Título: ZetzuAi
Serie: Super Junior
Parejas: Siwon x Hangeng
Capítulos: 2
Género: Angust, Romance
Resumen: Hay muchos tipos de amor, existen aquellos que a pesar de la agonía que te significa el amar continuas haciéndolo, encadenado irremediablemente. Tus alegrías y tus penas: el amar-lo; y aquel que tu corazón cautivó, engrilla tu corazón al suyo: Desesperado ante la idea de perderte. Hay amores como este, amor malsano, un círculo de perdición y agonías que no es perdición ni agonía con tal de estar a su lado.
Primer Capítulo: Amor Desesperado
“Basta” Su rostro lo único que te demuestra, es cansancio. Sí, se ha cansado de ti. Tú lo haz cansado con la manera desesperada de amarlo. Pero aun así, te empeñas a amarrarlo a ti; el es un prisionero, no tiene opción a soltarse de los grilletes que impusiste.
“Sólo… un momento más” El cuerpo sudoroso suyo, apegado al tuyo es lo único que te importa. Sabes que le haces daño, pero tu mente reniega lo que es evidente. Ya no es felicidad lo que le entregas. Era felicidad cuando el tenía libertad.
“Por Favor” ¿Cuántas veces te ha pedido lo mismo? Tantas como las veces en las que tú lo haz vuelto a encarcelar.
Lo tuyo es amor, ya lo veo yo.
Pero estás tan, tan asustado. Temes que en el momento en que él voltee hacía otro lado, encuentre ahí, en donde mire un amor más sano del que le entregas tú.
Y lo aferras, tú, quién siempre fue el más débil, ahora por el, te haz vuelto fuerte como el hierro. Pero inestable como un volcán en erupción.
En la última fase de la relación, con lo único que te sientes dueño de su corazón es marcándolo una y otra vez, adueñándote de su cuerpo. Eres como un animal. No encuentras otra manera más sana de sentirte seguro.
Sus jadeos entrecortados clamando tu nombre incuba en tu mente lo que sientes que falta: que el también te ama.
Pero su amor es distinto al tuyo. ¿Cómo es que dices, qué morirías por el? Vil mentira. Lo que tú sientes, ahí en el pecho cada vez que lo sientes lejano, inalcanzable. Es la sensación de sentirte morir. Así que lo que tú aseguras con tanta vehemencia no es cierto. Tu mueres si el no está. Esa es la verdad.
‘Quédate conmigo, no me dejes, mírame sólo a mi’
Gritas una y otra vez, apretando los puños cada vez que sientes que se te aleja. El está cansado y tú no terminas de comprenderlo. Lo crees egoísta, pero el egoísta eres tú.
Y lo maldices cuando el te dice que te deja. Le dices que lo odias, que te arrepientes de haberlo amado, que el nunca te mereció, y en cuanto su rostro muestra el afligimiento de su alma ante tus palabras… pides perdón. Y nuevamente viene lo mismo.
“Quédate conmigo, no me dejes” Y tu mente reproduce el resto ‘Mírame sólo a mi’
Secas sus lágrimas una vez más. Y el vuelve a dejarse engrillar. El sí comprende de lo que eres capaz sin tenerlo a tu lado. Te ama tanto, tanto, que no le importa mantenerse prisionero de tu amor.
‘No me importa la vida, si no te tengo a ti’
Hangeng lo sabe, tu mismo se lo dijiste aquella vez en la que pelearon fuertemente (nuevamente, un círculo vicioso: culpa de tu Desesperado Amar) y el, cansado ya de que el amor de ambos sólo fuera un flujo de lágrimas te dejó. ¿Lo recuerdas no? Como te destrozó la nota que dejó el en su retirada. Y lo seguiste.
Desesperado, Impaciente.
Golpeando la puerta del Hotel donde Hangeng se hospedaba, gritando una y otra vez que si no volvía a tu lado, tú morirías.
Engrillados el uno con el otro es la única manera que han logrado subsistir.
Por más que intentes dejarlo ir, no puedes. Agazapado en un rincón de tu habitación, tu ser completo comienza a clamar por su aroma, su calidez. Extrañas su sonrisa (ya esfumada; tu culpa), que pronuncie tu nombre. Extrañas todo de el y con el rostro empañado en lágrimas, afligido en angustia, pides que vuelva.
Lo tuyo es amor, ya lo veo yo. Impaciente, Desesperado, Temeroso, Angustioso. Ese tipo de amor.
~*~
Segundo Capítulo: Amor Prisionero
¿Cuántas veces… haz llorado? Demasiadas.
Cada paso que avanzas deja como estela un flujo interminable de lágrimas. Pero te mantienes de pie. Porque sientes que la meta al final de aquel camino de espinas por el que avanzas, merece todas tus lágrimas, toda tu vida.
Porque es lo único que te queda y te aferras a ello.
“Abrázame, aráñame hasta que me desangres”
Mientras que avanzas, dejas que el abrazo de las espinas te aprese sin consideración. Olvidas todo, tu pasado, tu presente, tu futuro. Sólo se extiende frente a ti por lo que te mantienes en pie. Su amor.
Ese que es veneno para tu vida, ese amor que la va consumiendo y extinguiendo. No importa.
Nada importa mientras que continúes sintiendo la calidez, la desesperación de su abrazo, sus manos temblorosas ante la idea de perderte recorriendo trémulamente tu piel. Le dices ‘Basta’ sin saber el motivo aparente de tu petición; quizás lo que habla no seas tu. No lo sabes. Tampoco importa.
Estás ciego.
¿Cuándo más puedes avanzar, en un camino lleno de espinas?
Sigues obstinado en tu prisión como mendigo sin techo. Es incomprensible.
Y sin embargo, por alguna razón, cuando piensas en él y en su prisión tus ojos se llenan de lágrimas. Nuevamente es él mismo quien se encarga de secarlas mientras te susurra con el rostro impregnado de angustia y afligimiento que no lo dejes.
“¿Por qué, te amo tanto?”
Te hace daño, una mínima parte de tu cerebro se da cuenta de ello. Todo el resto grita y clama por su nombre, por su amor. Y tu haces caso. Seguir la mayoría, ¿no?.
Todo lo que haces, todo lo que eres es por el. Tu veneno y tu medicina, él.
Le perteneces como no le haz pertenecido a nadie en tu vida.
“Abrázame, asfíxiame hasta que ya no pueda seguir viendo”
¿Cuándo es que el amor, se convirtió en infelicidad? Es lo que te preguntas cada vez que sientes que no puedes más. Pero aun así continúas a su lado; ciego a cualquier otra nueva oportunidad de amar. Cuando se te dio la rechazaste y destrozaste el corazón de quién ‘te’ amaba. Nuevamente quedando sólo él, él, con su amar desesperado, él, con su celda sin salida, él, él, él. Sólo él.
Ya no te queda nada más.
Sólo se expande ante ti el avance entre espinas (tal como en el inicio). El abrazo de la enredadera de su amor. El grillete en tu corazón, unido al otro corazón (sin remedio).
“Abrázame hasta el fin de los días, en dónde sólo quedes tú”
¿Cuándo es que amar, se ha convertido en tu prisión? No lo sabes. No importa.
Fin.