Titulo: Memorias de Jersey
Autor: eminahinata
Fandom: Hawaii Five-0
Palabras: 1,038
Pareja: Ilyan Wolfe/Daniel Williams
Advertencia: Slash, Personajes Originales, ligero crossover, un poco AU.
Universo: ----
Dedicatoria: A Yvarlcris, quien ha pedido sobre Danny antes del canon y con mi personaje original: Ilyan Wolfe.
Disclaimer: Hawaii Five-0 y sus personajes no me pertenecen, son propiedad de K/O Paper Products y 101st Street Television en asociación con
CBS Productions. Este fic se hace sin fines de lucrar, ¿vale? Si fueran míos, Danno y Steve estarían juntos desde hace mucho tiempo de forma definida y no sólo por el condenado y maravilloso subtexto. ¿Qué? ¡Se vale soñar!
Resumen: Hay situaciones que marcan una amistad. Y otras que marcan algo más grande. AU.
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Memoria Dos
By: eminahinata
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Antonieta Williams veía con aburrimiento la escena que se presentaba frente a ella.
Hoy era el primer día de clases de Danny en primaria, y tanto ella como su pequeño hijo de seis años, se encontraban emocionados por diferentes razones. Pero al parecer el único desdichado ahí era su esposo, quien no soltaba al pequeño rubio y lloraba como si la vida se le fuera.
Pero, pensándolo bien, para Connor era así. Su pequeño niño entraba a primaria a recibir nuevo conocimiento y cuando lo sintiera estaría saliendo de la universidad. Ese pensamiento lo puso más triste y por tal razón abrazo más al pequeño rubio, quien se quejo por la fuerza del abrazo.
−Papá -hizo un puchero Daniel−. ¡No puedo respirar! -intento salir de la prisión de los brazos de su progenitor.
Matty desde la sala, en donde jugaba con un pequeño carrito, veía todo con curiosidad, su infantil mente sin enterase de nada.
−¡Connor! El bus pasara en cualquier momento, ¡ya suéltalo! -regaño la pelirroja.
−¡Nooooo! -lloriqueo.
−¡Tienes veinticinco años Connor, compórtate! -exigió y se al final logro alejar al niño de su marido. Danny parpadeo cuando hubo sido depositado en el suelo y unos segundos más tarde sintió como su hermanito de un año lo abrazaba de la pierna, por lo que él bajo la vista y le sonrió a su hermanito, olvidando la pelea de sus padres.
−¡¿Y qué tal si le pasa algo, eh?! ¡No estaré allí para protegerlo! -piso el suelo y Antonieta rodo los ojos.
−Yaaa, ¿Qué le va pasar? No te preocupes, Ilyan y Danny están en la misma clase. Todo estará bien -se acerco a su esposo y tomo su rostro entre sus manos−. Deja de preocuparte tanto, Connor. No queremos que nuestro hijo se sienta mal, ¿verdad? -el castaño volteo hacia sus dos hijos y vio con adoración como Danny cargaba al bebé y lo arrullaba. Suspiro, como crecían de rápido.
−Sí, sí. Está bien -le sonrió tímidamente a su esposa y ella lo beso en respuesta.
−¡El bus esta aquí! -salto el pequeño rubio, corriendo rápidamente hacia la cocina donde estaba su mochila y corriendo de regreso a la puerta de entrada. Antonieta rio, levantando al pequeño Matthew que protestaba por la falta de su hermano y caminando hasta la puerta, seguido de su esposo que no dejaba de hacer berrinche.
Ambos padres vieron como su pequeño subía al bus amarillo y en el interior tomaba asiento al lado de Ilyan, que rápidamente tomo la mochila y le beso la mejilla. Se despidieron y Connor vio con nostalgia como el bus daba vuelta en la esquina. ¡Su niño estaba tan grande!
−Ya, ya. Es hora de ir al trabajo, Gran Papá -alentó Antonieta−. Hay vidas que salvar e incendios que detener -beso su mejilla y él sonrió, besándola a ella y depositando un beso en la cabecita de su hijo. Como deseaba que no creciera.
-o-
Danny veía con gran curiosidad como la Sra. Smith, la amiga de su mamá, les presentaba la información de la escuela y les daba la bienvenida a esa nueva etapa de la vida. En realidad, no estaba tan emocionado por estar ahí (claro, estaba emocionado por ser un niño grande y estar ahí), pero le reconfortaba saber que tras él se encontraba sentado su mejor amigo.
Pronto la campana del receso se hizo escuchar y el pequeño grupo de niños corrió al exterior, ansiosos por jugar bajo el sol. Ilyan salto de su asiento y tomando la mano de Danny, ambos salieron del salón bajo la atenta mirada de la profesora.
Y ahí, viendo a niños y niñas de diferentes edades ulular por la pequeña extensión, hizo que el pequeño rubio se tensara e inevitablemente se refugiara en su amigo. Ilyan rio suavemente y alentando a su amigo, caminaron hasta poder sentarse bajo un árbol, cerca del área del campo donde unos niños jugaban con una pelota.
−¿Dan-Dan? -llamo el pequeño azabache a su amigo, quien aparto la mirada del juego y centro sus lindos ojos azules en él. Eso lo hizo sonreír.
−¿Si? -murmuro.
−¿Qué quieres hacer? −.
−Bueno, yo… ¡cuidado! -pero tarde fue la advertencia cuando una pelota golpeo contra la cabeza de su amigo, haciendo que casi se diera de cara contra el suelo−. ¿Ilyan? -pregunto cuando esté se hubo enderezado y sobaba la parte afectada con una de sus manitas.
−Auch, ¡eso ha dolido! -exclamo con molestia el pequeño azabache.
−Lo siento -se escucho a un lado de ellos, por lo que voltearon a ver a otro niño azabache que los veía con una sonrisa apenada−. No era mi intención lastimarte -se removió en sus pie, la pelota en sus brazos moviéndose a su ritmo.
−Uhm, está bien -frunció ligeramente el seño. Danny le sonrió a ambos niños.
−Hola, soy Daniel y él es Ilyan -se coloco en pie. El otro niño ensancho su sonrisa.
−Soy Kevin -dijo y luego los vio con timidez, antes de ver sobre su hombro a sus compañeros de juego que lo veían con curiosidad−. Eh, nos hace falta dos jugadores… ¿les gustaría jugar con nosotros? -les sonrió. Danny e Ilyan se vieron por un momento, antes de sonreír y asentir.
−¡Claro! -dijo Danny y pronto se encontraron siendo introducidos en el pequeño grupo.
Desde la pequeña ventana del salón, Stephanie Smith veía todo ello con una sonrisa, antes de suspirar y devolver la llamada a cierto padre sobreprotector que no dejaba de llamarla a cada hora.
-o-
En la estación de bomberos Alan Ross no dejaba de reír al ver como su amigo colgaba el teléfono y suspiraba. Pobre hombre. Y sólo era el primer día del pequeño Daniel en la primaria.
−Hombre, tú estás mal -le dio una palmada en la espalda cuando ambos se dirigían al área de archivo.
−Sólo cállate, Ross. Sólo cállate -piso y dejo riendo a su amigo, que poco después fue abordado por el jefe de la estación.
−¿Y ahora qué? -pidió el hombre más grande a su subordinado. Ross sonrió.
−Primer día de escuela de Danny -respondió.
−Oh -asintió el Sr. Peterson−. Y sólo es el primer día -negó con la cabeza antes de regresar a su oficina.
Oh, sí, sólo el primer día.