A veces para sentirte libre solo tienes que correr desnudo de noche por una playa desierta de 200 kms en la costa atlántica francesa, y zambullirte de cabeza entre las olas.
Puede que olvidemos todo lo que nos pasó en ese viaje, pero esta es una de esas cosas que recordarás toda la vida.
De esos momentos de los que es imposible contarlo con palabras, hay que vivirlos.