -preguntó como escupiendo las palabras.
−¡¿Cómo si yo tuviera la culpa de esto?! -volvió a gritar, haciendo un gesto con las manos entre el espacio vacío que existía entre ellos.
−¡Porque lo es! -gritó Rachel, alzando la barbilla de una forma que esperaba intimidarlo.
No funcionó.
−¿Mi culpa? ¡Eres tú la que estabas en la cama con otra persona! -su voz tambaleó en lo último dicho.
−¡Lo es! -dio un paso adelante−, ¡porque nunca estas en casa y tu estúpido trabajo es más importante y nunca lo somos Grace y yo! -fue el turno de verla con incredulidad.
−¿Qué? ¿Cómo…? -contuvo la respiración−. No… no metas a Grace en esto, Rachel… no lo hagas… Sabes que ustedes y los niños son mi prioridad… −bajó la vista y se armó de valor para poder devolverle la mirada a Rachel−. Y mi trabajo… sabes bien que lo hago para que las calles por donde tú caminas sean más seguras… para que sean más seguras para Grace… −murmuró. Rachel hizo un sonido de burla.
−Por supuesto -dijo con sarcasmo Rachel.
−¡Es así! -gritó, dando media vuelta y pasando sus manos por su rostro, borrando las lágrimas que querían salir.
Necesitaba salir de ese lugar antes de que hiciera algo de lo que se arrepentiría después. Vio sobre su hombro a Rachel, quien le devolvió la mirada con una expresión en blanco y se preguntaba cómo diablos podía tener tanto autocontrol en ese momento.
−¿Qué… −carraspeó, dando de nuevo media vuelta para hacer frente a Rachel, ya que quería estar de frente para cuando la mujer le respondiera lo que le estaba rompiendo el corazón−, por qué, Rachel? ¿Realmente por qué lo hiciste? ¿Qué era lo que no te satisfacía? ¿Qué es lo que querías de mi, Rachel? Pudimos hablar de ello… y… −negó con la cabeza.
Esto no tenía sentido.
Por otro lado, Rachel suspiró y por primera vez su rostro se suavizó, tomando asiento en el sillón a su lado y viendo al suelo.
−Yo… −murmuró Rachel. Él no perdió de vista cada gesto o movimiento que hacia−, yo no quiero tener que esperar despierta a que regreses a casa, sabiendo si vas a regresar a casa o si me llamaran en algún momento diciéndome que has sido herido en alguna escena o si moriste… no quiero el peligro que eso conlleva… no quiero a Grace en peligro por ello… −admitió.
Él respiró hondo, no sabiendo que decir.
−Rachel… −ella negó con la cabeza, viéndolo nuevamente a los ojos.
−No, Daniel… −dijo−, yo sabía en lo que me estaba metiendo… pero no puedo soportarlo más… y aparte… −calló, desviando la vista.
−¿Qué? -susurró él.
−Yo no soy tu prioridad −ella cerró los ojos, impidiendo que buscara sus ojos−. Yo nunca he sido tu prioridad en estos años. Lo han sido otra familia y Grace… yo estoy al final de tus prioridades -frunció el seño.
−Eso no es... eso no es verdad, Rachel -dio un paso adelante−. Tú eres una de mis mayores prioridades… Eres la mujer que amo… −Rachel volteó a verlo.
−No. Yo no soy a la que amas -se puso de pie−, es a Ilyan a quien amas y yo quedo en segundo plano -casi gritó Rachel, lágrimas llenando sus ojos−. ¡Siempre ha sido él! ¿Crees que no lo sé? Todas las personas en este maldito lugar creen que soy una intrusa, que soy la que evita que estén juntos como siempre debió ser… −.
−No, Rachel, estas confundiendo las cosas -interrumpió, no queriendo escuchar el resto de esa oración−. Es cierto que amo a Ilyan, pero la forma en que la que te amo a ti y la que lo amo a él son completamente diferentes. ¡Son dos formas diferentes! Él es mi mejor amigo y tú eres la persona con la que decidí estar el resto de mi vida, con la que envejecería y siempre amaría… −hipó. No sabía que decir.
Rachel volvió a negar con la cabeza, no queriendo escucharlo, dando vuelta sobre sus pies y caminando hasta su habitación por el pasillo, dejándolo en el salón solo.
Él tomó aire y permitió que las lágrimas descendieran por sus mejillas y que el dolor lo consumiera por primera vez con toda su fuerza. Tomó las llaves y con un portazo salió de la casa, decidido a irse a embriagar en algún lugar de mala muerte.
Sólo quería olvidar.
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Eran las tres de la mañana cuando toco con vacilación la puerta de los Wolfe, un poco mareado y preguntándose cómo había llegado hasta allí.
Oh, cierto, el taxi, pensó cuando lo vio sobre su hombro.
Un minuto después la luz del porche se encendió y un Ilyan Wolfe con un pantalón de dormir y una camisa lo recibía, una expresión de desconcierto y sorpresa en su rostro.
−¿Danny? -preguntó. Él frunció el seño, tambaleándose en sus pies.
−El taxi… −vio como el otro asentía y al mismo tiempo hacia que se introdujera en la casa, dejándolo en el salón y tomando de su billetera en la mesa unos dólares para salir con ellos a la calle.
Un minuto después el azabache se encontraba a su lado y cuando sus miradas se encontraron, él torpemente abrazó al más alto y escondió su rostro en el hombro, volviendo a llorar como si de eso dependiera su vida.
Ilyan sólo lo abrazó, permitiéndoselo, y consolándolo hasta que estuviera listo para hablar.
Ahora sólo necesitaba seguridad que sentía la había perdido en el mismo segundo que encontró a la mujer que amaba en la cama con otro.
Y pensar que había planeado algo especial para esa noche con la mujer que ama.